sábado, 11 de noviembre de 2023

Potrerillos (fragmento)

Vamos por un camino lleno de curvas y contracurvas. De esos que te hacen pensar que a la señalización de las rutas argentinas le haría falta inventar un cartel de "cuidado con la belleza ". El cordón del Plata recién nevado, el atardecer que explota de colores, radiante por donde se lo mire. Qué le hace la luz al agua amansada del dique. Qué le hace esa luz a la nieve salvaje de las cimas, cómo impacta en la nube. Las repercusiones de todo esto, en el espejo de agua ferozmente amansada del dique.

Para colmo, el camino está bordeado de casa-casita-rancho-palacio, de barro piedra y madera, cada una con sus detallitos que hubieran hecho las delicias de Tesla y de Gaudi. Otra forma de belleza.

 Y por si todo esto fuera poco, cóndores. A esos drones almados los inventó la madre tierra, se nota que les encanta volar por esos cielos. Desde ahí otean en qué andan estos monos locos que se autoperciben sapiens. Conversan a lo cóndor.

-Andan hundiendo el pueblo con un muro, quieren domar al río. Qué va a ser de esa gente que se queda con el nido bajo el agua...

-Andan levantando sus nidos de nuevo, con barro, piedra y palitos, como corresponde…

-Andan alborotados con los tambores, la Danza de la Indignación y de la Fiesta de Estar Vivos. Todo junto en simultáneo…

-Bichos raros. Lo de siempre, sintetiza la volada un cóndor viejo.

 II

 Lo de siempre. Donde falla el estado, está la creatividad pobladora llenando el hueco. En una de esas curvas y contracurvas hay un mural que dice "La cordillera, qué linda está ". Y cómo no estar de acuerdo con eso, con el cordón del Plata recién nevado de fondo.

"Potrerillos, Área Ambiental Protegida", sigue el mural con un dibujo de dos cerros marrones con los picos nevados, un cielo que va del rojo al oro de atardecer que explota, y un cóndor en pleno vuelo. No está el dique en el logo. Sí está la ordenanza municipal con su número, del año 2011. Y el sello de identidad de la Asamblea de Potrerillos, que es una gota de agua con una pluma de cóndor, y una especie de electrocardiograma, o perfil del cordón del Plata, no sé si hay diferencia, lo que sí sé es lo que hace latir a un corazón en Potre.

Esta vez no es un cinema paradiso, sino una suerte de gran nido de hornero, con sus hermosas vigas de madera expuestas, el que nos envuelve con su magia. Una lujosa edición de Cosmos, de Carl Sagan, brilla en el estante. Tapas negras con letras de oro, recordándome el punto donde comprendo y comparto la codicia como parte de la condición humana. La Tierra de la Luna,  se llama este lugar tan potre, que para más similitudes con el paraíso, encima  ofrece helados y cerveza, todo artesanal. 

-Faltan sillas- es la frase que más se escucha en toda la noche. Más gente viene, más logísticos salen a pedir sillas por los alrededores.

Abre la Asamblea, cuenta sus trabajos y sus días. Que básicamente consisten en poner en valor y tratar que se respete la ordenanza de Área Ambiental Protegida; en un municipio que, del 2011 a esta parte, no se ha dignado a reglamentar, ni a implementar, ni asignarle un presupuesto decente.

Más tarde, en el debate, los adultos estábamos empantanados en si es político o no es político poner nombres de qué actor o actriz de tal o cuál partido de una democracia de la que nadie duda que prácticamente todas las opciones tienen la misma política: reventar cerros y secar la tierra para hacer guita. De repente…

-¿Y con el fracking qué hacemos? ¿si vuelve el fracking con el agua, qué pasaría? ¿la explotaría?- clavó una vocecita impertinente la pregunta más pertinente de la noche. Silencio adulto, mezcla de orgullo colectivo porque un enano, que no sé si junta diez primaveras, ya esté tan enterado. Y de no saber ni qué ni cómo responderle. Todos los grillos de Potrerillos se colaron en ese instante.

Por suerte, otro peque nos sacó del apuro:

-Y claro, sin agua explota todo- sintetiza la criatura. Esa volada por la que se suele decir: silencio de pasó un ángel.

 La pregunta del niño impertinente es tan pertinente porque, quien no ha visto, por ejemplo, al transitar la ruta nueva, ese cerro partido a la mitad, como si fuera una porción de torta. De un color rojo intenso, con vetas grises. Bueno, esas vetas son capas y capas de rocas de esquisto, que contienen pequeñas burbujas de gas y petróleo no convencional, precisamente en las que se utiliza la técnica del fracking.

No es ningún secreto, esa misma formación, que por momentos aflora en la superficie, por momentos se hunde en la tierra, y continúa hasta Uspallata, ya era conocida por los jesuitas, que tiraban la roca entera al fuego de la Fundición. Algo muy impresionante de ver, las rocas se prenden fuego. No tanto como ver que se prende fuego el agua de la canilla, por supuesto, pero esas capas geológicas también tienen sus capas fascinantes de historia humana encima.

Ya eran codiciadas por Carlos Fader, quien en 1886 funda, con Emilio Civit, la Compañía de Petróleo Argentina, y hace las primeras perforaciones en el cerro Cacheuta. De esos años también data la primera deuda que contrajo la provincia ( cinco millones de pesos-oro), la gobernación de don Óseas Guiñazú, y el primer oleoducto de Sudamérica.

Poco les duró el castillo de naipes: en dos días de febrero del 1900, un aluvión se lleva puesta la infraestructura, y Mendoza se queda sin agua potable. Para remediarlo, después, un subcontratista los tima, fracasan y quiebran. Cuenta el libro "Cien años de vida mendocina, edición por el centenario del diario Los Andes", que entonces un tal Jacinto Álvarez "cancela la deuda externa de la provincia, e inicia los estudios para aprovechar las aguas del río Blanco, las de mejor calidad aunque fueran más costosas que extraerlas directamente del río Mendoza: se prioriza la pureza de esas aguas, que aún hoy bebemos".

 

Crónica y foto (inéditos): Eugenia Segura*

 *Poeta, publicó lo libros La  traición de Sarah Kay, Herencia china, El silencio que rompen,  Jugar con tiempo y Fondo blanco

 Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos