A pocos días de llegar al DF, me siento inmersa en un mar de abrazos y encuentros. Los sentidos visuales y gustativos explotan. Todo es inmenso, majestuoso, histórico, colorido. La catedral y sus campanadas, Frida y Diego, el Museo de Franz Meyer, del Estanquillo, la feria de hongos... asombra, y es solo el comienzo.
Hace un tiempo, me enteré en Buenos Aires que el fotógrafo Francisco Mata Rosas -en la imagen y a quien admiro- había publicado La Línea. Allí trata un tema que me impacta, que me interesa: la enorme frontera de 3180 km que divide México y EE.UU. Los miles de personas que se acercan, sus vidas, sus historias sus ilusiones de migrar. Quiero ese libro, pensé.
A veces lo casual y lo causal se abrazan y las coordenadas se besan:
justo inauguraba la Feria del Libro en la UACM. Pude asistir a la presentación
de dos fotos libros de Francisco, La
Línea y Existo porque resisto, conocerlo personalmente es un verdadero placer.
El recorrido por la feria continúa, Chile, mi país nativo, es invitado especial. Me detengo a escuchar poesía, padre e hijo, Hernán Lavín y Hernán Lavín Cerda, vinieron de Chile hace 50 años, nos cuentan, entre texto y texto, aquellos derroteros. Luego me tomo un café y pienso: cuantas historias de migrantes en estas breves palabras. Los miles en la frontera, los Lavín, mi hija, yo.
Espero que pare la lluvia. Estamos en verano, llueve todas las tardes.
Desde DF, México, texto y foto (inéditos): María Paz German
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos