De
vínculos reales a vínculos virtuales: el amor entre ayer y hoy
Narcisismo
moderno y vínculos líquidos
"Me
divierten las personas que discuten y están diciendo lo mismo. Es la evidencia más
clara de que no se escuchan".
Hay
que animarse a saltar muros y tratar de entender por qué el otro dijo lo que
dijo. Cuando alguien no registra a su interlocutor y permanece enganchado en su
propio pensamiento, sin hacerse cargo, negando o encapsulado en ideas rígidas,
aparece un reflejo claro: el narcisismo.
Como
Narciso, que se enamoró de su imagen reflejada en el agua y murió sin haber
amado jamás a nadie más que a sí mismo, vivimos hoy en un tiempo donde también
se visibilizan masivamente a las Narcisas. El amor ha dejado de mirar hacia el
otro. Los vínculos humanos se disuelven en la fascinación del yo. Ya no hay almas
compartidas, miradas que sostienen, silencios que abrigan. Solo hay pantallas,
selfies, likes, frases automatizadas. El otro, la otra, han dejado de ser un
misterio, para convertirse en un espejo útil: me reflejo en ti, pero no te
reconozco.
En
esta cultura líquida, el amor se ha vuelto un escenario para el propio
espectáculo. Se dice “te amo” como quien realmente quiere decir “me gusto
cuando tú me admiras y me hacés sentir cosas”. El deseo ya no es la puerta
hacia el encuentro, sino una necesidad constante de validación.
Cambiar
de pareja, de cuerpo, de apariencia, de escenario… todo forma parte de un
ritual moderno, donde el objeto de amor es descartable y el sujeto permanece
solo, incluso rodeado de miles.
Texto y boceto (inéditos): Mariana Godino
Treinta minutos, ejercicio para el taller de
escritura cronometrada y espontánea
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes
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