martes, 28 de febrero de 2023

Vida, obra, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro (quincuagésima entrega)

FERNANDITO:

Podríamos decir tantas pavadas… Pero Bustos las dice todas por nosotros.  ¿Dónde estamos? En el nosocomio Dr. Sabino Alpedrete de Lomas de Zamora. Celda 1120. Invierno. Ahí ha recalado Bustos, tras ser arrollado por un colectivo de la línea sesenta en Callao y Rivadavia, tras huir de una muerte segura a manos de su “exposa”, Clara Beter…

Bustos, que no se ha hartado de vivir, aunque nos tenga a todos hartos, ha olvidado a Clara, y también a Manuela. Y a sí mismo. Está ido, pero encerrado. Y en los momentos en que vislumbra haber sido hombre con mujer -única virtud que lo redime-, aunque nos preguntemos, ¿para qué?... recuerda que el nexo fundamental del hombre con la vida es la cama. En su delirio constante, en el que se mezclan cosas rebuscadas como la política, el sol, la mujer, la lotería, la revolución agraria, litros de enema, medicamentos, la locura según tal y cual, y músicas y letras -que cree inventar ahora, pero que fueron escritas mucho antes por él mismo en desvaríos anteriores y que ustedes van a tener que, lamentablemente, oír plasmarse en éste espectáculo de plaza y media, al que intituló: “Con cama, ¡adentro!, zamba”-, él se enfrenta cara a cara con la cama, camastro, camilla, catre, de su celda y continúa lo que comenzó asá… y sigue así: (Fernandito murmura por lo bajo) ¡Joder, vamos por la tercera página y nos quedan ochenta y seis!...

 

Desde Madrid,  quincuagésima entrega: Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá

Video (inédito) a sus 6/8/9 años: Nicolás García Sáez

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos

 

viernes, 24 de febrero de 2023

Una prestigiosa fotógrafa chilena nos cuenta su experiencia luego de leer ¨24 horas con mi Álter Ego y mi Súper Yo¨

Nicolás García Sáez

Hace algunos días terminé de leer “24 horas con mi Álter ego y mi Súper yo”. El título de esta obra de teatro, de Nicolás García Sáez, ya me generaba intriga, de antemano imaginaba un diálogo interno y complejo. Me vi gratamente sorprendida por el formato en que está escrito, lírico, coloquial y provocador, una propuesta que invita a sumergirte en ese mundo intenso y tormentoso de los protagonistas, que es uno solo, en donde la luz y la oscuridad hacen el amor durante 24 horas, sin respiro, una montaña rusa de emociones para el que la vive y para el que la lee.

A medida que avanzaba con el texto, fui ingresando en ese living oscuro, un ambiente sórdido del que se puede salir…pero no se quiere, allí los diálogos son demasiado interesantes, la condición de voyeur me hacía permanecer expectante, seducida, pude sentir que estaba en la escena, muy cercana a los personajes, o al personaje, será que Yo, Álter Ego, el Súper Yo  actúan como un espejo de mis propios diálogos internos, que muchas veces van y vienen en forma reiterativa, casi en espiral. Un texto brillante, lúdico e inteligente, me encantó su humor negro, por momentos sentí mi propia sombra escorpiana y luego percibí el alivio al encontrarme con unos párrafos amorosos y poéticos, que cada tanto volveré a releer. El Ello, el Complejo de Superioridad y el Complejo de Inferioridad también son bienvenidos a la  fiesta introspectiva.

Leo y aplaudo la valentía del autor y la de sus protagonistas, o su protagonista, que se permiten interactuar durante 24 horas ininterrumpidas y pensar y luego decir lo que quieren, lo que sienten. Algo que ninguno o muy pocos  de nosotros nos permitimos en algún momento de nuestras vidas, aunque quisiéramos abordar con urgencia nuestra propia introspección.  

Decidí llevar esta obra de teatro a mi casa del Delta y dejarla a mano para los turistas que la visitan con frecuencia, lugar ideal para la lectura y, por qué  no, para la contemplación de uno mismo.

 

Texto (inédito): María Paz German

Diseño de tapa: Carina Ponieman

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos

 

jueves, 23 de febrero de 2023

Florecer

Estoy sentada frente a uno de los varios cuadernos donde plasmo ideas a diario, bajo pensamientos al papel para liberar una mente ajetreada. Me descubro  haciendo dibujos de pequeñas flores de cinco pétalos y, con actitud meditativa, suelto mi mano y dejo que se arme un marco floral que adorna la hoja. No recuerdo desde cuando mi mano dibuja flores.

Espejos simbólicos en forma de líneas y colores, reflejando nuestra preciada imaginación. Un hilo invisible une nuestra mano a nuestra alma, para quien busque  expresarse, sacar afuera todo un mundo maravilloso creado por pensamientos, deseos, algunas represiones y mucha magia.

Dejar salir todo ese caudal de información tan íntima, saltando la razón, sorteando el propio juicio de lo bello o lo incorrecto.

Dibujar es el lenguaje que habla de nuestro ser más auténtico, quizás por esto, los dibujos que hicimos de niños nos llaman tanto la atención y nos evocan recuerdos de la tierna infancia, donde fuimos seres tan puros, transparentes y libres, que no temíamos escuchar ese deseo de registrar lo que pasaba por nuestra mente, la interpretación de la realidad o lo que sentíamos.

Poderoso espacio de creación, de libertad que, en ocasiones, se presenta como estar de pie frente a un abismo de grandiosidad.

Esa hoja en blanco que espera por tu visión, aguarda esa mirada que aparece cuando cerras tus ojos físicos y comienzan a llegar las imágenes verdaderas, los colores más brillantes, que buscan ser observados, ser vistos.

Ese espejo se presenta ante vos, a veces en forma de hoja, de una agenda o un papelito solitario que estaba sobre tu escritorio. Si tu mano comienza a dibujar, solo hay que dejarla florecer.

 


Texto (inédito): María José Quiroga*

Imagen(inédita): LVP

*Terapeuta

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos

 

domingo, 19 de febrero de 2023

Vida, obra, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro (cuadragésima novena entrega)

CARTEL: Viernes, 02,00 horas

BUSTOS:

La cama, aquí, sin vos, es cualquier cosa,

no mi cama. Es cama, sí, pero no le creo.

A simple vista lo parece, pero no.

Son mil días de tenerte como lado,

con sus noches, sus enojos y

 sus ¡vamos!, ¡a arrancar de nuevo!,

a darnos algo, a recibir el vuelto.

No me pidas que me duerma, que no puedo.

Ni que deje de dar vueltas al balero,

porque el balero es eso, de eso juega,

hasta que emboca, acierta y entra al hueco…

y entonces… va de nuevo, y otra vez, y luego…

Que el trabajo, que el descanso, que mañana…

Que este instante, que esta cama, que tan lejos…

Que todo tiene de su parte y contraparte

Exudo el malhumor de los imberbes

que desesperan por crecer y conocerte

para dejarte con la boca abierta

por capacidad torácica, durezas,

y por el ritmo febril y caudaloso,

que a la tercera cansa,

y a la cuarta aburre,

y a la quinta desengaña.

Pero no lo saben -yo no lo sabía siendo joven-, cama.

Ni uno, ni lo otro,  ni lo de más allá, ni casi nada,

pero, esto,  a lo que llaman “cama”:

¿con qué pan que no seas vos o vos, se come?

Más de uno murió así, o enfermó así,

de frío y con presagio de adeudarte el resto.

 


Desde Madrid, cuadragésima novena entrega. Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá

Imagen (inédita) a sus 8 años: Nicolás García Sáez

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos

 

miércoles, 1 de febrero de 2023

Sin sonrisas

Una cara pálida, tan delgada, tan blanca, como la misma hoja que la sostiene. Sonrisa invertida, dijo la especialista, lo que para mí podría haber sido un emoji de carita triste. Ahí, sonrisa, no hay. Veo un inmenso sufrimiento SIN ATENUANTE. Una boca grande, eso sí, sellada, muda, pueden adivinarse gritos contenidos, desesperados, desgarradores, inaudibles. Los ojos como tajos de una lata, firmes, largos, hechos con la fuerza y precisión de una sola puñalada. Pero de una lata llena de pesar, dolor y angustia que se derrama y gotea incesantemente por la cara. Dos burbujas rosadas de pómulo, como un atisbo de vida, de esperanza. Sólo una cara, sin extremidades, intuyendo, casi con certeza, que no podía disponer de ellas. Títere sin hilos de una obra macabra, ya escrita, premeditada. En una cara sin cuerpo, no hay lugar para un corazón. Trazos invisibles, para quien no quiere ver.

 

Al unísono y en un solo grito: 

 ¡JUSTICIA PARA LUCIO!

 

Texto (inédito): Gloria Bono

Imagen (inédita): LVP

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos