FERNANDITO:
Podríamos decir tantas
pavadas… Pero Bustos las dice todas por nosotros. ¿Dónde estamos? En el nosocomio Dr. Sabino
Alpedrete de Lomas de Zamora. Celda 1120. Invierno. Ahí ha recalado Bustos,
tras ser arrollado por un colectivo de la línea sesenta en Callao y Rivadavia,
tras huir de una muerte segura a manos de su “exposa”, Clara Beter…
Bustos, que no se ha
hartado de vivir, aunque nos tenga a todos hartos, ha olvidado a Clara, y también
a Manuela. Y a sí mismo. Está ido, pero encerrado. Y en los momentos en que
vislumbra haber sido hombre con mujer -única virtud que lo redime-, aunque nos
preguntemos, ¿para qué?... recuerda que el nexo fundamental del hombre con la
vida es la cama. En su delirio constante, en el que se mezclan cosas rebuscadas
como la política, el sol, la mujer, la lotería, la revolución agraria, litros
de enema, medicamentos, la locura según tal y cual, y músicas y letras -que
cree inventar ahora, pero que fueron escritas mucho antes por él mismo en desvaríos
anteriores y que ustedes van a tener que, lamentablemente, oír plasmarse en
éste espectáculo de plaza y media, al que intituló: “Con cama, ¡adentro!, zamba”-, él se enfrenta cara a cara con la
cama, camastro, camilla, catre, de su celda y continúa lo que comenzó asá… y
sigue así: (Fernandito murmura por lo
bajo) ¡Joder, vamos por la tercera página y nos quedan ochenta y seis!...
Desde Madrid, quincuagésima
entrega: Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá
Video (inédito) a sus 6/8/9 años: Nicolás García
Sáez
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes
Paralelos