jueves, 11 de julio de 2019

Miguel Ángel Solá y ¨ 24 horas con mi Álter Ego y mi Súper Yo¨, la obra de teatro de Nicolás García Sáez



En el cafetín porteño de una franquicia marplatense, ubicado en la esquina de Pueyrredón y French, algunos días después tuvimos un segundo encuentro (o tercero, según como se viva) en el que Miguel Ángel Solá se mostró interesado por ``24 horas con mi Àlter Ego y mi Sùper Yo``, la obra de teatro de Nicolás García Sáez. Allí, temprano, por la mañana, hablaron junto a nuestro Verde dramaturgo de política y economìa argentina en pasado, presente y futuro, de cine, de pintura y del inminente regreso del multipremiado intèrprete a Madrid. Tambièn leyeron poemas, abordaron cuestiones de índole literaria (haciendo hincapié en la poesía), apareció nuestro guiòn, que va creciendo en sus detalles y, ya con la obra de teatro en la mano, se acercaron inevitable y gratamente hacia el psicoanàlisis (que abunda, y se parodia, a lo largo y ancho del texto publicado por la editorial Sàtira y Musa). Luego,  mientras era filmado con el iPhone de ngs, Solá además actuó y leyó - con precisiòn magistral, espartana y surrealista - una escena (que tenía que interpretar esa misma tarde para su nueva película) en la que un tal Otto respira debajo de un estanque lleno de peces. Ahí mismo (en ese cafetín en el que el personal te pone cara de níspero si se te ocurre tener el tupé de alentar a la osadía pidiendo un vaso mini de agua tibia y turbia del grifo o un bizcochito extra para el café) sin rubor ni titubeo, El Gran Actor se puso a cantar una baguala con una voz que se propagò como un mantra urbano entre los Valles Calchaquìes e hizo enmudecer durante cuatro segundos a la gente que conversaba en aquel recinto singular. Otto cantò e improvisò: 

                                                             No sabe cantar el rìo
                                                         Las piedras lo hacen cantar
                                                            Por eso elijo ser piedra
                                                           Y en el musguito esperar

                                                             Cuando se apaga la tarde 
                                                          siempre hay algo que enterrar
                                                                mejor que sea semilla
                                                                  para mirarla brotar