Tales
eyecciones no conseguirán inmolarnos. Tener a disposición la carga en función
del bien común. Tengo un cinturón en constante circulación con sentimientos
repletos de Humanidad. ¿Cómo le daremos tratamiento al Código de la ira?, ¿Qué
emociones subyacieron antes de cada explosión? Con cada aliento de vida, con
cada estado vigoroso del cuerpo…¿elevaremos la condición para trazar rumbos más habitables? El civismo
furioso no está a la venta en los kioskos giroscópicos, cínicos hasta el
hartazgo. No se levantarán aquellas palabras en contra de quién las usa de
manera legítima, por haberlas transitado, por haberlas abierto hasta las
entrañas poéticas. Despojaremos a las palabras de infames significados porque
ellas sólo saben de la gravedad con la que cuentan, ignorante quién las usa
como arma de doble filo. Sé leer entre líneas la intención de usar palabras
como flechas caninas, vectores, proyectiles….
Ah…
que excelso es el lenguaje usado para describir solamente. A veces la herida en
el lenguaje permanece ahí, sin ser vista y sin embargo…sólo cuándo las palabras
sean usadas para entregar la estabilidad, solo cuando las palabras vayan
dirigidas para preservarnos los unos a
los otros, es bueno tomar cuenta del recorrido.
La
cuerda del arco que tira la flecha siempre es jalada hacia atrás o hacia nosotros mismos. Encontrarle
algún sentido a los estoicos. Las Heroicas dialécticas, por acaloradas,
respetan a la temperatura por sobre la agresión que oculta. Más honestos por lobos
que por corderos.
Fin
de la Balada.
Reflexión
(inédita): Ruth Moratilla Sanz
Imagen (inédita): Analía Saharrea