martes, 26 de enero de 2021

Recordando a María Gabriela Epumer

Vino, hizo de todo, la rompió y se fue, dejando uno de los vacíos más comentados y sentidos dentro de nuestro Rock Nacional. Nunca escuché a nadie que me hable mal de ella, todo lo contrario, los comentarios siempre fueron y son impecables, elogiosos, unánimes en el encomio de su talento, no es para menos: María Gabriela Epumer tenía el aura de los duendes nobles que habitan planetas paralelos, el comportamiento y una manera de moverse y desenvolverse que portan esas extraterrestres que entendieron todo y se la pasaron levitando sobre este mundo, a veces tan llano y cruel. ¿Somos muchos/as  los que la escuchamos cantar y, me atrevo a decir, mejorar bastante (vengan de a uno/a) el original Spinettiano de ¨Canciones para los días de la vida¨? Ya está Wikipedia y otras fuentes para contarnos que fundó e integró ese gran cuarteto zarpado y necesario de comienzos de la Democracia que conformaron Las Viuda e Hijas de Roque Enroll. O para decirnos que Robert Fripp fue un gran colaborador en su álbum ¨Perfume¨. O que Charly García la extraña desconsoladamente cada vez que está tocando en un escenario y se da vuelta para abrigarse con la mirada cómplice de aquella dama con rasgos de bella guitarrista japonesa, que en realidad descendía de un cacique ranquel.

Entre las personas que más cerca estuvieron de ella, que más la conocieron, está  Mariela Chintalo, grandísima saxofonista, cantante, productora, compositora e ilustradora, con extensa y destacada carrera en esas disciplinas que participó, además, en varios discos y giras de (entre otros) el mentado Charly García y su media naranja: Sui Generis.

 -¿Cómo, cuándo, dónde se conocieron con María Gabriela Epumer? ¿Qué recordás de ese primer encuentro?

 Mariela: Nos presentó Charly García en la puerta de una disco llamada Júpiter, momentos antes a un ensayo. Luego compartimos escenario en Porto Alegre (Brasil) durante el primer concierto formal. Para el segundo concierto, que fue en Bogotá, era como si nos conociéramos desde siempre. Ese día, en Júpiter, Diego Dubarry y yo subimos al escenario e interpretamos varias piezas del repertorio García para un selecto comité de evaluación, integrado por Charly García y María Gabriela Epumer, quienes cuchicheaban cómplices en la platea.

 -Participaste en la grabación del noveno álbum de estudio y en solitario de Charly (El aguante), en 1998. Allí también estuvieron Joaquín Sabina, Claudio Gabis, Bernardo Baraj y María Gabriela Epumer ¿Qué recuerdos tenés de ella durante aquellos días?

 Mariela: Viajamos juntas a Miami a grabar. En el hotel donde nos hospedábamos, nuestras habitaciones se comunicaban por una puerta, compartíamos la cocina y hacíamos malabares para encontrar algo de tiempo entre las extensas jornadas de estudio, ya sea para ir a la pileta o pasear un rato. Recuerdo un día en particular que Charly estaba obsesionado en el estudio con una toma de casi media hora que grabamos en vivo. En ese eterno grabar y sobregrabar se desarrollaban momentos de magia musical indescriptible y otros momentos tortuosos, de cansancio y saturación.

 -Participaste también, junto a María Gabriela, del mítico y polémico recital ¨Demasiado ego¨, en 1999, uno de los que más convocatoria tuvo en la historia del Rock (alrededor de 360 mil personas) que concluyó en la grabación del cuarto álbum en vivo de Charly García. Imagino que hay algo así como un antes y un después luego de transitar esa experiencia. ¿Cómo era tocar junto a ella, que sentías, que anécdotas destacás que hayan sucedido antes, durante, después de aquel show?

 Mariela: Nos encontramos en el departamento de Charly García y desde ahí fuimos en auto hasta Puerto Madero. Por el camino que tomamos y la entrada por la parte de atrás, no se veía la gente y recuerdo que Charly comentó preocupado que no había ido nadie. La participación de María Gabriela en este concierto es maravillosa, estábamos todos en gran sintonía y nos complementábamos muy bien, sobre todo cuando los aires saynomorescos se tornaban huracanados. Recuerdo la sonrisa cómplice de María, determinados gestos, miradas, nuestras señas de truco de la vida real y el escenario. Extraño su humor, los chistes que nos pertenecían, su forma de habitar y percibir el mundo del rock y de la industria musical, sus guitarras rítmicas y sus solos incendiados, de poder femenino y sensualidad, extraño su consejo en los días desorientados y su solidez y liderazgo de cacique ancestral para concretar ideas.

 -Sos la diseñadora gráfica e ilustradora de los discos Pocket Pop (2001) y The Compilady (2003), trabajos solistas de M.G.Epumer ¿Cómo surge aquel trabajo, la idea original, que recuerdos tenés del proceso/progreso visual y su resultado?

 Mariela: Pasábamos mucho tiempo juntas en ensayos, viajes, shows, salidas a conciertos o nos encontrábamos para cenar en Xalapa, un lugar de comida mexicana que nos gustaba mucho a las dos. Siempre me gustó dibujar, mi mamá es una excelente pintora y cuando ella tomaba clases de dibujo, en nuestra casa en Liniers, yo siempre quería estar presente, así que me sentaban en la mesa del living con libros de pintura y los copiaba. Cuando dibujo o hago música el tiempo y la mente se detienen en un conjuro mágico. Para la época de Pocket Pop, María Gabriela se cortó el pelo y como era un cambio grande, no solo de look sino que estaba entrelazado a otros cambios en su vida personal, empezamos a jugar con la idea de un alter ego al que llamamos «Mapu», por su ascendencia mapuche. Cuando María me propone la realización del arte del disco, yo sentí que era una tarea que me quedaba un poco grande, pero ella estaba súper segura y entusiasmada con el concepto. Con Mapu como leitmotiv visual, desarrollamos una línea de correas para guitarras, púas, remeras y cuadernos pentagramados, entre otros objetos que vendíamos en sus conciertos. En un show que dimos en Rosario, María organizó una reunión con Pablo Rodríguez Jáuregui, fundador de la escuela para animadores de Rosario, para mostrarle los dibujos y compartir ideas. De esa reunión surgieron los videos para Despacio y Día de amor. Fue una experiencia única poder ver los dibujos interpretados en acción por el talento de Jáuregui y acompañando la música de María Gabriela. El año pasado me autoregalé un escáner de negativos y de a poco voy revelando instantes de vida cristalizados en imágenes. A veces, cuando aparece alguna foto que me gusta, la restauro de rayones y la comparto en las redes como una forma de transmutar mi melancolía y compartir con las personas que aman su música y su legado.  Me sorprendí al encontrar fotos de ella junto a Gustavo Cerati, Mercedes Sosa o Jorge Drexler, en shows que no recordaba, o simplemente cenando o compartiendo. Guardo recuerdos en cajas, algo desordenados, son un viaje que encaro de a ratos para no perderme entre las sombras aurales de otras épocas. Nos recuerdo juntas viajando de una reunión a otra en su auto rojo, escuchando Bjork, Fiona Apple, La edad del cielo y en el astral eterno la abrazo siempre, Wenu Mapu Machi, mi Chamana de La Tierra de Arriba.

                                                                                                   Nicolás García Sáez

 Inédito / Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos 

Foto de M.G.Epumer: Mariela Chintalo 


 

domingo, 24 de enero de 2021

Bajo Epecuén

                                                                                                                             

Localidad, escudo, mapa. restos de Mapuches. Niveles de agua, pueblo, sudestada, restos de casas. Coordenadas, huso horario, población: un habitante.

En las ruinas de Epecuén hay aves y zorros plateados. Los árboles muertos están blancos. Hay una laguna con flamencos anaranjados y otros pájaros, enormes, lentos. Hay comunidades de cientos de pájaros agrupados que levantan vuelo de repente, al mismo tiempo, una coreografía que se asemeja a un ejército visto de arriba, desplegándose. Atardece en la laguna, naranja, como los flamencos.

Las sudestadas de mediados de los ‘80 rompieron la contención de agua del terraplén que protegía al pueblo de la crecida, la cadena de lagunas que la anteceden descargó sus caudales en ella, cada lluvia duró tres o cuatro días, el agua llegó para quedarse ahí, cubrió todo y creó una nueva historia. Después de treinta años se retiró y dejó las ruinas de un lugar con un misterio cargado de sal.

Las destrucciones repentinas son movilizadoras , estas ruinas tienen un único habitante humano que no abandonó el lugar ni sus significados. Epe Cuen = Casi Asar. Epe Cuel= Límite. Epecuén= Eterna primavera. Epecuén= Tierra de cenizas. Blanca de sal el agua de la laguna divide las tierras buenas de las malas. Hubo trenes. Hubo expansión. Hubo un canal. Hubo una Dictadura Militar. Vecinos y bomberos tenían la teoría que el terraplén se podía caer, las autoridades provinciales no atendieron estas alarmas. El 10 de noviembre de 1985 cedió y Epecuén se cubrió de agua, lenta y constante, durante quince días. A siete metros por debajo del agua salada, quedó sumergido el pueblo. Perdieron todo. Dos años después llegó a su máximo de inundación y duró más de veinte años. Indemnizaron en australes afectados por la hiperinflación. La inundación costó más de mil quinientos millones de dólares.

En la actualidad el agua retrocedió. Camino por las calles con un sol furioso, todavía están ahí, bien delimitadas, se ve lo que fue el dique, las casas, hoteles, matadero, edificaciones, restos de ventanas, chapas oxidadas, azulejos, baldosas, escombros y Don Pablo Novak con su perro, el único habitante humano de Epecuén. Lo vi volar abrazando a su amigo, no tenía alas como los pájaros, flotaban en el espacio en bicicleta y los vi también estallar en piezas de rompecabezas que se convirtieron en una bandada gris, a lo lejos. Flotó sobre la espuma y cantó canciones evocando, en una herida, la maldición. En sus ojos están todas las grietas del lugar, las abejas y las aves, los sueños y las caballadas, los vientos patagónicos, el aguacero, el cataclismo, el día que fue, la luz de hoy, los tréboles y los manojos de flores amarillas, él vio cómo nació ese pueblo y también vio cómo murió. Él flota lento entre recuerdos, visitantes y animales.

Hay muchos yuyos a pleno sol, crecen entre los escombros y los árboles muertos petrificados por la sal, esqueléticos, Eucaliptus o palmeras. Exploro en el peligro de las ruinas, pueden derrumbarse, tienen un brillo claro helado y desolado en pleno enero, es un paisaje casi óseo, detenido, una obra de De Chirico, espesa, silenciosa, onírica. Busco recuerdos de otros, restos de abandono. ¿Cómo será de noche? ¿Cuál será el árbol más alto? Huele a mar. Huele a dolor. A un paseo por la tristeza, a lágrimas de salitre sobre cada cosa. Hay una luna partida sobre la laguna callada. Una luna en pleno día.

 Crónica (inédita) y fotos  : María Fernanda de Broussais / Enero 2021

*Especial para Los Verdes Paralelos y Platónicos


 

sábado, 23 de enero de 2021

Danza

En un cardumen de nombres, ella repasa signos, como el astrónomo recuenta estrellas, como el que escribe hacia atrás vuelve a pronunciar sonidos profundos, atómicos, sonidos danzantes, venidos de la garganta del mar, impresos en escamas, tejidos por arañas en ovillos dorados, viajan hasta mí, esperando encontrar un nuevo fulgor.

Texto (inédito) : Irupé Roch  / Pintura: Daniela Araujo

*Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos


 

viernes, 22 de enero de 2021

Página en blanco

Estridente suena la discusión / las cotorras debaten en reunión de consorcio / ¿quiénes dejarán el árbol? /  entre mirillas de montañas / la tormenta asoma / se aproxima muda, con el afán de escuchar / ¿de elegir tal vez? / el ademán de un relámpago, bruñido de rayo / encandila las ramas más endebles / un nido cae al voleo, lo tapa el granizo / la partitura bélica se anuncia / signa los tonos del cotorreo  / alcanza a otros árboles un coro profético…

 El viento ha rotado, virulento /  el suelo quebrado en fragmentos de cielo / alucina la gloria, el despertar de un mal sueño / ¡página en blanco! dispara el águila / reinicia el concierto de cotorras en vuelo / preludio de ópera, pero sin final   

    

Texto (inédito) : Silvia Chaher    //    Ilustración (inédita) : Irupé Roch

Especial para Los Verdes Paralelos & Platónicos


 

martes, 19 de enero de 2021

Oliverio / Work in progress / Primer Catálogo / Segundo Catálogo

Primer Catálogo de Oliverio // Disponible:

Música Errante // Poesía // Cecilia Galeano

Opa Rire // Relatos // Olga Barzola

Como la lava leve // Poesía // Nicolás García Sáez

 

Novedades de Oliverio // Segundo Catálogo // En breve:

Telar // Relatos // Olga Barzola

Netuno e as Faunas // Poemas en portugués // Nicolás García Sáez