sábado, 29 de abril de 2023

En casa cocina el Sol


 El arribo

Hace unos años tuve la intuición y la lucidez para hacer esta inversión y adquirir un modesto pero noble artefacto: una cocina solar. Pero mejor aún fue que también tuve la suerte y el honor de que la creadora de dicho dispositivo (colega de profesión) pudiera, en ese momento, agregar un desvío en su largo viaje y pasar por mi terruño, trayéndola consigo. La armamos juntas, enhebramos los hilos invisibles. Lo recuerdo como un encuentro muy nutritivo, el ir adentrándome en el universo de esta tecnología, en este extraño nuevo ser que comenzaba a formar parte de mi familia de utensilios y quehacer cotidiano, como ya lo eran el ciclo de la huerta, del compost, de filtrar el agua, de sanar en entretiempos con yuyitos y hacer mis propias toallitas reutilizables, pequeñas acciones que hacían que recordara todo el tiempo mi austero e infinito lugar en el aquí y ahora.

Tomarle la mano.

Este disco cóncavo y brillante, que fue diseñado para estar siempre mirando al sol, nutre, aporta, hace de puente, trayendo toda la energía pura desde el centro del sistema solar hacia el interior de nuestro propio organismo. El súmmum en el Ayurveda. Como en todo, los errores, la paciencia y la voluntad son los encargados de aprender a tomarle el tiempo. Con este tipo de aparatos una va ampliando el horizonte. Cocinar es estar al aire libre, disfrutando tanto del afuera como del adentro, los tiempos cambian y la atención también, conectando con el tiempo real de lo que va aconteciendo y nada más, ritmo y proceso.Ella siempre estará ahí y cada vez que haya sol y tengas ganas de estar al aire libre, podrás preparar tus alimentos y, tan sencillo y necesario como eso,  sentir que tus pies están sobre la tierra y que son parte de una ecuación maravillosa.

La llegada del amor.

Hace relativamente poco tiempo (y gracias a que los arboles están más grandes), la cantidad y variedad de aves que me visitan se ha ido incrementando. Hay uno en particular, un pájaro carpintero, con nuca roja y plumaje amarillento con lunares negros, que se ha enamorado de la cocina. Viene cada semana y cuando ella se apaga, él llega y hace notar su presencia con aleteos y cantos diversos. Es un pájaro de mayor tamaño que el resto. Cuando aterriza, yo me quedo cerca y lo observo. Una fiesta. Al principio miraba al extraño aparato desde diferentes lugares, luego se fue animando y acercando y ahora le cuesta mucho irse. Supongo que ve su propia imagen multiplicada, quien sabe en qué cantidad de veces, sobre esa cúpula fractal y espejada. Lo imagino pura fascinación y magia.


Texto y foto (inéditos): Carolina Heinrich*

*Diseñadora industrial

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos