Ibas con tus botas de cuero/ y sin cartera, / un arco y varias flechas, / Señora
de los bosques. / Ibas diosa a cruzar la calle / y te hicieron un finito.
No supieron de la olímpica estirpe / cuando miraste hacia atrás vengativa,
/ Señora de los animales, / seguida de la perra del barrio / llamada Diana.
Y se rieron pues te fantasearon virgen / ignorando tu fertilidad temprana,
diosa./ Ni se imaginaban / que habías
presenciado el nacimiento / del mellizo de apolínea figura/ ni que contabas
sempiternamente / con el padre que amontona nubes / como palomas.
No sabían, diosa, / y cuando miraste hacia atrás, vengativa, / ni se
imaginaron / que no necesitabas de un padre / o un hermano para defenderte, / y
te hicieron un finito, / diosa de pelo recogido / y carcaj en la espalda (o mochila, quién
sabe).
No supieron nada / de tu castigo al
atrida soberbio / cuando mataba al ciervo, / pobrecito del
bosque / y vos, tan madre del natural
arte: / misa de cipreses sagrados / en
su pagano verdor, / Artemisa, / vos, tan partera lunática del arte: / misa de
los pujos y el origen, / Artemisa.
De lo contrario / no te hubieran hecho un finito, / así como así. / No lo sabían, diosa, / y cuando miraste hacia atrás vengativa / y
te soltaste el pelo, / se calmaron los vientos del asfalto, / como aquella vez
que te llevaste / a Eneas a su cielo / para curarle las heridas.
Arte de sanar, / misa de conciertos vegetales, / Artemisa. / No lo sabían / y cuando miraste hacia atrás vengativa, / levantaste
el dedo insultante como flecha / en el medio de tu mano diosa, / y con la pausa del gesto obsceno / castigaste
su hybris / de mortales groseros / y de
machos veloces, / con la sanción del desprecio / en el dedo medio de tu nívea
mano diosa.
No lo sabían y volvieron a reírse / disolviendo carcajadas en la estela
varonil / del humeante carburador. / Y seguiste caminando con tus botas de cuero
junto a la perra,/ y carcaj en la espalda (o ajada mochila, quién sabe).
Entonces la levedad fue arte, / misa de pasos aliviados, / Artemisa, / y el
aire te saludaba con la cortesía de un silencio.
Poema (inédito) desde Uruguay: Sandra Escames
Ilustración (inédita): Marina Pérez
www.marinaperez.com.ar
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos