La que hablaba del círculo perfecto
y la corriente
que vino desde el centro del círculo perfecto
donde ella moraba
la arrastró hasta la orilla
y más desamparada pudo ver entonces
que más allá…
no pasaba nada
una nada despareja
que le tocó los pies y
subiendo por sus piernas
le llegó, por primera vez
al corazón
y viera lo que no es viendo
cómo late cuando
de una vez y para siempre
late
Poema y pintura: Lía Ferenese
Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes
Platónicos