A Isabel no le agrada
que editoriales independientes la retoquen con photoshop. Ella prefiere mostrar
el paso de los años en su bello rostro sin trucos virtuales. Destacada
psicoanalista, ensayista, novelista y poetisa que sigue las huellas de Lacan y
Rimbaud, ha comenzado a incursionar con éxito en la ribera de la actuación. A
Isabel le encanta el tango que se respira en las esquinas de Buenos Aires, las
películas excelsas del cine más clásico francés y los pasos lentos que da en su
balcón de Boedo su tortugo Manuel.