Un humedal está entre los ambientes más productivos del Mundo.
Es receptor casi infinito de lluvias, metáfora de ellas, centinela que las subraya.
Universo Pletórico de Vida, entre lo efímero y lo eterno, el agua cae, fruto
que alimenta y nace árbol o animal. Sustento de peces y especies,
enriquecedores y multiplicadoras de paisajes…¿Alguien conoce a
otro/a alguien que no haya suspirado frente a la presencia o la imagen
imponente de los Esteros del Iberá, todas esas lagunas mágicas y correntinas,
la Bahía de Samborombón, el glaciar fueguino Vinciguerra, los atardeceres del
Delta y el Paraná? ¿Quién no ha quedado boquiabierto frente a la presencia o la
imagen de las lagunas puneñas de Catamarca, o inmerso en el fastuoso
Jaukaanigás?
Perogrullada es decir que el agua juega un rol fundamental en
la determinación de funciones ecológicas, pero, aparentemente, en pleno 2020 y
en medio de un caos nacional y global, hay gente que
todavía no lo sabe, no lo entiende. Siempre se puede aprender. Siempre hay
alguien dispuesto a enseñar. Algún trasnochado indispensable podría
incluso proponer que todo lo concerniente a los humedales y aledaños conformen
buena parte de la Biología y la Ecología que se pueda cultivar en colegios y
universidades de todo el país. De allí hay un paso para luego devolverlo con
Nobleza y Honestidad a la tierra que te abrigó.
Así las cosas, pueden elevarse entre el fuego figuras dantescas con decenas de metros de altura, puede agonizar entre las llamas un ser humano o animal. El indolente o el malvado, mientras tanto, se comporta (se comportan) como si escuchasen esa lluvia que no termina de llegar. En el cielo un sol de invierno, abajo, La Pacha tiembla y se desespera. A la gilada ni cabida, pero el temita es que el tema es un Temazo que se pregunta si es necesario existir para aprobar
NGS // Pintura: Analía Saharrea