martes, 16 de marzo de 2021

Suna Rocha y su opinión sobre los incendios en la Patagonia

 A veces me pregunto: ¿qué tendrá en la cabeza esa gente que manda quemar, qué tendrán en esa cabeza podrida, destruida, envilecida por el dinero?  Es lamentable. El ser humano va en franca descomposición y eso es realmente lamentable. Mientras unos toman conciencia de todo eso y tratan de enseñarle a sus hijos la importancia de la Naturaleza y todo lo que ella conlleva, otros, qué les enseñarán? ¿Que quemen, que destrocen para ellos enriquecerse? Lamentablemente las consecuencias las pagaremos todos, absolutamente todos. Sería bueno que las pagaran aquellos que se merecen pagarlas y no nosotros, que amamos el verde. Yo, vez pasada, caminaba entre los cosmos, en una parte de acá, de la piedra de mi casa. Tengo esas flores maravillosas que son los cosmos y lloraba mientras pasaba por entre las plantas, porque son altos y miraba hacia arriba, las flores, y lloraba de la emoción de ver las flores, de ver como se expresa la Naturaleza, lloraba y le mandaba mensajes a mis amigos, les mandaba videos y les contaba eso que diariamente vivía con las flores, esa emoción, les decía que sería incapaz  de hacer absolutamente nada que malogre, que deteriore, que rompa, que destroce la Naturaleza. Pero hay gente que tiene una empatía negra, oscura, con la Madre Tierra, seres que tienen una cabeza evidentemente desviada, para otro lado y que no valoran ni siquiera la vida de sus descendientes, porque eso, el día de mañana, va a ser un daño para sus nietos, sus bisnietos, sus tataranietos. No les importa, no les interesa. Yo día a día aprendo con la Naturaleza. Día a día aprendo con mis perros, a ver, a saber, a estar en constante ejercicio y mirar como anida, como hace su nido un pájaro. Y practico todos los días la cultura de la contemplación, absolutamente todos los días. Solita, acá, en mi casa, con mis perros, con mi vida, yo y mis circunstancias. Y que haya gente que destroce… no lo puedo entender, no entra dentro de mi cabeza una explicación, no entra. Es tremendo lo que pasa, me duele profundamente, en el alma, en el corazón, en mi carácter de mujer de la Cultura, de mujer que ama la Naturaleza… por eso me vine acá, me volví antes de tiempo porque estoy sana, puedo caminar, ando bien de salud, no quiero venirme cuando ya sea viejita, con un bastón, entonces me vine porque puedo gozar y caminar entre las piedras, saltar… no quería venir a vivir a contemplar la Naturaleza ya grande, que no pueda caminar o que me dificulte la posibilidad de una caminata.

 Me da mucha pena, mucho dolor, mucha consternación esto que hacen nuestros pares, a los que Dios les dio raciocinio, les dio un montón de cosas para vivir y resulta que un animal es más sabio que ellos o ese animal tiene que sufrir los destrozos de estos tipos. La cantidad de animales muertos que debe haber habido con estas quemazones, de bichitos que forman una cadena necesaria en el vivir de la Naturaleza de todos los días, es lamentable. Cada vez que leo una cosa, cada vez que  alguien me cuenta, cada vez que veo una fotografía, digo: ¿cómo puede ser? No he querido ver los animales prendidos fuego, caminando, corriendo, no he querido ver ninguna de esas imágenes porque no lo soporto. No lo soporto. Gracias a ese tipo de gente hay pandemias.

 

 Audio / Texto (inédito):  Suna Rocha

 Foto: Nicolás García Sáez

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos