lunes, 3 de agosto de 2020

Si yo fuera...



                                                                  Tú, que te imaginas tan bien tantas cosas,
                                                                  ¿qué esperas para imaginarte que eres feliz?

                                                                     André Malraux (La condición humana)

  

Dramatis Personae
DOBLE A                  Mujer (40 años)
CISNE (OFF)            Voz en off

Mapa sonoro
Las pausas tienen una duración de tres segundos, los silencios no menos de seis.
El signo de barra (/) indica que la frase está interrumpida o solapada por la posterior.
Las comillas españolas («») indican cita textual.

DOBLE A en un espacio vacío, iluminado tan solo por una luz.

DOBLE A
Escucho el traquetear del último tren de la línea 1 de metro. Está cruzando en este mismo instante bajo mi edificio. ¡Increíble como resuena hasta el tercer piso en el silencio de esta noche…! Ahora ese temblor es mitigado por uno, dos, tres… decenas de envases de vidrio que alguien lanza dentro del contenedor vacío de la esquina. Silencio. Silencio otra vez… Un mar sin sonidos lo inunda todo de nuevo. ¡Eh…! Bajo mi balcón, una ráfaga al móvil en un idioma desconocido cruza rápidamente como un aliento de vida. Quisiera seguir escuchando esa voz que se aleja... Recuerdo voces: cálidas, cercanas, susurradas al oído con un leve soplido al acompañar cada vocal, cada consonante, cada sílaba convertida en palabra, frase o lengua de afecto. Ojalá pudiera cambiarlas por las otras, por las que me atraviesan a diario en la marea de conexiones online, con ese pitido a una frecuencia que parece que solo los niños y yo podemos escuchar: PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII. Mi edad auditiva no se corresponde con la del pasaporte. (Ríe.) Esto debería tener su gracia.
Por el resquicio de la contraventana del balcón entra algo de luz que ilumina el borde de mi edredón en la cama. Acurrucada en él, veo a contraluz las imágenes de este día que termina, configurándose en viñetas de tira de cómic: una mañana más apagando el despertador; abriendo las contraventanas para cerciorarme del cielo gris que presagia un No-Sol; el primer paseo del día hasta la cocina para hacer café; la entrada en la ducha con la ilusión de arrastrar los malos sueños hacia el desagüe; secando el cuerpo anestesiado de caricias y besos para volverlo a vestir, no vaya a ser que sea mirado por los pomos de las puertas; por los enchufes de las paredes; por los tiradores de las cortinas; por las bombillas que cuelgan del techo; por los ojos de las fotos que se sublevan dentro de los marcos, en una casa donde el silencio pesa toneladas de aire.
Pienso en una frase: “enterrada en vida”; la palabra “emparedada” también flota delante de mis ojos escrita en Times New Roman, tamaño 69 y me doy cuenta que siempre lo he pronunciado como “Times New Romance”. (Ríe.) Por un momento soy consciente de la lucha de mi psique con su parte cognitiva, afectiva y volitiva mientras las imágenes del sueño de la noche anterior se están reproduciendo en el borde del edredón: es de día, me asomo al balcón, miro mi calle larga que conecta dos plazas, y en lugar de asfalto hay una piscina olímpica y un tipo con mascarilla nada a crol de izquierda a derecha. «¡Claro!», me digo. «Debe ser porque es la época en la que abren las piscinas municipales», y pienso «¿Me dejaran echar unos largos?». Me sonrío ante mi disparate que suena a bala perdida. Las viñetas del día vuelven a rearmarse con diferentes montajes: compro-cocino; cocino-friego; llamo por Skype-me llaman por WhatsApp; escucho los informativos en la radio; la App del banco me avisa de mi cuenta-menguante; borro sin abrir la descomunal cantidad de vídeos “fakes” que me envía la rama “facha” de mi familia…
En este momento, una luz potente está entrando por mi balcón. ¿Serán los vecinos de enfrente? ¡Qué digo! Son pisos nuevos, no llegaron a mudarse por el estado de alarma. Me levanto, abro del todo las hojas de la ventana y un ser luminoso está posado en la barandilla. Parece un… ¿cisne? ¡Es un cisne! El extrañamiento me acaba de dejar petrificada.

CISNE (OFF)
Si quieres ver más allá, algo podré hacer por ti.

DOBLE A
Me dice mientras camina por la barandilla de mi balcón, de derecha a izquierda, pavoneándose.
CISNE (OFF) 
Si yo fuese fuego, incendiaría el mundo 
si fuese viento, lo azotaría
si fuese agua, lo anegaría
si fuese Dios, lo hundiría.**
DOBLE A
Él se lanza conjeturar en condicional.

CISNE (OFF)
Si yo fuera el Papa, me burlaría
porque embriagaría a todos los cristianos
si fuera emperador, ¿sabes qué haría?
los decapitaría a todos.
DOBLE A
Muchos animales han entrado en desbandada por la ciudad desierta. Por un segundo me pregunto si será un cisne replicador que recurre a los clásicos.

CISNE (OFF)

Si yo fuera muerte, llegaría hasta mi padre
si fuera vida, me fugaría de él
de la misma manera haría con mi madre
Si fuera ciego, como soy y fui 
tomaría a las mujeres jóvenes y hermosas
y las viejas y fieras se las dejaría a lo demás.
 DOBLE A
No puedo evitar el desencanto ante la última estrofa. El cisne me pregunta si voy a/
 CISNE (OFF)
¿Vas a hacer como siempre?
 DOBLE A 
Siento la rabia subir por mi garganta y le contesto: «Quizá antes hubiese bajado la mirada, apretado las mandíbulas y una dulce sonrisa me habría sacado de cualquier situación. Ahora no. Desde este encierro todos los días me entreno para no dejarme guardada ni la más mínima desazón. Por lo que veo, las aves acuáticas también transitáis por la sutileza machista. ¿Vas a pasar por alto tu presentación?».
 CISNE (OFF)
Discúlpame Doble A, soy el Cambio.

DOBLE A
La rabia se convierte en seísmo y se instala en mi boca: «Ni te imaginas cuantos antes que tú me dijeron lo mismo». Me pregunto cómo sabe mi nombre y de repente, tengo unas inmensas ganas de meter la mano en una de las macetas que cuelgan de los barrotes del balcón… Lo hago. Cojo un puñado de tierra. Me lo llevo a la boca, mastico… mastico sintiendo diferentes texturas en mi lengua, en mi paladar y escucho como suena el roce de la arenilla entre mis dientes. Por un segundo viajo a la infancia, a mis siete años y mientras levanto la cara del suelo del parque, siento la arena en las heridas de la mejilla y el labio, todavía conservo una marca. (Se mira los brazos, se palpa el cuello, el pecho.) Y ahora, en este momento, juraría que diminutas hierbas aterciopelan mi cuerpo. Pienso en la metamorfosis al “tomar tierra” desde un balcón —es lo único que nos dejan— y siento las palabras amontonarse en la punta de mi lengua. Me salen sin pensar, a borbotones, con la violencia de un ataque de tos o la sangre al sacar un cuchillo de la herida.

 Si yo fuera polvo, cegaría a los nietos
de los “benitos” apolillados
si fuera roca, lapidaría sus lenguas bífidas
si fuera arena, viajaría como raya de coca
a sus cerebros disecados.

Si yo fuera piedra, llenaría sus estómagos
después de la confesión de sus pecados
si fuera grava, petrificaría sus oídos sectarios
si fuera barro, los convertiría en estatuas
por no mirar de frente sino de soslayo.

Porque eso es lo que tendremos que hacer
a partir de ahora
no perder de vista el camino hacia el horizonte incierto
en esta cultura líquida, a la que tratan de puta barata
 y exigen hacerlo gratis y sin condón.

Pausa.

DOBLE A
Cisne me está mirando en silencio... Yo con chulería de póker le insinúo: «Si fueras el Cambio te arriesgarías a comer de la palma de mi mano». Me mira. Le miro. Le ofrezco un puñado de tierra. Siento su pico húmedo y suave, parece que estuviese escribiéndome algún mensaje cifrado. De hecho, cuando termina me acerco la mano a los ojos, bien cerca, para confirmar que (mira en su mano) ha sido pura ilusión. Cisne traga y me murmura al oído. «Me estremece pensar que sigas escribiendo». (Pausa.) A mí también me estremece pensarlo.

CISNE (OFF)
Difícil cuando no se puede tomar distancia para ver los hechos, cuando el ahora es más presente que nunca, el pasado fue en otra vida y el futuro es un salto kamikaze, donde el requisito para salir a flote sería tocar el fondo de las Marianas.

DOBLE A
Me sobrecogen sus palabras.

CISNE (OFF)
También me perturbó el otro día tu riesgo, al quedar con aquel extraño en el pasillo de los congelados del supermercado.

DOBLE A
Al escuchar esto… no sé qué decir. (Pausa.) Cisne, con los ojos llenos de lágrimas, esconde el pico bajo su ala unos segundos hasta que estira de nuevo su cuello enarcado, y se atreve a preguntar: «¿Fue la necesidad del calor de un cuerpo ajeno…?».

CISNE (OFF)
¿O la inmunidad tan ansiada después de tantos rebrotes?

DOBLE A
Un cuerpo. El cuerpo del otro.

CISNE (OFF)
La pulsión era evidente.

DOBLE A
Si el deseo es reciproco, la mirada del otro cuerpo sobre el mío, me hace existir, darle valor a mi masa, a mi volumen, a mi densidad, a veces incluso hasta mi alma. Le contesto que tan solo nos hablamos en la distancia. «Hacía frío en aquel pasillo», le digo.

CISNE (OFF)
No pude evitar seguiros hasta el portal. Me sorprendió tu riesgo al romper las recomendaciones/

DOBLE A
Restricciones, le rebato.

CISNE (OFF)
Recuerda que no se pueden mantener relaciones/

DOBLE A
Siempre hay algún tipo de relación que no se puede mantener. (Ríe.)

 CISNE (OFF)
A menos que existiese la pareja antes del confinamiento.

DOBLE A
Intento ironizar diciendo que la cárcel sería otro tipo de experiencia vacacional a probar en estos tiempos distópicos.

CISNE (OFF)
Hay que notificar las relaciones a las autoridades, para que lleven un registro.

Pausa.

DOBLE A
La Inquisición vuelve disfrazada en la prensa, en los telediarios, en las redes… Me asalta en mi cabeza la imagen de los triángulos invertidos, del amarillo al negro, y pienso en los campos de concentración del pasado, y en los códigos QR del presente, expediente médico tatuado por infrarrojos en la frente.

CISNE (OFF)
Debo asumir que desde la leyenda de Leda han cambiado mucho las relaciones y algo se ha movido en lo más profundo de mi ser. Si yo fuera…

DOBLE A
Si yo fuera la que fui, viviría en una ceguera iluminada por neones fríos. Si yo fuera la que quiero ser… florecería todas las noches. En este tiempo, más que nunca, hay que imaginar para sobrevivir. Siento cómo cien mil ojos se posan sobre nosotros y le escucho susurrar…

CISNE (OFF)
Creo que no estamos solos.

DOBLE A
Miro a Cisne con dulzura, lo tomo entre mis brazos y lo invito a pasar a la habitación, mientras rozo su pico con mis labios en flor.

Oscuro.

                                            
                                                                           Desde Madrid:  Laura Aparicio *

*    Dramaturga, guionista y actriz de cine y teatro / Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

**  Del cancionero de Cecco Angioleri

     Políptico urbano x 9, acrílicos sobre madera: Nicolás García Sáez