¿Estamos
integrados? ¿O estamos solo disponibles a que se nos alcance?
Estaremos
de acuerdo con que la singularidad es irreductible, aquí, en los espacios
indiferentes y homogéneos del contexto. El contexto es un espacio
indiferente, aunque no nos guste. ¿Cómo quieres que te quiera, si a ti te
encontré en la calle? En mi mundo, yo igual a yo es igual a perfecto,
llevamos nuestro propio ritmo y nos lo respetamos, nos autoafectamos, ay,
cuando hablamos de los ritmos de los otros, qué penuria la de los
egos y los entes que no soportan los ritmos de otros, estridente el claxon.
Ofrecer un amor feliz que balancee la penuria y el pánico de la falta.
El
contexto es un espacio indiferente donde preguntamos: ¿me aman? Y
experimentamos la vanidad del entorno. Tanto si la respuesta es
negativa, como si es positiva, vamos a salir afectados, es el estrato de la
falta de apariencia, que incluye lo inconsciente, una dimensión distinta que
todavía nos excede, por la ceguera, o por la cantidad de confianza que
hayamos establecido en la especie.
Texto
(inédito): Ruth Moratilla Sanz
Imagen
(inédita): María Paz German
Especial
para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos