Cuando me refiero
al termino ¨ecología profunda¨ lo haré desde una intención cooperante con los
pioneros, los maestros que desarrollaron conceptos, teorías, filosofías, sin la
intención de acuñar un gran hallazgo o de posicionar una verdad como absoluta.
Contarles que, a partir de mis propios conflictos
existenciales, fui transitando por diversas ramas de la investigación, en esa
búsqueda sedienta de significado, que va emergiendo, o quizás se va decapando en
el recorrido de distintos métodos, corrientes, filosofías, dejándome cada una
de ellas ese ¨algo¨ que va constituyendo el nuevo eslabón, el conector hacia un
nuevo foco de atención. Este contenido
surge en el devenir de mi propia mutación a través de diversas corrientes,
hasta llegar a mi fuente de inspiración, donde puedo tomar de ella para
compartir lo que se va aclarando en este recorrer humano, natural y simbólico.
¨Ecología profunda¨ es una invitación a revisar
nuestros fundamentos, a dejar de confrontar algunas teorías y entrar en nuestra
área más sublime, el Alma, ella porta su propia función, allí no hay razón, ya
ha estado condicionada a ella, al servicio de sus pseudos-valores, doblegada
por imposiciones implícitas y explicitas de un sistema cultural que dejó fuera
lo más importante: nuestra naturaleza.
Es mi intención animarlos a recordar, no desde el
esfuerzo mental sino desde el pleno sentido de la palabra: volver a encordar,
unir lo que está dividido. Allí se abre una puerta que permite observar el
altísimo nivel de disociación entre lo que siente el corazón y lo que la mente
le permite o no realizar. Quizá re-cordar comience a ser un proceso de conectar
desde lo más sencillo que sentimos, comenzar a dejar “subir” esas emociones que
nacen en las entrañas, en la intuición, en las pulsiones que reprimimos o a las
que simplemente hacemos oídos sordos.
Desde Piriápolis, Uruguay, texto (inédito): Tania
Kurdyla Perichon*
Pintura (inédita): Analía Saharrea
*Consteladora
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos