domingo, 23 de octubre de 2022

Vida, obra, sexo y arte de Alberto Carlos Bustos, municipal y pájaro (trigésima séptima entrega)

EL ÚLTIMO CATAPLUMBAZO QUE SE PEGA CONTRA LA PUERTA DEL DEPARTAMENTO, OBLIGA A SUS VECINOS, ALARMADOS, A PEDIRLE AL PORTERO QUE INVESTIGUE. COMO RESULTADO: AMBULANCIA Y AL HOSPITAL RIVADAVIA DE LA AVENIDA LAS HERAS.  Y DE AHÍ DIRECTO A LA 17 POR INVASIÓN DE DOMICILIO Y USO INDEBIDO DE LOS ENSERES QUE EN ÉL HABÍA (¿?), NO ME PREGUNTEN, LUEGO TODO FUE BORRADO DEL LEGAJO. SE CREE QUE BUSTOS VIVIÓ 19 DÍAS SIN VÍVERES.  EL ÚLTIMO ESCRITO DE BUSTOS QUE FIGURA EN “HASTA QUE ME CASÉ NO CONOCÍ LA PAZ”, DE ELISITA MARTÍNEZ PUYETTA DE PRADERA DEL MEROTE, ES EL SIGUIENTE Y MUY POSIBLEMENTE EL QUE CERRÓ EL CAPÍTULO DE BUSTOS EN EL PISO DE LA CALLE AGOTE.

 

“Veremos”, dijo un ciego. “Te toco”, dijo un manco.

“Te alcanzo”, dijo un cojo. “Te siento”, dijo un muerto.

Este tipo de optimismo proverbial

no es el que me acompaña habitualmente.

Y si fuera araña, tejería en punto arroz.

Si acaso cebra, un rayado horizontal me surcaría.

Si cuervo: blanco. Si culebra: recta.

Si fuera elefante, preñaría hormigas.

¿Esquimal?, sí, nacido en Mauritania. O en Namibia.

No creas que me encuentro en condiciones

de aclarar contradicciones.

Mirada impersonal. Sonrisa tibia.

Aquí: la realidad, que se hace dueña

hasta del sueño que te sueña.

Vuelve la soledad. Y me arrincona. Y me despeña.

“Veremos”, dijo un ciego. Ya veremos.

 

“NOCHE DIECINUEVE” (Me muero hoy) A.C.B. Agote. Por si no volvés, Elisita: chau.

 

Desde Madrid, trigésima séptima entrega. Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá

Collage (inédito): Nicolás García Sáez

 Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos