lunes, 4 de noviembre de 2024

Tánatos sonriente


                                                     

Pasar noche de muertos en México es emocionante y conmovedor. Cada lugar, con su forma de recordar a sus difuntos: altares, ofrendas, rituales, me hacen pensar en mi propia muerte, nada raro, ya que pienso en esto desde que tengo 14 años.

En Michoacán, durante la noche intensa de Morelia, llena de sorpresas, mientras bebemos mezcales con familia y amistades, recuerdo los días largos y cálidos de esos fines de semana que se planeaban en el club de los egresados del colegio, al pie de la cordillera, en el Arrayan.

En esa época, yo pensaba y organizaba mi muerte, miraba el paisaje y determinaba que, cuando muriese, mis cenizas serían esparcidas ahí, en esos cerros, antesala a la majestuosidad de la cordillera de los Andes. Ni remotamente estaba en el imaginario que años más tarde nos vendríamos a vivir a Buenos Aires. En uno de mis tantos viajes a Chile, llevé a mis hijos a un recorrido de mi pasado: acá viví, acá estudié, acá quiero que tiren mis cenizas el día que muera. El más chico, que miraba azorado, en un acto de sinceridad, típico de los niños, me dijo: mamá, nosotros en Argentina también tenemos cerros. Su comentario me hizo recapacitar y, desde ese entonces, si bien fui cambiando de idea, creo que ya puedo afirmar cual es mi decisión final, al menos eso creo.

La idea de mi despedida de este mundo, sin tenerla organizada, me ha acompañado siempre. He hecho listas en épocas analógicas que compartía con mi amiga Moni: si me muero tienes que llamar a estas personas y decirles esto. Cada tanto la lista se modificaba, algunos nombres salían y entraban nuevos. Pero como la vida hace lo que quiere y sin respetar órdenes, ella se fue antes, llevándose, entre otras tantas cosas, mi lista de nombres e intenciones.

Las cosas con el tiempo cambiaron, ahora estamos a un emoji de poder manifestar nuestros sentimientos con aquellos que queremos. Sigo haciendo listas, ordenando las cosas para que mi muerte no los tome distraídos y alborotados, las hago mientras veo que los más queridos se van antes que yo.

 

Desde Michoacán, México:

Texto y fotos (inéditos): María Paz German

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos