El clima me envuelve
con una tibieza dulce. En mayo, los días son largos y el sol acompaña hasta
tarde .Caminar por París es como un cuento de reyes y princesas, toda la
arquitectura es majestuosa y grandilocuente, podemos imaginar mil historias,
de batallas, muertes y amores .Así la llaman , la ciudad de la luz y el amor.
Tan así que en el puente del amor, un día de esos, la tragedia se apiada con el
universo y la reja abarrotada de candados y promesas cae al Sena por el peso, a
minutos de que un barco de turistas embelesados pasara por allí debajo.
Así, sacaron las rejas
y pusieron vidrios para que los enamorados no pongan candados; no obstante, en
ese deseo utópico de que el amor dure para siempre, lo siguen haciendo,
desafiando multas y poniéndose en riesgo ya que los candados son colocados en
los faroles altos. ¿Será que cuánto más arriba y hacia el cielo los pongan,
más durará el amor?
La magnificencia de los
edificios, monumentos, avenidas y parques me sigue acompañando. Ya de regreso,
me pierdo en el Barrio Latino, un laberinto de calles pequeñas
llenas de bares con mesitas que obligan a ubicarse para no perderse, en ese caminar me detengo ante una
fachada, pequeña y simple: Librairie Utopia y ahí, en ese instante,
siento y pienso que a veces o casi siempre lo más sencillo hace a lo utópico mucho más grande.
Desde París, texto e
imagen (inéditos): María Paz German
Especial para Los
Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos