domingo, 20 de marzo de 2022

Vida, obra, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro (sexta entrega)

Deodoro Roca -abogado cordobés, lúcido y controvertido hombre del siglo XX-, asevera que: "Alberto Carlos Bustos nació en Córdoba, capital, un 1º de mayo de 1900”. Y dice más: lo vindica como “leal amigo y dilecto historiador de mis actividades…” (las que Roca desarrollara durante los episodios que desencadenaron los acontecimientos previos a la Reforma Universitaria de 1919) “y mi acérrimo defensor en el lance epistolar que mantuve con el poeta Leopoldo Lugones"... “Alberto Carlos: un artista con mayúsculas hasta en las minúsculas -le definía-, que se desempeñaba hasta hace poco como secretario de redacción en "El Municialpalo" (Órgano Erguido de la Comunidad Viva), mensuario municipal de gran lectura e influencia entre los municipales de la Capital, alrededores, y alrededores de los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires. Desde allí, alentado por un cariño generoso hacia mi persona, fustigó con dureza a mi contrincante y a mis detractores. Fuimos inseparables en nuestra primera adolescencia, compartiendo nuestros veranos en Tanti (Córdoba), antes de que se trasladara junto a sus padres a la gran urbe. Aun así, nuestros espaciados encuentros espaciados, conllevaron siempre una enorme felicidad condimentada con elevados diálogos plagados de abierta inteligencia y cierto grado de  excentricidad..." (...) "Sí, fuimos compinches de correrías durante nuestra afiebrada niñez y primera juventud. Nos llamaban "los tres mosqueteros", a él, a mí y a Pep (¿Martell?). Y nunca fuimos cuatro...".

"La Docta". Nº 4. Mayo de 1931.

 

El astrólogo y matemático finlandés Loja Lungkunnen, testimonia en "Gaceta Suez" del 14 de marzo de 1935, haber conocido a su paso por la población de Ramallo, provincia de Buenos Aires, República Argentina, a un joven -"...cuyo relevante poder energético y vitalidad creativa despertaron mi innata curiosidad..." (...) "Convivía éste en ese entonces con dos hermosísimas señoritas, a la par intensas, inteligentes y desprejuiciadas... "(...)"... al permitírseme desentrañar tanto su carta natal como las de ambas exquisitas damas, adujo no recordar con exactitud el minuto en que su madre lo trajo al mundo; oscilando su duda entre las 06.30 y las 07.00 horas de la mañana del primer día laborable del mes de mayo de 1910...  Luego, generosamente, me obsequiaron los tres con una *cena inolvidable*"(...)

MENSUARIO VOJTTISTTEN. Página 72. “Loja habla de la vida según los astros que la rigen”.

 

NOTA DEL AUTOR (La 7, creo, o no): No puedo asegurar que la palabra “cena” fuese “cama”, pero, es posible, ya que en un dialecto indígena finlandés cama y cena se dicen: “Iduj e idhuj” (hace tanto frío ahí) y vaya uno a saber lo que en realidad dijo porque el periodismo obra como un teléfono descompuesto la mayoría de las veces, y no por maldad, sino por alguna otra cosa que nunca se sabe qué es. Pero sí cierto es que en 1934, Bustos convivía con dos increíbles jóvenes -muy adelantadas a la época: Ivonna Beber y Mariana Magnasco Guiñazú Prieto, quienes -la por Loja citada noche- fueron también proyectadas al plano astral varias veces. Felices, felices, felices, diría el Capitán Nemo. No necesito ahondar en el suceso, ustedes ya son mayorcitos y tienen suficiente imaginación. Punto.

 

La vida ya no espera,

y el cuerpo amaneció de otra manera,

qué alegría...

Burlona, rebrotando en mi cabeza,

fantasía, tan lejos como estaba, revivía...

 

Me acaba la modorra...

Mi mano organizando

este deseo y yo mirando.

Su sexo, en el espejo,

se empapaba de otro sexo,

jugando a conjugarse

en las urgencias del deseo...

 

Curiosa sensación...

en sueños, el amor,

reinventa en tres

lo que hacen dos.

 

Creando, haciendo magia,

el sueño se hace cargo

de la imagen reflejada.

El cielo es de cobardes

si el infierno en un alarde,

me ofrece estas hogueras

de abrasarme y no me quemo,

por miedo a que en sus grietas

me devore el fuego eterno...

 

Curiosa sensación...

en sueños, el amor,

reinventa en tres

lo que hacen dos.

 

Teléfono de mierda,

que suena justo cuando

me adentraba en esas hembras

Borracho, entre vapores,

y olfateando hasta encontrarme

perdido en el desierto

de las selvas de sus carnes..

Ya debo despertarme.

y luego a calcinarme

bajo el sol de un nuevo martes...

Si fuera este calor el que me diera

la vida entre las piernas de sus piernas.

 

Curiosa sensación...

En sueños, el amor,

reinventa en tres

lo que hacen dos..

“Martes mañanero” (Urbana de canción espiralada). Letra y Música: Alberto Carlos Bustos. Marzo de 1935.

 

NOTA DEL AUTOR (8): El testimonio del astrólogo y matemático finlandés, redunda en innumerables detalles sobre el encuentro; pero, creo necesario interrumpir su relato para celebrar una feliz coincidencia testimonial entre la fecha que figura en la carta natal de Alberto Carlos Bustos (que de él se trataba) y la indicada por Deodoro Roca, ya que el 1 de mayo era día laborable (aún no se había declarado día de duelo internacional por los mártires de Chicago), aunque no coincidan los años. Como tampoco coincide casi ningún testimonio escrito sobre fechas y sobre “características” de Bustos, “inclinaciones”, “gustos personales”, todo eso que hace tan interesantes a los hoy llamados “Programas del Corazón” o “Programas Rosas o Rosados o Grotescos o Amanerados o Insultantes hasta para una más que raquítica inteligencia”. Pero Bustos no vivió ¿o también?, esta época repugnantita por donde se la vea.  Aunque lo de Lungkunnen podría ser otra mina anti-persona, sembrada para reñir aún más a Bustos con la moral y las costumbres de la época.

Sigo tratando de ser equidistante en la cuestión: ¿quién ha podido tomarse tanto trabajo para negar a la nada? Bustos, si existió, era un humano cualquiera, sin poder de decisión, sin armas, sin fortuna…  Quiero decir: Si Bustos fue un ignorado, ¿por qué armar tanto lío? Me fatiga un poco toda esta recolección de testimonios sin pies ni cabeza. O no existió, o no han querido (ni quieren) que exista, exceptuando a esa voz que zapatea en mi cerebro como El Chúcaro y su ballet con boleadoras y Norma Viola y sus feminísimas y erotizantes minués. Bustos, si fue, ha sido más o menos lo que estamos asimilando: la nada ante un Arlt, un Cortázar, un Borges, un Macedonio, un Oliverio, un Gumersindo Salvatierra. Más que una persona, parece un símbolo. O un código. ¿Usado entre quienes? Y, sobre todo: ¿Para qué? Me voy a descansar. Mañana tengo una entrevista con una bibliotecaria -muy viejecita y muy jubilada, ella- del barrio Prosperidad en Madrid, para hablar de Bustos. “¡Mi venerado Bustos!”, casi gimió lagrimeando María de la Salud Anérides Rincón, y me cantó un chotis entero, cuya letra y música atribuye a Alberto Carlos. Veremos qué me cuenta” (texto rescatado de entre mis papeles de 1988).

NOTA DEL AUTOR: fui a su encuentro a la hora señalada, pero la anciana bibliotecaria faltó a la cita debido a su deceso impensado. ¿Quién iba a imaginarlo, si sólo íbamos a hablar?... En fin, la vida es un exceso, y querer, María de la Salud Anérides Rincón, darme su testimonio, su emoción la  empujó al más allá del más acá. Lo siento. QEPD. Podría haber mantenido el suspenso hasta la siguiente entrega, pero soy tan bueno que no se me dio la gana. Lo redicho aunque me repita: la vida es un exceso. 

 

Texto/ficción (inédito), desde Madrid: Miguel Ángel Solá

Dibujo (inédito), a sus 7 años: Nicolás García Sáez

Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos