Y en esas playas raras que,
de tanto recorrerlas, sobre un balneario fantasma y desde un hotel abandonado…el
dulce recuerdo de lo que no se sabe si fue, o continúa presente, o solo fue un
chispazo, junto al Mapocho, contaminado, un domingo en Santiago / o viendo a
las palomas, en la playa de Flamengo / o comiendo chipá con champán, en aquel
arrabal de Asunción / antes, mucho antes, de convertirme en el free lance de
moda, la firma waw en líneas aéreas, en diarios y revistas dedicadas a los
viajes y al turismo / yo, viajero trotamundos, pero muy disciplinado, digamos,
a la hora de plasmar, con mi pluma inquieta y mi ojo voraz, aquellos
derroteros / senderos entrañables, intensos, legendarios, hasta
transformarlos, tantas veces, en crónicas para el lector y la lectora que me
envidiaban cuando sufría por vivir sentado más de la mitad del tiempo de
mi vida (inquieta, siempre encendida) adentro de un avión, adentro de cualquier
medio de transporte o despertándome en lugares que ni sabía dónde, cómo,
cuándo, quién…
Puerto
Rico, Botswana, Napa Valley, Cochabamba, Amsterdam, Barcelona, Oviedo, Oruro, Gaiman,
Tucumán, Málaga, Marbella, Quito y Macchu Picchu / Huelva, Tenerife, Rawson,
Trelew, Edimburgo, Villazón, Ciudad del Este, el Titicaca, Ciudad del Cabo,
Tandil y los siete lagos del sur / Chaco, Entre Ríos, Formosa, Río de Janeiro, otra
vez la Patagonia, Los Ángeles, Santiago, no de Chile, sino del Estero (después
vino el de Chile y varias veces) / y también: Las Vegas, por duplicado y con diez
años casi exactos de diferencia entre un viaje y otro y Edimburgo (sí, otra
vez, quise ver los escenarios de Trainspotting) / Cadiz, Bruselas (¿por qué
Bélgica es tan pero tan previsible?),
Sudáfrica y San Francisco, el de California. / Asturias, Iguazú, Paraná, Panamá, Bilbao y
Gibraltar / Zambia, arrabales oscuros, lejanos y africanos, la boca sedienta de
un lobo infinito en plena tregua de guerra y en donde no pisaban ni las sombras
de esos mismos arrabaleros / ¿ qué hago acá?¿adónde estoy?¿qué día es hoy?¿quién
soy? / Jujuy, Miami, Zimbabwe y Galápagos, Cuernavaca, Londres y Oaxaca / San
Sebastián, Aruba, San Juan, Puerto Madryn, yo quise volver a Amsterdam, pero me
enviaron a Galicia, dormí en Venecia y me desperté en Lyon ¿ dónde estoy?¿en qué
idioma tengo que hablar?
Extraño a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos, a mis novias que tan comprensiblemente me dejaron porque yo tuve que dejarlas antes por el deber de tener que cumplir con: mi cámara de fotos que me acompañaba dentro de trenes, barcos, ferrys, lanchas, avionetas, motos, camionetas, camiones, autobuses y aviones con turbulencias feas, feas, feas / hubo hasta submarinos, damas y caballeros y más de uno, hubo un viaje en globo que se pinchó, hubo helicópteros que derraparon, hubo autos que chocaron, hubo barcos africanos que casi se hundieron en medio de un río (el Okavango) repleto de cocodrilos, recuerdo las pirañas en el Pilcomayo, a pocos centímetros de mi piel / no, queridos amigos, amigas, aquello no era vida, nada que envidiar, eso se los firmo, anoten, agenden / Marco Polo ya no estaba, Da Vinci suspiraba y yo solo quería quedarme tranquilo, acariciar y solo eso, acariciar la cabeza de mi perro, en un lugar sereno con agua, sierras y aire puro, mi casa, un jardín, una huerta, mi biblioteca, tinta china, algunos pinceles y nada más / pero entonces hubo un exilio europeo, que duró seis años (de esto hablaré, quizás, en otro poemario) / y hubo una vuelta a mi Patria Hermosa y aturdida y, apenas aterricé, me ofrecieron viajes, viajes, viajes, tapas de diarios, de revistas, más viajes (qué suerte, dirá usted y yo le insisto que no) / entonces elegí, eso ,elegí ser emigrante de mi nuevo viaje interior, que yo exteriorizaba entre ríos y sierras concretas, entre nubes de algodón naranja y rosa, violeta y púrpura y azul, ah...las nubes del verano, qué delicia, antes o después de cada tormentón, colores que encendían todo mi presente.
Fragmento del poemario ¨Como la lava
leve¨ (inédito en redes sociales): Nicolás García Sáez
www.nicolasgarciasaez.com
Ilustraciones (inéditas): Irupé Roch
Especial para Los Verdes Paralelos y
Los Verdes Platónicos