viernes, 20 de diciembre de 2019

Leticia López Margalli: el secreto de sus éxitos



   Resulta interesante leer las respuestas que muchas veces ofrecen aquellas personas que ya saborearon las mieles del éxito. Se ha dicho aquí, en este blog, cómo llama la atención el trato amable, humilde, que brindan cuando son consultadas por su universo personal, o el laboral, que suelen ser lo mismo.
   Hace algunos meses comenzamos a hablar de cine y de teatro y también de México (su país), hablamos de la vida misma. En ese devenir me tomé el atrevimiento de preguntarle si quería ser la prologuista de las traducciones de uno de mis libros. Accedió de inmediato. Cada vez que nos comunicamos manifestó el mejor de los humores, la mejor de las voluntades. Yo ya tenía una leve idea de quién era, amistades del país azteca me habían hablado con entusiasmo de la serie, y posteriormente película, ¨Las Aparicio¨, vista por millones de personas en la tele y luego por los suscriptores de Netflix.
   Con el correr del tiempo me fui enterando de su carrera descomunal. Vivimos en un mundo globalizado, pero muchas veces nos cuesta ver qué sucede más allá de nuestras propias fronteras. Algo parecido, digamos, sucede con las películas o las series de televisión, incluso con muchas obras de teatro: uno por lo general se acuerda del actor o la actriz principal, luego del director, o directora, tal vez algún/a secundario/a… ¿pero de los guionistas, quién se acuerda? Seguramente el núcleo duro de estudiosos que habita esos universos, cinéfilos y televidentes muy entusiastas, pero luego… ¿quién? Y es algo que, en fin, resulta un tanto curioso, injusto me atrevo a decir, ya que ellos son los que plantan la semilla fundamental para que luego se desarrolle y tome envión todo el aparataje que dará como resultado esa película, esa serie de televisión o esa obra de teatro. Sin guion no existiría nada de eso, cero, naranja, así de sencillo. El guion es lo primero que te solicita, por ejemplo, un/a productor/a a la hora de comenzar a contemplar todo lo que vendrá después. El guion es el alma que luego, si, van corporizando el resto de los protagonistas. Así las cosas, es un honor contar con la presencia en este espacio de nuestra querida Verde Honoraria: Leticia López Margalli, una de las guionistas más importantes de la actualidad.

*¿Cómo decidiste ser guionista?, ¿por qué?

LLM.- Debo confesar que no lo decidí. Estudié Historia, según yo, con esa sabiduría que tiene uno a los dieciocho años, porque si estudiaba Letras me iba a morir de hambre (como si los historiadores se hicieran millonarios). Sin embargo, la vida me fue llevando hacia aquello que desde pequeña –intuía--, era lo mío: escribir. Así fue como alguien me inscribió sin preguntarme en un “casting” para ser libretista del gran escritor colombiano Bernardo Romero(qepd), el autor de Mirada de Mujer. Hicimos la prueba veinte escritores, de los cuales sólo dos no habíamos escrito televisión jamás. Y justamente nos quedamos esas dos. ¿La razón? Que no teníamos los vicios que entonces tenían los escritores de telenovela tradicional. Desde entonces (1999), empecé ese camino en el que estoy a punto de cumplir 20 años.

*Netflix presenta a tu creación (escrita junto a Verónica Bellver) Las Aparicio, como ¨tres generaciones de mujeres que comparten una extraña tradición familiar: todas han quedado viudas en circunstancias extraordinarias; todas dan a luz exclusivamente a niñas¨. Son 120 capítulos, una película, la serie más vista en México…se dice que ha revolucionado, o al menos inquietado bastante, a varios paradigmas que hoy en día ya comienzan a quedar obsoletos. Se dice que ha cambiado las reglas de la televisión mexicana y varias televisiones de Latinoamérica.  Puedo imaginar el vértigo, la pasión, la intensidad mientras escribías cada capítulo/episodio, el conjunto en su totalidad, lo que ocasionaba en los espectadores, la adaptación a la pantalla grande...¿cómo fue el proceso de escritura, estreno, recepción, que respuestas hubo y cómo te sentías y seguís sintiendo con eso? 

 LLM.- Las Aparicio nacieron, como muchas otras tantas buenas ideas, en un mantel de papel de un café en Coyoacán, el barrio donde vivíamos Verónica Bellver y yo. Surgieron de una de esas oportunidades con las que todos los guionistas soñamos: un canal emergente de televisión abierta (Cadena Tres), que quería lanzarse con un producto que escandalizara, que hiciera ruido. “Me quiero encuerar en Paseo de la Reforma; quiero acumular multas de Gobernación”, fue la instrucción que el dueño del canal le dio al productor Epigmenio Ibarra, el director de Argos, la casa productora que hizo la serie. Fue así como Vero (quien por cierto, nació en Buenos Aires) y yo nos embarcamos en esa suerte de “Primavera de Praga” que fue  para nosotras Las Aparicio. Por entonces, yo traía la inquietud de hacer una versión a la mexicana de la historia de Heidi Fleiss, mejor conocida como la madame de Hollywood en los años 80, sólo que en nuestro caso, el personaje de Alma Aparicio sería la dueña de un exclusivo y discreto servicio de escorts masculinos para mujeres, con fines terapéuticos. El resto de la familia, la “maldición” que las hacía parir solamente niñas y que sus maridos murieran jóvenes, el extraño imaginario alrededor de esa peculiar familia, se fueron agregando después. Y nacieron de una necesidad muy nuestra (de Vero y mía), de contar una historia de mujeres que fueran más reales, más parecidas a nosotras, a nuestras amigas de la vida real; la ausencia de hombres en la familia como metáfora de las mujeres “solas”, aquellas que por elección o por circunstancias decidimos construir nuestras vidas al margen de una pareja --que puede existir, o no--, pero a la cual no necesitamos para ser. Queríamos alejarnos del paradigma de la Cenicienta que hasta entonces regía la gran mayoría de las telenovelas mexicanas, en un híbrido que, según el pitching que hicimos en aquel entonces, combinaba lo mejor de tres tradiciones: “la contemporaneidad de la serie norteamericana; el desparpajo de la telenovela brasileira y la entrañabilidad del melodrama mexicano”. Si lo logramos o no, se lo dejo al gusto del público que nos vio, pero la serie tuvo muy buena acogida tanto en raiting como en crítica (por cierto que fuimos el Titanic en la edición 2011 de los premios FyMT, en Mar de Plata, Argentina).
Desde luego, en el proceso hubo vértigo, pasión, intensidad, muchos temores (a mí Las Aparicio me costaron más de una visita al psiquiatra).  Pero a final de cuentas, como todo lo que se escribe desde el corazón y las tripas, valió la pena. De la adaptación cinematográfica prefiero no hablar porque en el proceso intervinieron otras manos (entre ellas las del director, que cambió el guión sin consultarnos); pero definitivamente la serie es, hasta hoy, el producto que puedo considerar más mío… y casi estoy segura de que en el caso de Vero también.

*Escribiste  el guion de la exitosa comedia/dramática No se aceptan devoluciones (junto al afamado Eugenio Derbez y a Guillermo Ríos) y resultó ser la película mexicana más taquillera en la historia de ese país, y también la película hablada en castellano más taquillera en la historia en los Estados Unidos. Luego se hizo la remake Dos son familia, para el exigente público francés, que también fue un gran éxito en la taquilla. ¿Participaste en el proceso/progreso de adaptación? ¿Qué sentiste al ver parte de tu autoría trasladada a otro universo, similar, pero distinto al mismo tiempo?

LLM.- No tuvimos el gusto de participar en la adaptación francesa, ni tampoco en otras dos que se hicieron: una versión turca y una brasileira. Pero vi la versión francesa y me parece que los guionistas hicieron un excelente trabajo de adaptación. La verdad es que no me extraña pues, a pesar de los localismos que la hacían una historia muy mexicana, el tema era lo bastante universal como para tener éxito en cualquier país en que la hicieran. Desde luego es lindo ver a personajes que uno creó, hablando en otros idiomas y respirando aires distintos al de uno. Y también me atrevo a decir que hablo por Guillermo Ríos, el talentoso escritor con el que compartí la paternidad de esta historia.

*¿En qué estás trabajando ahora?

LLM.- Después de varios años de trabajar para otras empresas, regresé a Argos, la casa productora que considero mi alma mater, para desarrollar series para Netflix. En febrero de 2020 se estrenará en esa plataforma una historia original mía que yo titulé “Todo por ti”, pero creo que ellos exhibirán con el título de Oscuro Deseo. Se trata de un thriller que también contiene elementos de género importantes, con la participación en el elenco de Maite Perroni, Erick Hayser y Alejandro Speitzer.  Actualmente estoy trabajando en una serie de época acerca de un famoso asesino mexicano, de la cual no puedo avanzar mayores detalles por un asunto de confidencialidad, pero de la que espero, pronto sabrán.
                                                               
Nicolás García Sáez