sábado, 30 de mayo de 2020

Oliverio, la primera y única editorial en el mundo que se inaugura durante la pandemia


No fue adrede. Tampoco es un dato ciento por ciento seguro, pero todo parece indicar que la Editorial Oliverio es la primera y única en el mundo que abrió durante estos tiempos del Covid 19. Consultas por aquí, por allí, se googlea para ver si es tan así...y así parece ser, es la primera, es la única. No estamos sol@s, nos acompaña un montón de gente: lectores, prologuistas, autores,  diseñador@s, ilustrador@s, amig@s, familias, curiosos...mientras tanto nos dedicamos humilde y perseverantemente a la faena, amén del jaleo inevitable, que siempre presenta nuevos horizontes y la invitación ininterrumpida hacia nuevas voces que, junto a algunas consagradas y otras muy destacadas, contribuyen a resaltar un cielo infinito, plural, global, independiente. Gracias otra vez


En breve nuevas vías de difusión

Escriben y publican en Oliverio: 

Olga Barzola, Cecilia Galeano, Nicolás García Sáez, Laura Balaguer, Paola Arbiser, Alfredo Saavedra, Fabián Reato, Amalia Sato, Keila Vall de la Ville, Leticia López Margalli, Rebeca Tabales, Mariela Cordero, Miguel Ángel Solá, Silvia Chaher, Laura Aparicio, Aline Meyer, Guadalupe Yepes, Lía Ferenese, Irupé Roch, Belén Calapeña, Eugenia Alfano, Isabel Steinberg, María Verónica Ramírez, Eulalia Cornejo. 

viernes, 22 de mayo de 2020

¨Realidad¨, ¨sentido común¨ y Solidaridad



La Ética de la Solidaridad se nos impone más que nunca ¿Acaso uno puede prepararse para lo imprevisible?

La vida sigue siendo movimiento y permite ir interpelando la sobredosis de información, ejercitando la resistencia para que nos mantenga despiertos, encontrando diferencias o reformulaciones de argumentos que puedan articularse también en el disenso para que provoquen, al fin y al cabo, consecuencias que despierten otros puntos de vista que pueden ser superadores, o al menos otra opción a los discursos ¨seductores¨ y reiterativos que adormecen pasivamente al pensamiento y nos arrojan a la intemperie.

 Leo  una nota en uno de los diarios más conocidos  acerca de los supercontagiadores.  “Intriga el rol que juegan en la pandemia”, dice. Si bien no es fácil identificarlos, son personas, casos extraños, difíciles de cuantificar y, aún sin estudios científicos certeros que los avalen, transmiten virus más que otras enfermedades infecciosas. “Existen”, comenta la nota. Entonces es posible que cualquiera de nosotros, sin saberlo, pueda ser un supercontagiador.

En este momento ese dato funciona perfecto para que no nos olvidemos que somos como espejos de desconfianza en relación con el otro. Otra nota, en el mismo diario, comenta acerca de la Solidaridad que en este contexto de…pandemia se ha generado entre países muy poco amigos como, por ejemplo, China y Japón, más otros tantos  y en Medio Oriente.

Trato de entender cómo interactúan, desde los hechos que nos muestra “la realidad”, los valores de la Solidaridad y la Libertad. Despabilar el pensamiento frente a un mundo tan complicado y desigual. Trato de encontrar algún fundamento que me  permita una mayor claridad en este juego de comprensión dialéctica. Hallar vehemente un sentido, a esas contradicciones que pasan o se dejan pasar y que van configurando el “sentido común” de las cosas. el ¨sentido común¨, al que pocas veces (al menos en contextos muy básicos) se lo pone en duda. Ese ¨sentido común¨ hoy nos mantiene aislados, salteando cualquier verificación (antípoda del pensamiento crítico) y, que curioso, aunque no tanto, es compartido por una mayoría que de a poco se va desinflando. Se nos dice que nos sirve para manejarnos en la vida práctica de forma “sensata y razonable”. Digamos que el ¨sentido común¨ es pasivo ya que nos permite ahorrar nuestra capacidad de pensar libremente.

Nada más moldeable, y de forma tan expeditiva, que enaltecer el ¨sentido común¨ en circunstancia de vulnerabilidad social. El discurso Omnipresente de ¨expertos¨ determina nuestro modo de interactuar, un ¨saber¨ que nos ¨cuida¨ y nos impone una ¨verdad¨ acerca de lo que nos daña y, aún más, acerca de cómo exponemos y dañamos al otro. No alcanzamos a dimensionar cuando de vida o  de muerte se trata, no lo sabemos, será verificable a posteriori, aunque sea a medias...forzamiento que nos uniforma moralmente en la prisa de actuar en forma obediente y responsable, a permanecer en la pasividad del, en fin, ¨sentido común¨. No hay decreto de exención para la duda.

Llegado a este punto se me ocurre el concepto de  Hospitalidad que surge en el pensamiento de  Jacques Derrida.  La Hospitalidad que surge como una figura incondicional, donde cierta armonía pueda insistir y, haciendo algún ruido, nos lleve a realizar diferentes lecturas, como en  capas y más capas del lenguaje, de lo que nos llega como única y temerosa  realidad. Incomoda advertir como el texto va guardando algo de ausencia, la falta siempre de un fundamento último. Así, la claridad a la que quiero llegar requiere siempre un forzamiento para que cierre, sacar ese resto. Resto que irrumpe, posibilidad de hacerle lugar en lo que interroga, quizás como  una forma de Justicia, recuperando las diferencias en lo que no se puede anticipar o calcular.
    
Hay oportunidades que están allí, al filo de las limitaciones que se imponen, desde ese afuera que dice que “nos cuida” y  también desde nuestros prejuicios estructurales. Se me ocurre que justo allí surge la posibilidad de crear  algo nuevo, pues de Crear se trata. Utopía y Horizonte para batallar como equilibristas, muchas veces, en  la inercia de lo que se nos impone como única realidad.

 Un Gran Desafío  que ya lo encontramos en la Literatura (bálsamo para estos tiempos) y su exquisita mixtura de ficción y realidad

                                                                                                         Silvia Chaher

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Ilustración: Natalia Rodriguez (desde Montevideo, Uruguay)

jueves, 21 de mayo de 2020

Del agua al cuerpo



Escribí, escribí, escribí...no se escribe con los oídos llenos de ruido, del ruido que hace la interferencia entre dos campos. Las palabras que salen del ruido son como canastos, de esos insectos que mudan, y a poco quedan huecas...ni para masticar. Escribir es más como agua, fluye, siempre está viva, siempre ahí para ser bebida, no caduca. ¿Qué se puede decir que no sea caduco de antemano, de una farsa tal, con tal grado de artificio, de control? Nada que fluya ahí...nada fluido. O si. Que me encuentro con mi cuerpo y lo reafirmo como mi templo, mi territorio inexpugnable, que mi ser mamífero, antes que cualquier otra intelectualización, mi ser hecho para la plenitud de la vida, rebosa. Y que a toda la parafernalia de control y a los paraísos artificiales que se quieran imponer como ¨el orden mundial¨ hay una sola forma de darle combate: volver los pies al suelo, el alma al cuerpo y el cuerpo al abrazo. Dimensión humana. Todo lo demás: fuck off

                                                                                                      * Lía Ferenese

* Intérprete y referente de la música experimental y contemporánea en Argentina y en México. Actriz, dramaturga, directora de teatro, licenciada en filosofía, docente, artista plástica y coordinadora del grupo de meditación ¨Mantrando¨.

Especial para Los Verdes Paralelos y los Verdes Platónicos

Ilustración: Marina Pérez  ( www.marinaperez.com.ar )

sábado, 9 de mayo de 2020

Rebelde sin way



Lo voy a decir de una: cada vez que me llega al wasap uno de esos videítos en el que experimentados músicos y músicas del mundo nacional y mundial cantan sus loas aisladas, y al mismo tiempo enlazadas, me dan ganas de ponerme a llorar. Pero no porque lo que me estén transmitiendo por medio de una cuadrícula sonora y coral sea digno de mis lágrimas, sino por algo que roza la...¿tristeza por lo que les/nos está sucediendo a tod@s de la misma y tan distinta manera? ¿Melancolía por lo que fue, no está siendo y no se sabe cómo volverá a ser? ¿Ternura sumado a las ganas de enviarles una encomienda con una colección completa de dvd´s y vinilos recordatorios de Janis Joplin, Jim Morrison o el Potro Rodrigo rompiendo todo mientras cantan en vivo y ante un público enardecido?

Pongamos las cosas en su lugar: una cosa es el bravo tiburón blanco, la intrépida orca, ambos navegando los siete mares y todos los océanos, merodeando la Antártida y conquistando territorios mientras se comen al mundo, otra cosa es verlos (y escucharlos) a Nemo y a Dory atravesando una ola apenas afortunada para volver a ser depositados como dos pescados en una pecera sin gracia. ¿Cómo decirlo sin generar aburridísimas contiendas con y entre sus fans?

 Hoy me llegaron siete u ocho, tal vez nueve videítos, de esos con músicos y músicas del planeta todo que, con tanto y estudiado énfasis épico, te invitan a futuras victorias guerreras ante el (permiso, voy a bostezar) ¨enemigo invisible¨. Ayer, lo he visto, lo he escuchado, me llegó el enésimo videíto (creo que eran franceses, o belgas, tal vez suizos) diseñado para liliputienses con dioptrías exiguas en el que se veía (es un decir) a gente que, en principio, aparentaba ser inteligente y que ensalzaba y agradecía, por medio de coritos edulcorados, la presencia entre nosotros del Monotema covídico mientras cerraban con un disciplinado y emocionado (los emocionados parecían ser los intérpretes) y ya a esta altura trillado ¨quedate en casa¨. La resiliencia dudosamente transitada.

 Y si, ellos permanecen tranquila y alegremente en sus hogares, por lo general dentro de mansiones o ,mínimo, casonas campestres en donde pueden practicar submarinismo dentro de sus bañaderas y jacuzzis, o donde pueden desplazarse y correr una maratón de seis horas, allí mismo, en sus livings, si se les antoja, o donde pueden saltar y bailar dentro de unos espacios considerables para enseñar, detrás y ¨sutilmente¨, cocinas con heladeras atiborradas de alimentos para todos los regimientos del mundo, y centenares de electrodomésticos, y bibliotecas bien surtidas, y muebles de diseño con futones de tres plazas con almohadones haciendo tono, y un original de Monet o Renoir iluminado  por una lámpara que emana una luz tenue y apastelada que lleva la firma de la Bauhaus o Warhol... ¡Qué se yo! No tengo idea de cómo viven les musiques millonaries o mimades por el mainstream, ni me interesa saberlo, pero se esfuerzan tanto en mostrarlo todo y todo el tiempo que no es raro que ese tipo de mensajes se vayan ¨imponiendo¨ en la retina, o, ya de plano, le quitamos las comillas.

No tengo casi nada en contra de todo eso, el discreto encanto de la burguesía, el entusiasmo ambicioso y el progreso, cuando se dan en carreras nobles, honestas, independientes y esforzadas, de hecho me resultan (casi) la mar de aplaudibles, lo prefiero a la arenga y alarde de la ¨pobreza romántica¨ que tantos talibanes de la Alta Hipocresía te quieren enchufar cuando te dicen, por ejemplo, lo bueno que es viajar en bondi a Puente Alsina mientras ellos viajan en primera a Cancún. Yo mismo tengo una biblioteca muy bien surtida, y tengo ganas de comprarme un fitito o un bmw para pintarlo de color naranja y entonces poder irme una semana a la laguna de Mar Chiquita (dicen que en otoño es muy bonita) o, no sé, comprarme un barco para navegar entre las islas griegas, o un barquito para desplazarme en el lago San Roque, o, ¿por qué no?, ganar mucho dinero para poder comprarme un duplex en la Polinesia o Dubai o una casita en la costa de Uruguay. Lo que pinte. Hoy no puedo. La poesía aún no es rentable en este país, que a veces es generoso, y la mayor parte de las veces no tanto. 

Pero no deja de ser llamativo, por despertar algunos ecos renuentes en medio de tanta quietud y silencio impuestos por los gobernantes de turno, un ruido que tiene que ver con el aura perdida, el alma estancada, o al menos congelada, en preocupante stand by, un algo clonado que sí, es fruto de buenos talentos, que sí, en muchos casos vienen con la mejor intención, pero que no dejan de subrayar, como ya he escrito, un sabor triste y melancólico que te hace extrañar los días de furia y de gloria de tantos y tan power rockeros y músicos y músicas de otras yerbas genéricas que hoy ejecutan sus shows adentro de una pantallita, varias de ellas muy bien solventadas por los Estados, también de turno.

Estar juntos pero no estar. Ser sin seguir siendo. Panzadas para el tándem Sartre/De Beauvoir. Sócrates, ni te digo. Y ahí es donde se reflexiona el ápice de algo que muchas veces dicen ell@s como bocadillo marketinero: ¨sin ustedes, no somos nada¨. Y es cierto, sin el clamor de las masas o las multitudes entusiastas alrededor (las que sostienen sus vidas, usted, y yo, entre ell@s) vitoreando, acompañando, pagando las entradas a los recitales y comprando los discos) parece no haber nada en el firmamento musical más que el mero intento de seguir figurando y/o (no son pocos los casos, y desde aquí cumplo en agradecer) acompañarnos en esta solitaria espera con su música, que sigue manteniéndose egregia, excelsa, elevada.

Y es que, me dirá usted, se lo digo yo, por ahora no nos queda otra. Es lo que hay. En la cancha se ven los pingos. ¡Pero el tema es que todas las canchas están clausuradas! Y los pingos, junto a infinidad de animales y aves e insectos, andan todos sueltos, como nunca, ocupando nuestros contaminantes lugares, pululando por las calles y las avenidas. Mientras tanto se intenta buscar una solución global al Monotema. ¿Y la vacuna? Bien, gracias, muchos y muchas dicen que ya estaría lista, pero...

Algún amigo o amiga podrá decirme, o preguntarme: teniendo en cuenta que el rock, el funky, el jazz, el cuarteto, ponele, son el compendio de la Rebeldía, y que eso es, en esencia, lo que más nos atrae hacia ell@s... ¿por qué estos mismos tipos, en este momento tan especial, no se lanzan al abismo y se ponen a tocar en medio de una plaza porteña, o una playa uruguaya, o la terraza donde se despidieron Los Beatles, por qué no se la juegan mientras se inmolan con una viola eléctrica al mango y/o intentan esquivar a los señores policías que, mínimo, los correrán de allí con perros ovejeros entrenadísimos y una catarata de palos y balas de goma? La respuesta es muy sencilla: amig@s mí@s, ya no quedan en este Maravilloso Planeta Tierra rebeldes como los de antaño, ni un@ sol@, nada, cero, niente, ningun@, nanimonai, nothing, al menos en el rubro musical. Ni los viejos dinosaurios, ni los que ahora están de moda, ni las nuevas camadas. Syd Barrett fue un Gran Adelantado en todo esto, pero él se encerró para siempre por temas de índole ácida. Luego de eso... ¿alguien se imagina a Jimi Hendrix, Tanguito o Amy Winehouse cumpliendo dócilmente durante meses y meses cuarentenas especuladoras y obligatorias? ¿Alguien se lo imagina a Vicious diciéndole a Nancy, a Kurt diciéndole a Courtney: ¨démonos un pico pero después mantengamos el distanciamiento social¨? Así las cosas, ni siquiera conforman un selectísimo club en vías de extinción. Va de nuevo: se acabaron los y las rebeldes. No hay más. No los busque porque no los va a encontrar. Ahora, con suerte, te encontrás a -por citar un único ejemplo- señores muy mayores, calmos y despeinados, como mi querido y desde siempre admirado Roger Waters que, desde su palacio estadounidense, les envía mensajes a los de, ni más ni menos, La Garganta Poderosa, videítos para que se viralicen con el fin de transmitir el mismo mensaje (quedate en casa) mientras el Divino  Pink Floyd te canta adentro y aislado en su súper estudio neoyorquino algo que luego lo escuchás vos en tu ph de Villa Crespo mientras observás las humedades en el techo de tu comedor, o lo escuchás vos en tu monoambiente del centro rosarino, o cordobés, o tucumano mientras rebotás entre esas paredes porque no soportás más este aislamiento obligatorio, o lo escuchás vos en alguna casa de chapa tambaleante que no pasará de este invierno cuando aparezca con todo su peso gélido, intenso y definitivo y arrase con ese lugar descuidado y olvidado en alguna provincia de la patria argentina.

En estos contextos tan delicados tal vez sea más oportuno escuchar los mensajes de un Pepe Mujica payando desde Salvados con un ukelele imaginario, que escuchar los mensajes de una estrella rockera con una colección de muy posibles Rolls Royce que descansan en los catorce sótanos de su bulín de Beverly Hills, incluso por el bien y la futura credibilidad de la estrella rockera.

Uno/a, pre Monotema, se los/as imaginaba tirándose en paracaídas y vestidos de seda sutil sobre las dunas de Namibia mientras dieciocho fotógrafos, también en el aire, se codeaban entre ellos para lograr la mejor toma de la estrella flotante. O se los imaginaba nadando en una pileta repleta de vino blanco y rosado y turquesa en medio de una súper fiesta, allí, en algún casino de Montecarlo o Saint Tropez, si es que en Saint Tropez hay casinos, desconozco. O se los imaginaba teniendo conversaciones con extraterrestres mientras hacían un viaje millonario y de incógnito a la Luna, drogados con hongos alucinógenos provenientes de la bosta del cebú, vestidos con smokings repletos de manchas de pintura fosforescente y brillantina en los párpados. No sé. ¿Y ahora? ¿Cuál es el misterio y la magia con las estrellas de rock? Uno/a como mucho se los/las puede imaginar nerviosos/as y hablando por teléfono todo el día con sus agentes, para ver como salvan sus carreras, o se los/las puede imaginar comiendo toneladas de pochoclo y papas fritas con hectolitros de ketchup mientras se fuman todas las series de Nétflix, o se los/las puede imaginar durmiendo o deprimidos todo el día, excepto cuando algún colega los llama para cantar un poquito, solos, en su estudio para luego difundir ¨eso¨ por las redes sociales. Pandemia mata misterio. Pandemia aniquila distancias entre lo Divino y lo meramente humano. Bienvenidos/as, damas y caballeros, al mundo al que siempre pertenecieron.

A ver, no es que esté mal todo el rollo musical que nace en las redes sociales y que luego se traduce en un purgatorio wasapero y esperanzador que titila en medio del mega embole súper traumático y copypasteado de la cuarentena global, nadie está diciendo eso. No es que no sea loable tal o cual intención mediatizada con concierto/pecera virtual y tristona y melancólica via streaming desde un lugar solidario, empático, asertivo, de hecho está muy bien. Suma, y para mucha gente suma bastante, ellos/as no son los/las malos/as de esta película siniestra, para nada, los malos están bien escondiditos. Uno/a intenta disfrutar esos videítos de tono triunfante y a veces, si vale la pena o el placer, incluso los comparte con familiares y amistades. Pero se insiste desde esta trinchera que lo que antes era enjundia poderosa y arrolladora de decibeles deliciosos y ultra virulentos que te calaba los huesos frenéticos y te hacía bailar descontrolado durante cuatro amaneceres... ahora te causa la misma ternura que un jubilado alimentando a las palomas en Plaza Miserere, o que un osito de peluche relleno con azúcar impalpable. 

Yo estoy queriendo grabar un disco con mi co equiper cuyo sol en Libra siempre la equilibra, a ella, mi gran amiga Clara, una voz, lo he dicho, experimentada, reconocida, que hace tiempo brilla y te acompaña en la ciudad. A nuestro favor podemos decir que las grabaciones que veníamos haciendo fueron en estudio, juntos, y dentro de un marco de Libertad, valga el breve y sutil oxímoron. Cada vez que escucho lo que hicimos se huelen esos pájaros que cantan y vuelan y festejan la alegría de horizontes despejados. Pocos días después de nuestras intensas sesiones cerraron todas las fronteras, ventanas y puertas, las rutas, Todo. Por mi parte, apenas pude volver a las sierras, ella se quedó en su hogar porteño. Así dispuestas las cosas, sin Warholes ni Renoires detrás nuestro, existe la posibilidad de que inauguremos alguna de esas canciones en circunstancias similares a las de nuestr@s amig@s musicales, aquí tan cariñosamente mentados/as, y ahora encapsulados/as obligatoriamente en sus hogares.

Me encantaría estar escribiendo en estos momentos sobre Paul Éluard, Niní Marshall o Aretha Franklyn, sobre Antonio Berni o John Coltrane, dedicarle un especial a Cassavetes o a Fellini, a los tsunamis de Tailandia o a los colibríes que aparecen de repente en mi patio junto a la neblina que sobreviene a las lluvias del Valle, pero estamos donde estamos y algunos/as vamos exorcizando cada tramo con palabras, imágenes y, bueno, si, canciones, las nuevas, las de siempre, las que se vienen.

Hay algo que cierta corriente de la New Age actual se ocupa de entronizar, y es algo con lo que adhiero, o no, según el día, o la hora, o la luz y la temperatura de ese mismo día (después de todo, si se lo piensa un poco, es una de las premisas que esta buena gente promueve). Resumiendo: dicen que una vez atravesado este monobodrio, ya a esta altura insoportable, podremos salir más sanos, más fuertes, más sabios, etcétera, etcétera. Una maravilla, visto desde afuera, alta sarasa o premonición. Un primo que tiene a sus hijos en un jardín de infantes me contó que ese cuentito gestáltico tan en boga, el de la oruga que se transforma en mariposa para encarnar en un ser nuevo, libre y luminoso luego de atravesar oscuridades variopintas, se lo enseñan a los niños de cuatro años y que los niños de cuatro años, luego de escucharlo, les piden a las maestras jardineras que les cuenten el de Caperucita y el Lobo. Ahora está atardeciendo, hace frío, estoy con mis animales, hay silencio, demasiado silencio, los pensamientos se funden con el cielo de un color turquesa y fusco.

Mañana amanecerá naranja y un poco más puro. Al despertar me gustaría escucharlos a Beethoven, a Mozart, me gustaría imaginar que lo que viene será mejor, mucho mejor junto a todo ese montón de canciones que volverán más sabias y fuertes y se reciclarán con una energía nueva, distinta, para nacer y renacer con entusiasmo infinito otra vez. Om Shanti. Y Amén.


                                                                                         Nicolás García Sáez 



miércoles, 6 de mayo de 2020

Rayas


En estos días, sin poder salir de casa por el virus que habita el mundo, decidí enfrentar mis miedos y estrenar mi libreta con más amplitud de formato, a ver si con cada trazo puedo salir de este encierro, a ver si inventando mundos ilustrados las horas pasan abrigando el alma.
Empecé a rescatar todos los bolígrafos de colores que tenía guardados, recibí otros de mis hijos, como préstamo, y abrí una caja de marcadores pincel que me habían dado de regalo meses atrás.
Así como el miedo de enfrentarse al papel en blanco, así está un poco la vida por estos días inciertos. Seguir es lo importante, rayar, emocionarse, soñar que con cada trazo se sana el planeta, soñar que los artistas podremos reinventarnos, seguir soñando…

                                                           Ilustración y texto: Eulalia Cornejo/lalico®
 
* Desde Quito, Ecuador. Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Bailando sobre la lava leve


Es inmensamente difícil estar enjaulado cuando estás acostumbrado a volar. Una bailarina hace eso, primero vuela, luego baila. Por medio de una paloma mensajera (uf, virtual) dos fragmentos poéticos pueden funcionar como un bálsamo, un combustible efímero para paliar el encierro involuntario y dibujar un par de alas en los pies.

Lorena Concari es una estrella de la danza en su Rosario natal y actual. Y va transitando este confinamiento con innumerables obstáculos. Mientras tanto ella sigue trabajando y remando el día a día con una voluntad inquebrantable. Artista de pura cepa, una imprescindible que espera a que se abran las puertas para volver a jugar. Y volar.

Amanece / mientras llueven/ los fragmentos/ de un cielo azul/ con el velo / tenue y lento/fresco, inquieto/ de un año que se va /tal  vez para siempre / como un recuerdo helado/ añil, turquesa/ como un presagio/ vacío y blanco/ detenido/como un grillo /que enmudece/como un sol /un poco agotado/como el fuego /que hace/y se deshace /explosivo/tenso y raudo/por los siglos/de los siglos/y amén

Y recordé /a varios amigos /¿en qué momento/dejaron de jugar?/¿en qué momento/dejaron de soñar?/y allí mismo/bajo ese firmamento uruguayo/con el rumor nocturno/del mar/con la brisa melancólica/de aquel presente extraño/quise revivir/mi primera juventud/el beso largo/de mi primer amor/aquella inocencia/azul, gris, azulada/perdida para siempre/(excepto en mi recuerdo/y en mis futuros intentos /por recuperarla)



Fragmentos bailados del poemario ¨Como la lava leve¨ (Nicolás García Sáez/Editorial Oliverio)

Nueva Sección en la Editorial Oliverio



Aún no amaneció mientras se escriben estas líneas. Hace mucho frío. Se siente en el aire, el del clima y el de la incertidumbre, aunque es menester añadir que esta situación epistémica también suele ser fruto de encendidas pasiones. Prácticamente toda la Humanidad permanece en vilo, esperando a que sus gobernantes decidan qué hacer con el devenir de miles de millones de individuos que desean retomar sus vidas, su cotidianidad. Mientras esto sucede, la única buena noticia concreta es que La Naturaleza descansa de nosotr@s. En medio de esta pandemia (que la mayor parte del mundo acepta y acata tal como le dicen que es, en tanto una pequeñísima y muy atendible porción de gente, ya se ha dicho aquí mismo, la pone en duda, al menos en su magnitud) un puñado de entusiastas y utópicos decide abrir una editorial independiente con títulos en donde predomina el quehacer poético. No tenemos registro de que se haya llevado a cabo tan minúsculo y tan gran acontecimiento en otro rincón de La Tierra. Si nos equivocamos al respecto, lo cual es muy probable, si hay otra editorial sin recursos que haya abierto mientras, literalmente, las puertas y ventanas, las rutas y fronteras del planeta se cerraban, le damos la bienvenida, es muy grato sentirse acompañad@s en estas faenas. Y si somos la única editorial , pues eso,  lo festejamos con discreción en medio de este murmullo sereno pero tan potente entre toda su civilizada, dolida y expectante paciencia.
 
Hoy inauguramos esta nueva sección, en donde les brindaremos fragmentos recientemente escritos por destacad@s y muy talentos@s autores y autoras que forman parte de nuestra familia, plumas que vuelan y que tienen mucho que decir acerca de este Monotema que nos atraviesa. 
 


 
 

lunes, 4 de mayo de 2020

Metamorfosis



Sabemos poco. Menos que nunca. Se habla de Catástrofe. Se habla de Acontecimiento. En las dos situaciones hay un antes y un después, aunque en la catástrofe se cuela la visión apocalíptica, sin retorno.

 En el libro III de La Metamorfosis de Ovidio, Tiresias es mencionado:

 “Mientras tales cosas sucedían en la tierra por ley del destino, y la niñez de Baco, dos veces nacido, estaba a salvo, cuéntase que Júpiter, distendido por el néctar, dejó sus graves inquietudes a un lado y se puso a bromear despreocupadamente con Juno, ella también relajada, y le dijo: -Vosotras desde luego experimentáis mayor placer en el amor que los hombres-.  Ella lo contradice. Deciden consultar el parecer al sabio Tiresias. Conocía éste el placer de uno y otro sexo; con su bastón había molido a golpes a dos grandes serpientes cuando estaban copulando en la verde selva, y convertido, ¡oh prodigio!, de hombre en mujer, había vivido siete otoños como tal; al octavo vio de nuevo a las mismas serpientes y dijo:- Si vuestras heridas tienen tan gran poder que cambian el sexo del agresor al contrario, voy a heriros ahora de nuevo. Una vez apaleadas dichas culebras, regresó su forma anterior y vino su figura natal. Elegido, pues, como árbitro de la cómica disputa, confirmó las palabras de Júpiter. Dicen que la Saturnia se llevó un disgusto desmedido y desproporcionado con el caso y condenó a una noche eterna a los ojos de su juez. Más el padre todopoderoso, puesto que a ningún dios le está permitido anular la obra de otro dios, en compensación por la privación de la vista, le concedió conocer el porvenir, aliviando el castigo con este honor”.

 Este pequeño relato se viralizó en las tradiciones de Occidente. Se talan muchos árboles para fabricar papel en el que se inscriben infinitas teorías sobre lo femenino y lo masculino; la metamorfosis pasó de la ficción al bisturí de la ciencia; el castigo a quien pretenda dar testimonio verídico de sus experiencias sigue siendo coronado con glorias o quemado en hogueras nuevas, según la ocasión.

 Pero harían falta muchos siglos para que el joven Kafka advirtiera que la metamorfosis es el núcleo duro de la tragedia. Y este saber suyo se hizo universal. El cambio de las formas anatómicas aparece así en su Metamorfosis: 

“Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.- ¿Qué me ha ocurrido?-pensó”. Recordemos el principio del fin: -¿Muerto?-dijo la señora Samsa, y levantó los ojos con gesto interrogante hacia la asistenta, a pesar de que ella misma podía comprobarlo, e incluso podía darse cuenta de ello aún sin comprobarlo. -¡Ya lo creo!-dijo la asistenta, y como prueba empujó el cadáver de Gregor con la escoba un buen trecho hacia un lado. La señora Samsa hizo un movimiento como si quisiera detener la escoba, pero no lo hizo”.

Tiresias anuncia con la condena a la ceguera que es conveniente no ver algunas cosas, o al menos no hablar de lo que está a la vista; en cuanto a su clarividencia, es claro que más que ser un alivio, fue lo que prolongó su suplicio. El sigilo, lo “políticamente correcto”, la demagogia, la hipocresía para zafar, se convirtieron ,por miedo a sufrir el destino de Tiresias, en legado para incontables generaciones  de seres humanos que merced al sentido común aprendieron a salvar su pellejo.

 Pero resulta que Gregor es alguien que no aprendió la lección. A él no lo mordió como a Tiresias una serpiente. El insecto monstruoso lo capturó para siempre. Tiresias por su franqueza perdió la vista, Gregor Samsa quedó fuera del lenguaje hablado (no del pensamiento torturante) por denunciar el hastío y el horror del “sentido común”. Parece que los animales  siempre auxiliaron a los escritores y promovieron fábulas morales.

¿Y este bicho covídico?. Entra por los ojos, entra por la boca, disemina opinadores infinitos sobre su naturaleza y sus efectos, transforma el cuerpo parasitado, condena a la asfixia, convierte la piel antes acariciada en escamosa. Nadie, de los que más lo conocen, dice nada. No anuncia el advenimiento del Apocalipsis ni del Hombre Nuevo. En todo caso nos recuerda a los humanos nuestra precaria condición de animales heridos, nuestras fronteras siempre frágiles para la obscenidad. Nos recuerda que la naturaleza humana no cambia, feroz o bondadosa.

 La tierra precisa almas antiguas para curar sus heridas.


                                                                                                  Isabel Steinberg

* Especial para editorial Sátira y Musa y Los Verdes Platónicos


 Ilustración: Nicolás García Sáez 

sábado, 2 de mayo de 2020

El saber agazapado



Aulas, calles, avenidas vacías, locales comerciales cerrados, pérdidas de cientos de miles de trabajos, hambre. Pantallas ardientes, mails kilométricos, consejos para lavarnos las manos como si tuviésemos cinco años de edad. Grupos de familias en whatsApp que pelean con docentes,  la clase en Zoom, las video llamadas, la tecnología, más que nunca, al servicio de la continuidad pedagógica implementada hace unos cuantos años. Las nuevas generaciones nacen con Google incorporado, lo que importa es el dato, después vemos y diseñamos la estrategia que lo haga eficaz para salir al mercado. Tips de rutinas de ejercicios para no oxidarnos en medio de este confinamiento involuntario. Solo se trata de continuar  ¿Qué mejor entonces que capitalizar el tiempo en casa? La cuota se paga igual, hay que adquirir los aprendizajes programados, no perder el año escolar, no perder el tiempo. “Continuidad pedagógica se garantiza”, frase que se reproduce hasta el hartazgo. ¿Continuidad?  ¿Garantizar? Vaya paradoja. ¿Y nuestros derechos más esenciales? Mal, gracias. Las exigencias se propagan más que el virus, desparejas y  exponencialmente, pero al revés.  

 La carrera sigue, hay que ganarle al tiempo, la eficacia antes que nada ¿Eficacia? En el mundo virtual impuesto hace semanas ¿quién dice que el afuera es lo mismo que el adentro? Porque el adentro es estar fuera de lo que no quiero o elijo, y ahora quiero estar afuera , tal vez para estar dentro mío,  sea este momento, al menos, cuando paseo a mi perro para no presenciar discusiones y llantos continuos y maltratos naturalizados. Mi perro, que tiene más tiempo para pasear que el ¨permitido¨ a un niño, que, luego de más de un mes de soportar encierros en palacios, monoambientes o taperas malolientes ¨solo¨ puede caminar 500 metros acompañado de sus padres. Aturde lo ominoso que insiste en interrumpir la tan deseada continuidad, una gran diferencia que hará a la diferencia, si percibimos que el aprendizaje más valioso surgirá del  reporte  vivencial, que hará sesgo de época, si al escuchar a niños y adolescentes podemos transmitir la señal de una incertidumbre cuestionadora, condición necesaria para que sea creadora, ya que nos atraviesa a todas y todos.

 Antonio se pasa todo el día en su cama, come muy poco y se niega a tomar su sesión o jugar como lo hacía a la play en red con sus compañeros. Después de dos semanas acepta hablar, y dice:

“Para que me voy a sacar el piyama si no nos dejan salir. Primero te dicen que sí  y después te dicen que no”. Emociones simples de un niño quedan subestimadas en las contradicciones arbitrarias de los...adultos, los niños como mascotas. Desgranar el real conocimiento de lo que hoy diría es una llamada en espera, ¿acaso puede esperar y entender un niño que no puede correr y sentir el sol? El tiempo pasa y la simpleza de alojar tristezas y enojos hizo síntoma en la oscura antesala de la espera. Y en medio de este discurrir la angustia  se transforma en exigencias y sobre exigencias para distraer al Saber, ¿estará el DSM V o VI  codificando nuevos cuadros Psicopatológicos y la medicación indicada? Complot al Saber que aún, en la dificultad, irrumpirá para fluir allí, en lo discontinuo.

 Si hay algo que no se puede negar es la producción escrita, y en estas circunstancias, de lo que está sucediendo en el mundo. Como siempre, a la Cultura no se le dará ni deberá nada, ella siempre trabaja a destajo, las 24 horas del día, y agrega tiempo de su tiempo para, muchas veces, ni siquiera recibir un aplauso. Nada. Los cincuenta o cien nombres famosos de siempre cobrarán su tajada, pero el resto, multitudinario, valiosísimo, continuará remando en un mar de incertidumbre y escasez. Y es curioso ya que La Cultura es La Gran Compañera de todas y todos en este confinamiento exigido por las autoridades de turno. Benditos sean los libros, los cuentos, los poemas. Puertas adentro, y en pausa activa, el pensamiento trabaja sin descanso, aún en la imposibilidad de lo impensable acerca de lo que sucederá el día después. Se escriben  páginas y páginas haciendo debatir las diferentes posturas, conjeturas y pronósticos, no obstante, solo sabemos que somos actuales, víctimas y victimarios de este acontecimiento histórico ¿Será un acontecimiento que deje huella o solo el prólogo de lo que aún no sucedió? Tal vez todo siga igual.  Ventaja no saberlo.

 Lo de siempre seguramente quedará plasmado en textos lineales, coherentes y políticamente correctos del poder de turno, pero el Saber hace arte en otras escenas: en el niño que escribió un cuento de terror y lágrimas mientras soportaba el encierro, en el mural pintado a las apuradas,  o en la anécdota del pánico que se atrevió a interrogar. El deslizamiento de sentidos diversos, controversiales en todas sus gamas de factibilidad y credibilidad, aún sin una causa única y certera (se puede prescindir) y los  mundos imaginarios y anónimos llenos de abrazos largos en el tiempo. El mejor aporte, tal vez,  para cimentar la construcción de una lectura más justa y verdadera de la Historia. Por ahora el Saber permanece agazapado.      

                                                                                                       * Silvia Chaher

* Psicoanalista, orientadora y coordinadora educacional, trabaja con niños y adolescentes. Tiene un libro de cuentos inédito que publicará en breve

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Ilustración: Irupé Roch