Dice (SOL), en Bi-dermol y entonación bíblica:
“La
balada de Plumas de Cotorra”
(Yoko
y John lo hicieron antes) (Valsecito peruano o como pueda. Desafinado o
afinado, da lo mismo)
Deje
de joder, duerma mi niño,
que
esto es una cama, y sepa,
que
cuando el brillo de mis rayos
atraviesen
el cristal de su ventana,
voy
a indicarle: “¡Arriba!” -usted se para-,
“¡Ducha!”
-usted se lava bien prolijamente,
eso
que le cuelga y se sostiene, como puede
por
milagro divino y otras manos.
“¡Ropa!”
- se me viste como para ir al Polo
-al
de Las Cañitas, no al Antártico-, que,
si
me apura, le avecino treinta grados.
“¡Desayuno!”
-magro, sin hidratos ni cianuro.
Y:
“¡al laburo!”, como dice cualquier tano de su barrio.
“¡Y
a bien hacerlo!, que después,
murmuran
las cotorras , las vecinas y el alcalde”:
(TRAS
EL APLAUSO, ARRANCADO POR EL ARRANCA APLAUSOS
TRES
COTORRAS VERDES DE MUY MALA LECHE Y UVA CHINCHE,
SE
APRETUJAN EN LA RAMA DE UN FRONDOSO ÁRBOL,
-O LO QUE EL PRESUPUESTO NOS PERMITA Y QUIERA
LAS
COTORRAS, RETOMO, COTORREAN…
UNA,
LA PRIMERA TOMA LA PALABRRRA, DICE:)
“Éste
es un cansado. Si tuviera que mover las alas como nos, se habría hecho papilla
contra un piano”.
“Piano,
piano”, repiten las comadres cotorristas
¿Qué
le dice Paco, Pepa amiga, de la crisis, de la grieta, de los jubilados, de la
camisa esa tan blanca que estoy viendo?...
“Viendo,
viendo”, solícitas apoyan sus dos repetidoras.
“¿Y
si le hago una caquita que le aporte, como poco, un toque a moda Prada?
“Haga,
haga…”, versiculan las dos mismas.
“Voy,
hago, vuelvo y me recuerdan
todo
lo que estábamos hablando”,
para
estar en consonancia y buena onda, ¿sí?.”
(Y VUELA. Y EN EL ÁRBOL QUEDAN DOS.
QUE SE MIRAN Y SE MIRAN. SIN TEXTO POR AHORA.
DESPUÉS VEMOS, CUÁL ES LA EXISTENCIALIDAD
DE LAS COTORRAS, SU VALOR SIMBÓLICO, SU PESO.
Desde Madrid, quincuagésima sexta
entrega. Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá
Video, imágenes y edición (inéditos): Nicolás
García Sáez
Especial para Los Verdes Platónicos y Los
Verdes Paralelos