Hay ciertas vocales / que se abren insomnes / a la sombra de la luna. / Roces
de signos erizados / sobre el teclado oscuro / que alumbran y desfallecen luego
/ en la solitaria cueva / del yo, / cueva o cuervo: / nunca más, nevermore / (estribillo
mentiroso que te canta las verdades. / No
todas).
Sin embargo, las vocales estremecidas, / pliegues de un olvido, / vuelven a abrirse / en los pezones impuros del ritual, / otra vez, / otras veces. / Desmesura que enceguece el lenguaje / y se desflora latiendo / en los pulsos de la madrugada. / Vocales inaudibles / clavadas en la angustia del reloj, / soñadoras de éxtasis, / ingenuas de ansias sin domesticar. / Vocales fieras que se lanzan / en las garras abiertas / de la noche./ Un hombre quiere pronunciarlas / (hombre o tigre del deseo).
Hay ciertas vocales / que se abren insomnes / a la sombra de la luna.
El tigre acecha. / Yo espero en el
día / para volver a nacerlas.
Desde Uruguay, poema (inédito): Sandra
Escames
Foto (inédita): María Paz German
Especial para Los Verdes Platónicos y
Los Verdes Paralelos