La
Ética de la Solidaridad se nos impone más que nunca ¿Acaso uno puede prepararse
para lo imprevisible?
La vida sigue siendo movimiento y permite ir interpelando la sobredosis de información, ejercitando la resistencia para que nos mantenga despiertos, encontrando diferencias o reformulaciones de argumentos que puedan articularse también en el disenso para que provoquen, al fin y al cabo, consecuencias que despierten otros puntos de vista que pueden ser superadores, o al menos otra opción a los discursos ¨seductores¨ y reiterativos que adormecen pasivamente al pensamiento y nos arrojan a la intemperie.
Leo una nota en uno de los diarios más conocidos acerca de los supercontagiadores. “Intriga el rol que juegan en la pandemia”,
dice. Si bien no es fácil identificarlos, son personas, casos extraños,
difíciles de cuantificar y, aún sin estudios científicos certeros que los
avalen, transmiten virus más que otras enfermedades infecciosas. “Existen”, comenta
la nota. Entonces es posible que cualquiera de nosotros, sin saberlo, pueda ser
un supercontagiador.
En
este momento ese dato funciona perfecto para que no nos olvidemos que somos
como espejos de desconfianza en relación con el otro. Otra nota, en el mismo
diario, comenta acerca de la Solidaridad que en este contexto de…pandemia se ha
generado entre países muy poco amigos como, por ejemplo, China y Japón, más
otros tantos y en Medio Oriente.
Trato
de entender cómo interactúan, desde los hechos que nos muestra “la realidad”,
los valores de la Solidaridad y la Libertad. Despabilar el pensamiento frente a
un mundo tan complicado y desigual. Trato de encontrar algún fundamento que me permita una mayor claridad en este juego de
comprensión dialéctica. Hallar vehemente un sentido, a esas contradicciones que
pasan o se dejan pasar y que van configurando el “sentido común” de las cosas.
el ¨sentido común¨, al que pocas veces (al menos en contextos muy básicos) se
lo pone en duda. Ese ¨sentido común¨ hoy nos mantiene aislados, salteando
cualquier verificación (antípoda del pensamiento crítico) y, que curioso, aunque
no tanto, es compartido por una mayoría que de a poco se va desinflando. Se nos
dice que nos sirve para manejarnos en la vida práctica de forma “sensata y
razonable”. Digamos que el ¨sentido común¨ es pasivo ya que nos permite ahorrar
nuestra capacidad de pensar libremente.
Nada
más moldeable, y de forma tan expeditiva, que enaltecer el ¨sentido común¨ en
circunstancia de vulnerabilidad social. El discurso Omnipresente de ¨expertos¨ determina
nuestro modo de interactuar, un ¨saber¨ que nos ¨cuida¨ y nos impone una ¨verdad¨
acerca de lo que nos daña y, aún más, acerca de cómo exponemos y dañamos al
otro. No alcanzamos a dimensionar cuando de vida o de muerte se trata, no lo sabemos, será
verificable a posteriori, aunque sea a medias...forzamiento que nos uniforma
moralmente en la prisa de actuar en forma obediente y responsable, a permanecer
en la pasividad del, en fin, ¨sentido común¨. No hay decreto de exención para
la duda.
Llegado
a este punto se me ocurre el concepto de Hospitalidad que surge en el pensamiento de Jacques Derrida. La
Hospitalidad que surge como una figura incondicional, donde cierta armonía
pueda insistir y, haciendo algún ruido, nos lleve a realizar diferentes
lecturas, como en capas y más capas del
lenguaje, de lo que nos llega como única y temerosa realidad. Incomoda advertir como el texto va
guardando algo de ausencia, la falta siempre de un fundamento último. Así, la
claridad a la que quiero llegar requiere siempre un forzamiento para que cierre,
sacar ese resto. Resto que irrumpe, posibilidad de hacerle lugar en lo que
interroga, quizás como una forma de Justicia,
recuperando las diferencias en lo que no se puede anticipar o calcular.
Hay
oportunidades que están allí, al filo de las limitaciones que se imponen, desde
ese afuera que dice que “nos cuida” y también desde nuestros prejuicios estructurales.
Se me ocurre que justo allí surge la posibilidad de crear algo nuevo, pues de Crear se trata. Utopía y
Horizonte para batallar como equilibristas, muchas veces, en la inercia de lo que se nos impone como única
realidad.
Un Gran Desafío que ya lo encontramos en la Literatura
(bálsamo para estos tiempos) y su exquisita mixtura de ficción y realidad
Silvia Chaher
Especial
para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos