martes, 29 de octubre de 2024

Lavandas mágicas / Casi un nirvana


 El breve recorrido que hace el terciopelo (al tacto es así), amplifica su horizonte al observarlas. Cada hoja lanceolada despierta el néctar de la abeja que habita momentáneamente el zarandeo, en este caso un lila deslumbrante, epifanía de una tarde con temperatura otoñal. El cáliz tiene dientes pequeños, pero no muerden y la corola puede ser de un añil intenso, según desde el ángulo en que acaricie a la luz. Observamos minuciosamente las espigas florales de la lavanda o lavándula. Nos detenemos en cada una de ellas, también podemos verlas en su conjunto. A medida que avanza el video, y en pos de lograr el estado de contemplación, en cada secuencia podemos optar por ver la espiga individualmente, o el leve bamboleo de la misma, o concentrarnos en un plano general, pletórico de esta maravillosa planta cuyo aroma celebran los ángeles. 

The brief journey made by the velvet (to the touch it is so), amplifies its horizon when observing them. Each lanceolate leaf awakens the nectar of the bee that momentarily inhabits the swaying, in this case a dazzling lilac, epiphany of an afternoon with autumn temperature. The calyx has small teeth, but they do not bite, and the corolla can be an intense indigo, depending on the angle from which it caresses the light. We carefully observe the flower spikes of lavender or lavandula. We stop in each one of them, we can also see them as a whole. As the video progresses, and in order to achieve a state of contemplation, in each sequence we can choose to see the spike individually, or the slight swaying of the same, or concentrate on a general shot, full of this wonderful plant whose aroma is celebrated by the angels.

 

© Nicolás García Sáez

Traducción: Florencia Suárez Guerrini

© Casi un Nirvana

viernes, 25 de octubre de 2024

Biblioteca José Vasconcelos


 Llegar al DF, México, es siempre un torbellino de abrazos y palabras que se desbordan en un atropello esperado.

Me gusta perderme por barrios nuevos, a veces lo de perderme es literal. Como siempre, en esta época el sol de las 11 am es tibio y acompaña gratamente la caminata. Me dirijo hacia la colonia Buena Vista, dónde se encuentra la biblioteca José Vasconcelos, la más grande del DF. Al llegar, me recibe una magnífica construcción de arquitectura contemporánea, construida en acero, concreto, mármol, granito, madera y vidrio.

En su interior hay más de 600.000 libros dispuestos en siete pisos, la luz natural que entra por los grandes ventanales hace de esto un espectáculo impactante. Siete pisos de miles de letras y saberes están a la mano de cualquier alma curiosa.

Siguiendo el recorrido visito el Museo Universidad del Chopo, otro edificio magnífico de estilo Jugendstil alemán, dedicado al arte contemporáneo. Una de las muestras (la que más me llama la atención) es del artista visual, poeta y cineasta Fernando Sampietro   mexicano, hijo de refugiados de la guerra civil española.

Luego, hago una analogía con la biblioteca y con otros monumentos y museos y pienso cuanta grandeza hay en este país, en el territorio, en su cultura, colores, sabores y también de grandeza humana al haber albergado a lo largo del tiempo a miles de ciudadanos de todo el mundo.

 

Desde el DF, México, texto y foto (inéditos): María Paz German

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos

sábado, 12 de octubre de 2024

Delta

 


¿Y en qué momento alguien puede considerarse un isleño? Vaya uno a saber. Hay historias antiquísimas que, junto a la flora y fauna, pertenecen a los primeros habitantes de estas tierras. La Naturaleza reacciona y va improvisando, los resultados suelen ser interesantes. Luego el ser humano va decidiendo qué camino tomar. Hay luces y sombras, como la vida misma, hay espacios abandonados, en la metáfora, en la realidad. El agua avanza o retrocede, hay viento o calma, la marea viene, va. Y así, siempre.

 © Nicolás García Sáez



Click en DELTA

https://vimeo.com/manage/videos/1019009613