A Noemí Frenkel , Verde Honoraria, la conocemos casi tod@s por sus ininterrumpidas actuaciones -a lo largo de las décadas- en cine, teatro y televisión. También es autora, directora y productora de teatro. Ganó dos veces el anhelado Martín Fierro y una vez el Cóndor de Plata, como mejor actriz, en ese peliculón que fue y sigue siendo "Últimas imágenes del naufragio". Aquí nos detendremos hoy e intentaremos desmenuzar junto a ella sus vivencias durante el rodaje, explorar anécdotas desconocidas, además de rendirle un merecido homenaje a esos cuatro seres extraordinarios que también participaron en este film memorable (su director: Eliseo Subiela; su actor protagónico: Lorenzo Quinteros; Pablo Brichta y el secundario màs protagónico de todos los tiempos: Hugo Soto) y que hoy ya no están entre nosotros.
*Se dijo que “ Últimas imágenes del naufragio”, rodada en el medio de la crisis hiperinflacionaria
del 89, fue la metáfora más acertada del hundimiento de la sociedad argentina
de aquella época. ¿Como imaginás una película de esas características en este
presente tan turbio y difícil? ¿hay alguna película actual, nacional o extranjera, con
la que relaciones ''Últimas imágenes…''?
Noemí:
Si, creo que fue acertado como representaba ese momento de hundimiento del
estado de bienestar, o de los últimos estertores de un estado de bienestar y
todo lo que pasó con el neoliberalismo en la Argentina de la década del 90. Fue
muy profética esa visión de naufragio. No tengo presente una película argentina
que represente lo que está pasando ahora, pero al escuchar tu pregunta recordé
la de los hermanos Dardenne, “Dos días y una noche”, en la que actúa Marion Cotillard: ella es una
trabajadora declarada prescindible a raíz de una crisis depresiva y entonces,
durante un fin de semana, visita a cada uno de los compañeros en donde tiene que
conseguir, luego de una votación sindical, que ellos sumen sus votos para que
la reincorporen al trabajo, pero a cambio de perder un bono, o una compensación
para que ella conserve su puesto. Recuerdo esa película, que es muy cruda, y
que refleja este momento del mundo de los trabajadores, de la sociedad, este
momento del individualismo y el miedo a perder el trabajo.
*¿Cual fue tu escena o tus escenas preferidas y cuál fue o cuales fueron las más
complicadas en "Últimas imágenes del naufragio"?
Noemí:
A mi la película me encanta, así que tengo un montón de escenas favoritas. Me
gusta mucho la escena en la que converso en la iglesia con
Jesucristo, le pone una nota trascendental. Me encanta la primera escena del
restaurante, con Lorenzo, en donde los personajes se conocen, y también esa larga
escena donde Lorenzo Quinteros va de visita un domingo, charla con cada hermano, comen
los ravioles y después terminan todos bailando tango; luego aparece el
personaje de Pablo Brichta que ganó en las carreras…adoro esa secuencia. Y la
más difícil...tal vez es cuando ella lo va
a buscar indignada a la pensión, y termina meando arriba de la máquina de escribir.
Fue una escena que me costó mucho por el grado de indignación y de furia que
traía el personaje. Fue una de las primeras escenas que tuve que filmar y
sentía un gran desafío al tener que encontrar la medida de la indignación, de
la impotencia, las ganas de demostrarle al personaje de Roberto que ella era un
ser humano, y no un personaje de ficción. Era una escena que tenía un contenido
con muchas aristas y recuerdo que me costó bastante hacerla.
*
¿En qué lugar del Conurbano Bonaerense fue filmada? ¿volviste a ir alguna vez a
ese lugar?
Noemí:
Filmamos en una zona del partido de Quilmes, en un campo, era un lugar
increíble, parecía que estábamos perdidos en el medio de la nada, estuvimos
mucho tiempo filmando en esa zona, también ahí, en la costa, frente al río,
donde sucede la escena de la cama en el
agua. Era una zona que yo no conocía en aquel entonces y a la que nunca volví.
* ¿Qué recuerdos, anécdotas, sensaciones/emociones te quedan y te despiertan Eliseo
Subiela, Pablo Brichta, Hugo Soto y Lorenzo Quinteros?
Noemí: Para
mí es un recuerdo entrañable la película, entrañable Eliseo Subiela, su ternura
como persona, como escritor, como artista, su templanza durante el rodaje. Recuerdo que le encantaba ir a comer a la
costanera, siempre hacíamos grandes cenas con larguísimas sobremesas hasta la
madrugada en un restaurante al que nos invitaba. Recuerdo también cuando
filmábamos en los subtes, allí teníamos que filmar en los horarios nocturnos,
cuando estaba cerrado el servicio, y a veces terminábamos a las cinco de la
mañana, y luego nos íbamos a cenar -casi al amanecer- a Pepito, en Montevideo y
Corrientes. Habíamos armado como una especie de familia sui generis y siempre
se armaban cenas y situaciones muy divertidas. Con Lorenzo yo compartí no
solamente el rodaje, sino que además tomé algún curso con él, también hicimos
teatro juntos, lo admiré y lo quise muchísimo, fue una persona muy importante
en mi vida. Y con Hugo tuvimos una gran complicidad, él era un tipo muy
original, muy ocurrente, muy divertido, con una mirada muy aguda. Con cada uno
de ellos tuve una relación muy profunda, de mucho cariño, también con Pablo
Brichta. Estuvimos como cuatro meses filmando, en primavera, y muchas veces
teníamos que interrumpir el rodaje porque se largaba a llover y nos teníamos
que meter en los autos esperando a que pare. Recuerdo a Eliseo soportando esas
inclemencias y toda la pérdida de tiempo, de energía, de dinero en ese rodaje
tan difícil, ya que el ochenta por ciento de las locaciones era en
exteriores…pero también recuerdo que nos divertimos mucho.