domingo, 2 de octubre de 2022

Vida, obra, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro (trigésima cuarta entrega)

Nicolás García Sáez y Miguel Ángel Solá

EN EL LIBRO “NO CONOCÍ LA PAZ HASTA QUE ME CASÉ”, ELISITA, YA CON 64 AÑOS, VIUDA ACAUDALADA COMO SU FINADO, CUENTA MUY POR ENCIMA CIERTA VIDA DESATINADA QUE LLEVARA EN SUS AÑOS MOZOS, Y EL RECUERDO QUE DE ELLA DEJÓ PLASMADO UN POETA “LOCO” –A.C.B. SON SUS INICIALES, COMENTA SIN NOMBRARLO-, QUE PERDIÓ LA CABEZA POR ELLA Y CASI LA VIDA.

 

Pasa el día. Pasa el tiempo. Paso yo,

abandonado desde ayer al "qué me importa".

De tanto en tanto: ganas de algo; poca cosa...

Nada en especial, digo, nada que yo ignore:

un abrazo cualquiera; una mano entre las piernas,

eso que no hay ni habrá, parece...

No busco nada -eso me pasa-,

y espero que suceda eso que no pasa, que ya no...

La mirada oscila entre el miedo y el techo.

Hacia atrás la cabeza, el pasado avanza...

No me engañes -ya olvidaste; ya no sos-,

lo que queda de vos es la tortícolis.

La caricia humana, pienso, -y hasta eso es discutible

en este absurdo estado de las cosas-,

es necesaria como el agua.

Ella no vuelve.

Insoportable y quieto me consumo.

Me mantengo encandilado ante la puerta, y... nada.

Nadie quiere.

Nadie pone sus ojos. Ni sus labios. Ni sus ganas.

No podré, por mucho, ignorar esa ventana...

Sin embargo, de olvidados como yo esto está lleno,

repleto hasta la angustia. ¿Y si volviera...?

Ella no vuelve.

Repetílo.

Ella no vuelve.

Repetílo.

 

“Noche 10.” de A. C. B. Buenos Aires. Agote. No sé el día, ¡Elisa, volvé!

 

Desde Madrid, trigésima cuarta entrega. Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá

Dibujo y diseño (inédito): Nicolás García Sáez

 Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos