Actualmente nos encontramos en un tiempo histórico “especial” debido a la transición entre la Era de Piscis en la que, no más de un siglo atrás, nuestros antepasados se iluminaban, calentaban y preparaban sus alimentos con fuego, desplazándose a pie, o, en el mejor de los casos, a caballo o barco, los mismos que escribían con tinta y pluma cartas que demoraban largo tiempo en llegar.
En la Era de Acuario se podría afirmar que todo eso ha cambiado raudamente, pasando del fuego a la electricidad, del caballo a los automóviles cada vez más sofisticados, a los aviones, de la pluma a la telefonía, a las comunicaciones satelitales y a los avances científicos y tecnológicos que vienen transformando nuestro ambiente inmediato, social y mundial desde entonces, vertiginosamente. Transición que, según todos los indicios, debió iniciarse a principios del siglo XX, aunque la exactitud, en estos casos, es aún tema de controversia, sobre todo teniendo en cuenta que los cambios de era son procesos progresivos y muy lentos y también debido a que las variables astronómicas dificultan fijar una fecha precisa. No obstante, hay datos aproximados y casi fehacientes que indicarían como fecha “oficial” el año 1936, teniendo un importante punto de inflexión en el año 2020.
Las eras astrológicas están conformadas por 12 periodos de unos 2160
años, aproximados, que corresponden a un “Gran Año”, cada uno se conoce como
“precesión de los equinoccios” y refieren, a su vez, a 26.000 años (12 x 2160 =
25.920), en el cual, el punto vernal (o punto Aries) recorre en movimiento
retrógrado los doce signos zodiacales, dando lugar a esos grandes ciclos,
determinando en cada uno de sus largos periodos valores socioculturales,
económicos y tendencias psicológicas colectivas, que poseen diferentes
símbolos, imágenes y acontecimientos, de acuerdo al signo zodiacal sideral
correspondiente.
Ahora bien, desde la mirada astrológica estos
acontecimientos adquieren relevancia, ya que, antiguamente, en los procesos y efemérides
colectivas, la astrología se apoyaba en los ciclos de Júpiter y Saturno,
conocidos como Cronocratores o Señores del Tiempo, debido a que la conjunción
de estos planetas se produce cada 20 años y señala la apertura de un ciclo
social marcado por los valores del signo en el que se encuentran. La última
conjunción de ambos planetas se dio en diciembre 2020, que combinaba con el solsticio de verano
(hemisferio sur) e invierno (hemisferio norte). No fue “una conjunción más”: fuera
del contexto de cambio de era es ya significativa debido a que, durante 10
conjunciones consecutivas, los encuentros entre Júpiter y Saturno se repiten en
un mismo elemento, cambiando este cada 200 años y así el recorrido sigue
el orden natural de los cuatro: Fuego-Tierra-Aire-Agua, por lo que
pasan unos 800 años (200x4) antes de volver a iniciar una secuencia en el mismo
elemento. También porque marca el inicio de grandes cambios sociales
relacionados con el elemento implicado, que tendrán vigencia en los 200 años
siguientes. En esta articulación (conjunción) de los Cronocratores,
estamos acabando un ciclo de 200 años en el elemento Tierra que se inició en
1802, coincidiendo con la Revolución Industrial que sentó el sistema
capitalista moderno, con extraordinarias crisis productivas, económicas y
sociales, La última conjunción Júpiter-Saturno de este largo ciclo en elemento
Tierra, tuvo lugar en mayo del año 2000 en el signo de Tauro.
Y si bien en la actualidad estos dos planetas (Júpiter-Saturno) siguen
siendo de total relevancia, los descubrimientos de Urano (1781) regente de
Acuario, Neptuno (1846) y Plutón (1930) han beneficiado una mayor comprensión
de los procesos personales y colectivos en cuanto a estos movimientos. Siendo
esta última (diciembre pasado) en el signo de Acuario, la que vuelve a iniciar
un ciclo de 200 años, ahora en el elemento Aire.
Si hablamos de Acuario, su simbolismo tiene que
ver con “El Aguador”, pero es un signo de Aire, personifica “El Rayo”, asociado
en la mitología al mismísimo Dios de los Cielos y del Firmamento. Y si bien es el signo concerniente con los
cambios impredecibles, abruptos, repentinos, es una idea que debe entenderse de
forma adecuada, ya que tanto Acuario como sus planetas regentes (Saturno y
Urano) son lo que se denominan planetas lentos o sutiles, y esto se debe a que
sus procesos no son de un día para el otro, llevan mucho tiempo antes de
manifestarse como tales.
Texto (inédito): Natalia Martyn
Imagen (inédita): Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos