domingo, 19 de septiembre de 2021

Carta natal de la República Argentina / Segunda parte

El Sol, perteneciente al primer signo del elemento Agua, revela un país entonado por un andar tradicional y las arraigadas costumbres ahondan su afán de bienestar.  Cáncer, signo que imprime el “sentir”, aporta sin duda su danza emocional a las sacudidas periódicas y mundanas y, sin perder la comodidad y las costumbres, la ciclotímica marea desconcertante, tantas veces repetida.  Libra y Cáncer son dos signos que buscan, cada uno a su manera, el agrado y el bien ponderado equilibrio, aunque esa búsqueda no es garantía de que, en muchas ocasiones…¡nada de esto se encuentre! Es aquí donde se puede apreciar, con un escrutinio no muy lejano, como esta inclinación “hacia la paz y la armonía”, en su aspecto ofuscado y en contrapartida a su naturaleza, haya relucido, en cambio, sus complejos y fullerías considerables veces, ganándose “la mala fama” y conquistando, en más de una oportunidad, grandes enemigos al tratar (como cualquier otro país) de obtener su propio beneficio, siempre individual y comodón.

Con respecto a la posición del Sol, es pertinente acentuar que los planetas que están junto a la cruz (Asc. Des. Medio Cielo y Fondo Cielo), conforman los puntos sensibles de una carta natal. Aquí, por lo tanto, vemos que no solo la cercanía del Sol al Cenit es significativa  sino que, del mismo modo, la luna (regente del Sol en Cáncer) en conjunción (casi exacta) al Fondo Cielo en Capricornio, acentúan las finalidades del país con las particularidades que implica una luna en esta posición. En analogía al momento cíclico natural (Ascendente-horizonte/ Medio Cielo-Mediodía/ Descendente-Ocaso/ Fondo Cielo-Medianoche) esta luna está en la parte inferior, en la porción más inconsciente (FC) de esta cruz cósmica. Lo inconsciente no tiene una connotación discordante (a pesar de que, funcionando solo como tal, es altamente desfavorable), lo inconsciente funciona como una especie de pulsión, que proviene de una “fuente arquetípica” (inconsciente colectivo) marcada por lo que la lengua teutona denomina como zeitgeits para describir “el espíritu de la época”, que siempre condiciona (para bien o no tanto) a una nación, al mundo y a cualquier individuo. Esta luna, en la parte inconsciente, tónica, oscura, tiene una tremenda tarea: germinar lo que en realidad se manifestará en el cenit; desde esta zona instintiva, intuitiva que, en la mayoría de los casos, lejos de integrarse por la superficie consiente (Sol en Cáncer) resulta desertada y sale, en su defecto, como proyección, ocasionando con esto una repetición de la historia, actuando absurdamente, como si se estuviese  haciendo algo nuevo o mejor. Una luna arrinconada a su suerte la cual, generalmente, representa para el poder el mismísimo chivo expiatorio, un boicot interesante que, en ciertas oportunidades, nos ha ayudado (asombrosamente) a mantener alejado y vigilar atentamente cualquier impacto que amenazaba o amenaza con tener graves consecuencias para el pueblo y su humanidad.  En fin, como un decálogo, en el funcionamiento inconsciente se puede decir que existe una disociación “donde la mano izquierda nunca sabe lo que está haciendo la derecha”, actúan en contra o interfieren una en y con otra.

La Luna en Capricornio, en primera instancia, guarda en sí la historia personal, un carácter interno y profundo (la luna en la cuarta casa) que, al encontrarse en las tierras de lo social, “el estatus quo”, la práctica, lo externo (Capricornio), opuestos al Sol (poder) en Cáncer,  puede eludir los vaivenes, tal vez logre trascenderlos, pero encontrará obstáculos y limitaciones con intransigencia. La oposición (junto con la cuadratura) de cualquier planeta, en especial de estas dos luminarias (Sol-Luna) son, sin duda, dentro de los aspectos (distancias angulares entre un planeta y otro) los más desafiantes y de madura rigidez pero, a su vez, al lograr hacerlos conscientes (menuda tarea) estabilizando los extremos como compensación de un eje, o sea, de dos opuestos, posibilitarán la dinámica y activarán los procesos que, además de interpelar, impulsan siempre al movimiento, a generar la energía necesaria  para avanzar, para resolver dificultades, y proporcionar apertura hacia diferentes bases o estructuras, es decir, nuevas formas, sucesos, eventos y estados. En astrología los opuestos (ejes) son complementarios, más allá de que el influjo automático, anestesiado por mandatos arbitrarios y materialistas, mantiene a estos en una recóndita penumbra, enfrentados y enemistados. En el caso de esta configuración (Sol-Cáncer/Luna-Capricornio) vemos que, si bien la luna representa al pueblo, lo destacado aquí es, justamente, que se encuentra en la zona correspondiente a los propósitos de país. Es algo innegable que, desde sus comienzos, se entreteje aquí una relación dual, para nada complementaria, en ciertos períodos superlativamente antípoda. Son escasos los momentos de la Historia en la que se vieron en común-unión el pueblo y sus líderes, en los que más bien sobrevoló siempre una atmósfera impregnada de cierto hastío y desengaño, llegando incluso a violentísimas bataholas y enfrentamientos.


Texto (inédito): Natalia Martyn

Ilustración (fragmento inédito): Marina Pérez

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos