El Sol,
perteneciente al primer signo del elemento Agua, revela un país entonado por un
andar tradicional y las arraigadas costumbres ahondan su afán de bienestar. Cáncer, signo que imprime el “sentir”, aporta
sin duda su danza emocional a las sacudidas periódicas y mundanas y, sin perder
la comodidad y las costumbres, la ciclotímica marea desconcertante, tantas
veces repetida. Libra y Cáncer son dos
signos que buscan, cada uno a su manera, el agrado y el bien ponderado
equilibrio, aunque esa búsqueda no es garantía de que, en muchas ocasiones…¡nada
de esto se encuentre! Es aquí donde se puede apreciar, con un escrutinio no muy
lejano, como esta inclinación “hacia la paz y la armonía”, en su aspecto ofuscado
y en contrapartida a su naturaleza, haya relucido, en cambio, sus complejos y fullerías
considerables veces, ganándose “la mala fama” y conquistando, en más de una
oportunidad, grandes enemigos al tratar (como cualquier otro país) de obtener
su propio beneficio, siempre individual y comodón.
Con respecto a la
posición del Sol, es pertinente acentuar que los planetas que están junto a la
cruz (Asc. Des. Medio Cielo y Fondo Cielo), conforman los puntos sensibles de
una carta natal. Aquí, por lo tanto, vemos que no solo la cercanía del Sol al Cenit
es significativa sino que, del mismo
modo, la luna (regente del Sol en Cáncer) en conjunción (casi exacta) al Fondo
Cielo en Capricornio, acentúan las finalidades del país con las particularidades
que implica una luna en esta posición. En analogía al momento cíclico natural
(Ascendente-horizonte/ Medio Cielo-Mediodía/ Descendente-Ocaso/ Fondo Cielo-Medianoche)
esta luna está en la parte inferior, en la porción más inconsciente (FC) de esta
cruz cósmica. Lo inconsciente no tiene una connotación discordante (a pesar de
que, funcionando solo como tal, es altamente desfavorable), lo inconsciente
funciona como una especie de pulsión, que proviene de una “fuente arquetípica” (inconsciente
colectivo) marcada por lo que la lengua teutona denomina como zeitgeits
para describir “el espíritu de la época”, que siempre condiciona (para bien
o no tanto) a una nación, al mundo y a cualquier individuo. Esta luna, en la
parte inconsciente, tónica, oscura, tiene una tremenda tarea: germinar lo que
en realidad se manifestará en el cenit; desde esta zona instintiva, intuitiva que, en la mayoría de los casos, lejos de integrarse por la superficie
consiente (Sol en Cáncer) resulta desertada y sale, en su defecto, como proyección,
ocasionando con esto una repetición de la historia, actuando absurdamente, como
si se estuviese haciendo algo nuevo o
mejor. Una luna arrinconada a su suerte la cual, generalmente, representa para
el poder el mismísimo chivo expiatorio, un boicot interesante que, en ciertas
oportunidades, nos ha ayudado (asombrosamente) a mantener alejado y vigilar
atentamente cualquier impacto que amenazaba o amenaza con tener graves consecuencias para el pueblo y su humanidad.
En fin, como un decálogo, en el funcionamiento inconsciente se puede
decir que existe una disociación “donde la mano izquierda nunca sabe lo que
está haciendo la derecha”, actúan en contra o interfieren una en y con otra.
La Luna en Capricornio, en primera instancia,
guarda en sí la historia personal, un carácter interno y profundo (la luna en la
cuarta casa) que, al encontrarse en las tierras de lo social, “el estatus quo”,
la práctica, lo externo (Capricornio), opuestos al Sol (poder) en Cáncer, puede eludir los vaivenes, tal vez logre
trascenderlos, pero encontrará obstáculos y limitaciones con intransigencia. La
oposición (junto con la cuadratura) de cualquier planeta, en especial de
estas dos luminarias (Sol-Luna) son, sin duda, dentro de los aspectos
(distancias angulares entre un planeta y otro) los más desafiantes y de madura
rigidez pero, a su vez, al lograr hacerlos conscientes (menuda tarea) estabilizando
los extremos como compensación de un eje, o sea, de dos opuestos, posibilitarán
la dinámica y activarán los procesos que, además de interpelar, impulsan siempre
al movimiento, a generar la energía necesaria para avanzar, para resolver dificultades, y
proporcionar apertura hacia diferentes bases o estructuras, es decir, nuevas
formas, sucesos, eventos y estados. En astrología los opuestos (ejes) son
complementarios, más allá de que el influjo automático, anestesiado por
mandatos arbitrarios y materialistas, mantiene a estos en una recóndita penumbra,
enfrentados y enemistados. En el caso de esta configuración (Sol-Cáncer/Luna-Capricornio)
vemos que, si bien la luna representa al pueblo, lo destacado aquí es, justamente,
que se encuentra en la zona correspondiente a los propósitos de país. Es algo
innegable que, desde sus comienzos, se entreteje aquí una relación dual, para
nada complementaria, en ciertos períodos
superlativamente antípoda. Son escasos los momentos de la Historia en la que se
vieron en común-unión el pueblo y sus líderes, en los que más bien sobrevoló
siempre una atmósfera impregnada de cierto hastío y desengaño, llegando incluso
a violentísimas bataholas y enfrentamientos.
Texto (inédito):
Natalia Martyn
Ilustración
(fragmento inédito): Marina Pérez
Especial para Los
Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos