Un microcosmos blanco, el escenario elegido / y un viaje imaginario con sabor metálico / la reseña del último episodio celestial / el riesgo de un hallazgo está presente /en los pliegues que ensayan la escena / solo hay un personaje que se detiene a respirar (profundo) / abrazado a la debilidad litoral, en dirección al destino / con la atención fatigada por una odiosa brújula dormida / mientras se desvanece, burbuja de ensueño / subir, dejarse llevar / por el relieve estrafalario, vertiginoso del vuelo /salpicado nauseabundo que provoca / con la astucia automática de un conductor sin nombre / la gratitud se despabila en el asiento de adelante / ¿aún no se ha ideado un puente que pudiera esquivar semejante infortunio? / miles de voces indiscretas anuncian la estación más próxima / y lo lánguido de una mirada, la décima de un instante / ¿qué lugar puede ocupar sin el peso de unos ojos que miran a otro lado? / coordenadas disparatadas de un papel a representar / sinergia de las máscaras en irreverente reclamo de ser solo una / aunque frágil, disonante, o como las nubes / que desafían los picos más altos de las montañas / tan solo para reposar sobre ellas / el brillo de un cielo esmaltado descubre / el corazón de la cita en las alturas / y el ruido de turbinas… va dejando atrás / los sonidos de un arroyo que esconde perfumado / las piedras incendiadas de amores efímeros / borrados por la lluvia del sol ha caído / una llave sin clave tropieza con el acorde / sonoro de un cómplice silencio / y los puentes luminosos se sostienen en las vigas / descolgadas de pentagramas disidentes / melodías arropadas en un piano que insiste / en recordar la canción olvidada / imposible es esta escena para un solo personaje / sin más, un pasajero y sin reloj
Texto:
Silvia Chaher / Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos
Imagen:
Analía Saharrea