NIÑA BIEN DE LA SOCIEDAD
PORTEÑA, INDEPENDIZADA Y LIBERTINA COMO POCAS, ENCAPRICHÓSE CON BUSTOS Y LO
MANTUVO RECLUIDO MESES EN SU PISO DE LA CALLE AGOTE -TODO PAGO-, EXCEPTO LA
SALUD DE BUSTOS, QUE EN EL TÉRMINO DE 132 DÍAS LLEGÓ A PERDER 28 DE LOS 76
KILOS QUE PORTABA ANTES DE ENTRAR POR LA PUERTA (NO ES UN EUFEMISMO) DE
ELISITA.
Y aquí baja lo caliente
a bien venirme.
Espécimen oculto
entre las sombras
más iluminadas.
Se agazapa. Salta sobre mí,
despertador, benéfico,
ahuyentando inviernos,
que no ceden
desde que llegué a éste sur.
Feroz temperatura que me invade
con sus rojos y amarillos
y naranjas rabiosos,
transparentes casi ,
líquidos, viscosos,
humeantes bocas
de dragones míticos.
Indicios. Conjeturas.
Pregunta tras pregunta,
me abalanzo al fuego
que derrite tanto cebo
acumulado en mis canales.
Tu cuerpo niño me recibe.
Y tu musculatura madre.
Y tu tiniebla pasada.
Ahueco el pecho-almohada
para ser tu calma, y no.
Pronuncio algún jadeo
que contagia, y me renuevo
en ese adentro que reclama,
una y otra vez,
que el milagro se haga
entre nosotros.
“NOCHE CERO” (Otra vez) de A.C.B. Agote
Desde Madrid,
vigesimonovena entrega. Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá
Dibujo y diseño (inédito):
Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes
Platónicos y Los Verdes Paralelos