Una cara pálida, tan delgada, tan blanca, como la misma hoja que la
sostiene. Sonrisa invertida, dijo la especialista, lo que para mí podría haber
sido un emoji de carita triste. Ahí, sonrisa, no hay. Veo un inmenso
sufrimiento SIN ATENUANTE. Una boca grande, eso sí, sellada, muda, pueden
adivinarse gritos contenidos, desesperados, desgarradores, inaudibles. Los ojos
como tajos de una lata, firmes, largos, hechos con la fuerza y precisión de una
sola puñalada. Pero de una lata llena de pesar, dolor y angustia que se derrama
y gotea incesantemente por la cara. Dos burbujas rosadas de pómulo, como un
atisbo de vida, de esperanza. Sólo una cara, sin extremidades, intuyendo, casi
con certeza, que no podía disponer de ellas. Títere sin hilos de una obra
macabra, ya escrita, premeditada. En una cara sin cuerpo, no hay lugar para un
corazón. Trazos invisibles, para quien no quiere ver.
Al unísono y en un solo grito:
¡JUSTICIA PARA LUCIO!
Texto (inédito): Gloria Bono
Imagen (inédita): LVP
Especial para Los Verdes Platónicos
y Los Verdes Paralelos