Nadar al amanecer, dentro de una pileta pública con agua de vertiente, puede hacer brotar revelaciones variopintas. Si además esa pileta -cuando el cielo aún está fusco o va virando hacia el turquesa- está vacía del tumulto o el gentío que se apiña en horas pico, la maravilla se va completando en cada brazada, con cada exhalación, con esa inhalación que despierta todos los sentidos. El cuerpo vuela, eleva su temperatura y, lo que era hielo primigenio en el alba, ahora es agua amiga, fría y luego incluso tibia, acompañando al que es denominado “el deporte más completo de todos”. Los datos básicos dicen que se utilizan dos tercios de los músculos del cuerpo, se potencia la flexibilidad, la resistencia, la fortaleza en general.
Una vez allí adentro, envuelto en el agua ocre del río serrano que se va tiñendo con los primeros rayos del sol, es inevitable recordar aquel libro que le dediqué, en gran medida, a ese lugar y todo lo que acontecía entre mis pensamientos y recuerdos, que nadaban al mismo ritmo que el líquido congelado, frío, tibio.
Aprovecho, ya que estamos, para comunicar que quedan muy pocos ejemplares del susodicho, que además se viene traduciendo a varios idiomas. Los/as interesados/as en adquirir el poemario, me lo comunican por inbox. Gracias
© Nicolás García Sáez
https://www.nicolasgarciasaez.com/la-lava-leve-se-eleva-y-vuela/