martes, 30 de junio de 2020

Nuevos horizontes entre el Monotema // El atleta, el rayo y el Universo


Quietud. Silencio vertiginoso. Así son los instantes que anteceden al gran salto del atleta, atleta del éter que, desde lo más alto se decide e irrumpe, estallando en agua y sonidos, abriendo surcos de luz, rompiendo la inercia de lo estático. Y una vez aquí, el rayo penetra, fecunda el mar, la tierra, la montaña, el centro de las piedras. Fecunda a hombres y  mujeres, al animal escondido en las cuevas. Fecunda los fuegos, los relatos antiguos, el tiempo, la muerte, los caminos, quedando todo a la espera, engendrando el Universo.
                                                                                                                             
                                                                                                                    Irupé Roch
Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Pintura: Nicolás García Sáez 

lunes, 29 de junio de 2020

Nuevos horizontes entre el Monotema // Desembarco


Me siento en mi deck con una taza de poleo a mi lado. Contemplo desde esta altura el movimiento de las hojas de la heliconia que, sacudidas por el viento, causan un maravilloso efecto en mí. Corro por papel y lápiz, con mi amigo Nico (miembro de este numeroso Colectivo Verde) en mente, hoy a la mañana me dijo: ¨hay textos maravillosos que se escriben en cinco minutos. No creo en la falta de tiempo para esas cosas¨.

Apremiada por una reunión via skype, que arranca en 30 minutos, me embarco y emprendo vuelo. Estoy cruzando el Océano Índico en un transatlántico.

Las que aparentaban ser hojas de palmera, que tanto extraño ver desde que emprendí este viaje, ahora se transformaron en aguas que mi imaginario insiste en trastocar. Ya concluí la etapa exploratoria de todo lo observable y tangible, ajeno pero tan propio a mí misma. Tiempo bendito que me da la oportunidad de prepararme para el Desembarque. Quiero mutar antes de arribar a un nuevo lugar. Entonces la travesía toma una nueva dimensión y se me presentan un cúmulo de invocaciones, esperanzas y anhelos.

                                                                                                      Guadalupe Yepes 

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Pintura : Iva Blanc

jueves, 25 de junio de 2020

Del rojo al naranja al blanco al rojo al blanco al naranja y así


Para hacer honor a la verdad, no puedo negar que mi experiencia de cuarentena venía siendo muy romántica. El covid 19 me encontró en condiciones inmejorables para atravesar una situación de estas características.

En principio, soy taurina. El “quedate en casa” es como música para mis oídos. Muy parecida a un hobbit, no tengo urgencia por salir de la comarca. Vivo en Villa de las Rosas, un pueblito con mucha onda en las sierras cordobesas. Casa cómoda, mucho espacio verde para meter las manos en la tierra,  senderos para salir a caminar y respirar aire puro sin barbijo, días de un otoño maravilloso, cálido, de cielos limpios. 

Mi trabajo docente continúa en modalidad virtual. Celular, pantallas varias, reuniones por zoom, audios, videos, archivos. También tengo un hijo en edad escolar. Escuela en casa… no hace falta agregar mucho más. Pese al agotamiento que genera la comunicación  a distancia, la posibilidad de continuidad laboral permitió que mi economía no sufriera cambios.

Todo esto no significa que la pandemia no me atravesara también desde la preocupación y la angustia. Mi amiga ceramista sin poder armar su puesto en la feria artesanal. Otro amigo sosteniendo los gastos de su bar cerrado. Mis amigas con hijos pequeños al borde del ataque de nervios. Mi familia en Buenos Aires. Mi padre con su salud en situación de riesgo. Mi hermano médico trabajando en las trincheras. Todas las historias difíciles conocidas y todas las que pudiera imaginar desde la empatía y la solidaridad.

Pero acá, en el valle de Traslasierra, estábamos en zona blanca. Zona libre de circulación del virus. Y eso lo hacía todo más fácil. Mucho encuentro, mate compartido, besos y abrazos. Mucho tejer redes, mucho ayudarnos y acompañarnos para sobrellevar altibajos económicos y familiares. Paradójicamente, fue un tiempo de encuentros, de fortalecimiento de vínculos, de nacimiento de proyectos, de abundancia, de creatividad y de apostar a hacer las cosas de una manera diferente. Por lo menos, en mi círculo cercano el virus estaba absolutamente lejos.

Con la zona cerrada por todos sus accesos, salimos de la fase de cuarentena a la fase de distanciamiento social. Autorizaron la apertura de bares, restaurantes y gimnasios. Autorizaron los desplazamientos por el Valle sin necesidad de permisos especiales. Barbijo, alcohol en gel y distancia serían suficientes para cuidarnos, cada uno siendo responsable de sí mismo y de su familia. Empezamos a soñar con el pronto retorno a las aulas. Pero esa incipiente reactivación o vuelta a cierta normalidad duró sólo unos pocos días. Hace una semana nos desayunamos con la noticia del primer caso de Covid 19 en Villa Dolores. Un oficial que, aparentemente, no había salido de zona blanca. La noticia la daba un comisario, con su barbijo con insignia, un baldazo de agua fría. No fue un profesional de la salud, no fue un político siquiera quien dio la cara. Un uniformado dando un comunicado oficial sobre salud pública. 

Rastrearon la entrada del virus. No se sabe bien quién ni para qué autorizaron el ingreso de tres personas que venían de una zona roja de Buenos Aires. Contagiaron al uniformado, que antes de saberse infectado, estuvo en una reunión social, aprovechando la flexibilización de las normas. Pánico en la villa serrana. Conflicto entre las autoridades políticas y sanitarias que se adjudican las culpas. Los profesionales de la salud trabajando a brazo partido pasando hisopo a mansalva. La gente empieza a mirarse mal. Ahora cualquiera puede tener el virus.

Volvimos para atrás. Pero ahora con limitaciones para movernos entre los pueblos del Valle. Las municipalidades no tienen mejor idea que bloquear caminos internos con grandes montículos de tierra, piedras y fierros, que impiden la circulación, no sólo de autos particulares sino también de camiones de bomberos, justo en época de incendios, o de ambulancias que nunca se sabe cuándo son necesarias. Esta medida ya ha causado un accidente fatal en el límite de Córdoba y San Luis.

Volvimos para atrás porque ahora empezaron a aparecer situaciones de denuncias entre conocidos por supuestas violaciones a las normas. Lo vi con mis propios ojos. Bajo el discurso de “cuidarnos entre todos” empezamos a traspasar límites morales hacia lugares muy peligrosos. Lugares que ya recorrimos y que nos provocaron heridas sociales que, luego de largas décadas, aún siguen abiertas.

No sé hablar con números ni estadísticas, ni barajar hipótesis, ni sé desenredar la trama de lo que está pasando en nuestro país y en el mundo. No tengo tanta claridad ni certezas para responder, pero esta situación que estamos atravesando en los últimos días en el Valle de Traslasierra, me mostró de cerca los efectos secundarios de este virus, los daños colaterales, la verdadera peligrosidad y fuerza de destrucción del bicho, que no es el bicho.

                                                          Texto y dibujo con birome:  Eugenia Alfano *


* Editora,  cuentista, docente e ilustradora

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos


martes, 23 de junio de 2020

Explorando nuevos horizontes más allá del Monotema, sin dejar de prestarle atención al Monotema (inaugura: Lía Ferenese)


Acuarela sobre papel 

con los pies
en lo mojado
jade
lluvia
Bodhisattva
sin paraguas
la poesía
resiste
y el tiempo
se atreve
a todo

Acuarela y poema: Lía Ferenese
  Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos
Expande: Editorial Oliverio

lunes, 22 de junio de 2020

Acerca de la asimetría


Dar la cualidad de bondad a una relación de poder y así enfatizarla, es algo que está presente en los vínculos humanos más y menos próximos. Ya en las familias y escuelas profundizar la asimetría, sostenerla y enseñarla es una práctica sistemática, donde no hay espacio para el cuestionamiento y lo ya establecido. Si a esto le sumamos la cuota moral, aparece la premisa "ser obediente es ser bondadoso" y quienes detentan el poder son los celadores de tan preciada virtud y también quienes la otorgan.

Este mecanismo es optimizado, llevado a niveles muy sutiles, capaces de reforzarlo en las estructuras de nuestro sistema democrático, recreándolo una y otra vez.  Quienes nos representan pocas veces esbozan algún acto coherente, generoso y responsable, pero, curiosamente, eso basta para que grandes multitudes de ciudadanos nos sintamos contenidos por o frente a las contadas ocasiones en las que, cada tanto, aparece ese ¨gesto de amor al prójimo¨.

A los más cercanos, a nuestros seres queridos, solemos pedirles todo, o casi todo, y apenas no cumplen con nuestro inagotable capricho o nuestra desmesurada exigencia, les bajamos el pulgar, los castigamos, o suponemos que los castigamos con nuestra calculada, acomplejada y aniñada indiferencia, los apartamos a un lado.  Pero a ellos, a los políticos que, al fin y al cabo, son empleados nuestros, les pedimos poco y nada y los tipos, por lo general, esto ya es sintomático e infantilmente instaurado, nos dan menos que nada mientras siguen facturando como jeques. Y entonces seguimos festejando o perdonando cada disparate que enuncian, provocan, realizan o no realizan. Lejos de perturbarnos o incomodarlos nos encontramos hoy pidiendo permiso por nuestros derechos esenciales.

Dar la cualidad de bondad a una relación de poder, y así enfatizarla, es peligroso, seguir empastados allí, viviendo ese pseudo romanticismo es, a corto o largo plazo, lo que hace meses se viene traduciendo en control.

                                                                                                                 Irupé Roch


Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Pintura: Iva Blanc

viernes, 19 de junio de 2020

Fragmentos Oliverios, Paralelos y Platónicos


Todos los días se suman nuev@s integrantes a nuestra Gran Familia, ya sea como lector@s, autor@s, ilustrador@s y demás colaborador@s que, más alla de acumular arrobas inclusivas en los plurales que nos interconectan también, es menester aclararlo, despiertan alguna duda en el/la recién aterrizad@. La pregunta que sobresale es más o menos así: ¿de donde provienen estos fragmentos que se van publicando en el blog de la Editorial Oliverio? La respuesta es muy sencilla: de los aportes  textuales que van conformando ese microcosmos maravilloso dentro del Colectivo de Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos, uña y carne con esta editorial, la primera y única en el mundo (se dice otra vez y hasta que se demuestre lo contrario) que ha abierto durante esta pandemia, o supuesta pandemia. Una editorial que hace casi tres meses, ininterrumpidamente, sin excepción ni excusas timoratas, publica a diario uno de esos selectos y contundentes fragmentos, que luce en cada una de esas ocasiones un diseño gráfico nuevo, delicado, de altísimo buen gusto para ilustrar dichos textos. Hay Equipo. Hay Equipazo. Gracias por estar.

Los fragmentos diarios se pueden leer en:

Editorial Sátira y Musa acompaña a este proyecto comunitario

miércoles, 17 de junio de 2020

Reverberando



No es la piel del lagarto prehistórico que se desliza serena y apenas trémula, centellas entre el silencio y un céfiro del mediodía. Tampoco es la superficie movediza con su profundidad breve, iluminada por el día abierto que no festeja una concesión burocrática. No es el manto, aunque lo parezca, de un fantasma vegetal y líquido buscando no volver a ser el mismo en su devenir verde musgo, tal vez un tanto esmeralda. Es el río libre y eterno recorriendo su extenso albedrío, vivo desde el principio de los tiempos, visto en cierto y limitado contexto de ¨Libertad¨, nótense las comillas.

Hay que soportar con entereza la terminología y/o fraseología covídica. Si hay algo que me produce  una desconfianza atávica, ese algo más bien agrio que rechina entre mis oídos, incluso entre mis dedos, es aquel momento en el que me enuncian o garabatean o enuncio y yo mismo escribo la palabra ¨permiso¨, sobre todo si es compañera de la indignación, esa que pispea a quienes lo dictaminan, sujetos abrazando y besando a semejantes igual de descuidados, todos sin tapujos ni barbijos.

 Hay, por si fuera poco, otro tipo de ruido cada vez más sonoro, que no solo hace eco en las encuestas sino también en el inmenso humor colectivo. Un rumor que crece a cada minuto, hora, día, semana, mes, tiempo que como el río lento se nos va y no vuelve, pero que guardaremos para siempre, que no quepa ninguna duda, entre nuestros primeros recuerdos.


                                                                        Video y texto: Nicolás García Sáez

jueves, 11 de junio de 2020

Aire puro


El aire puro comienza a dudar de su propia existencia, se oxigena a sí mismo, espera  recibir una orden que dictamine sobre  a quienes podrá  oxigenar. No será el azar quien  lo determine, ni la naturaleza misma como extensión  corpórea del Dios Spinoziano. Aun así,  el aire se filtra disfrazado en el encierro que confina, ese espacio que varía en tamaño, números y colores, pero que solo permite  expresarse por medio de la paleta neutra del blanco o el negro, no resiste otra gama en ninguna intensidad posible, es tiempo de urgencias y dudar  produce mayor ansiedad. 

 El tamiz selectivo de legos  que encajen en la maqueta se ordenan en un lineamiento pedagógico, cuyo eje opera bajo el lema que se escucha en pocas versiones y un solo idioma. No sabemos. Adormecidos en el cansancio del hambre, se distrae la mirada para conformar con la idea que lo más salvaje y bestial pasa en el otro mundo, allá, arriba, a los extremos, en otras partes, donde la brújula enloqueció, donde los discursos, eso no lo dicen, comienzan a tambalear, donde la propaganda ya no está funcionando, donde, en definitiva, somos ausencias que miramos...

Las licitaciones por un mundo mejor y más justo son demasiadas, la gran mayoría quedan en el camino. El concurso está en juego y la sede se debate en la temporalidad de la incógnita. Es insoslayable que la lógica y la retórica  no vayan de la mano. ¿Es fácil persuadir al que solo escucha los ruidos del estómago? Nadie desea  morir de hambre, a esta altura parece que  solo es cuestión de números.

Mientras tanto, firmes los sentimientos y creencias que aferren a la ideología que los atraviesa y comienza a interpelarlos, identidades consistentes de retazos ajenos apelan a la fuerza de voluntad para taponar lo discontinuo, deben seguir  funcionales al partido que se juegue, aunque el resultado ya esté acordado a priori. El fraude siempre quedará del otro lado.

 La tierra fértil de la crisis está colmada de paradojas, no son ajenas a ese otro único espacio,  el que  confina y también interpela y te hace interpelar, que permite, con la mayor arrogancia y atrevimiento,  la posibilidad de la fuga. Siempre bienvenido  el pensamiento, hay que subsistir.

 El espíritu convulsionado de imposiciones binarias no puede detenerse. El caudal tenebroso del miedo, cual discurso moralista, atenta en  los cuerpos reducidos en su determinación material y espacial. Si resisten la compulsa de la inmunidad serán terrenos sagrados para la experimentación. Organizados en el engranaje del mercado, anónimos digitales de lo virtual. Incesante seducción para ser condenados, bajo la sofisticación sutil y eficaz en la producción de una imposibilidad: desertar. No obstante, gracias a esa alteridad ambigua del lenguaje, no hay garantía en este punto, lo convencional y complaciente tropieza con su propia voz incongruente. Germen del pensamiento crítico con eco universal,  cuando la sumisión comienza a oler a somnolencia suicida.

 Resiste en las ondulaciones infinitas del tiempo la lucidez que ilumina otras gamas, colores primarios en  transformaciones y desplazamientos que van plasmando otros escenarios, curiosa búsqueda, van resurgiendo las voces que claman en la circularidad, que se apartan de ella, que no repiten cierta Historia. Advertir la tenue  intensidad de la diferencia señala los  atajos que mueve a la insolencia indomesticable.

                                                                                                         Silvia Chaher


* Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos


Pintura: Nicolás García Sáez

domingo, 7 de junio de 2020

Una idea



Pienso que lo que es creativo, lo que es renovador, lo que es una acción fecunda no deviene, no nace, no surge de las ideologías, surge de las ideas. Las ideologías, en definitiva, nos polarizan, nos vuelven rígidos, muy limitados, poco flexibles y muchas veces tiranos.

A menudo nosotros sentimos que necesitamos de esas ideologías, suponemos que nos vitalizan, nos representan. La diferencia es que las ideas son libres, van y vienen en el tiempo, en la Historia de la humanidad, nos conectan con el pasado y con el futuro, nos conectan acá, en este momento. Las ideologías, en cambio, achatan y empequeñecen los horizontes, consienten aguas turbias, obligan a obedecer ciegamente manuales muy básicos y arcaicos, siempre ven el árbol y se olvidan del bosque. 

Si nos detenemos en ellas, en las ideas, para luego expandirnos, dejamos de lado las ideologías limitantes, de este modo vamos a poder construir sobre una base creativa,  la cual siempre va a invitar a nuevas propuestas. Una propuesta que podremos ofrecer y que la otra y el otro toman o no toman. No sabemos, en este acto dador, luego de esta entrega, como va a ser el movimiento de una persona, comunidad o pueblo, pero uno siempre puede proponer y probablemente germine y de sus frutos en algún momento.

 ¿Simple? ¿Libre? Sí, claro, es una idea lo que propongo, no es una ideología.

                                                                                                           Irupé Roch*

*Artista plástica, docente y artesana

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos

Ilustración: Marina Pérez (www.marinaperez.com.ar)

jueves, 4 de junio de 2020

Acerca de la coerción



Cuerpos de pandemia. Cuerpos confinados, desterrados, amenazados. Cuerpos llevados al límite de su exposición en el encierro. La exposición de su propio diseño de la locura, repitiendo rutinas que marcan en su dinámica la posibilidad de extrapolar ese monótono juego en la promesa de un paraíso de confort artificial, en el que cualquier decisión aleatoria deja de tener lugar y sentido.

El sistema toma desde adentro. Atenaza la propia fuerza vital y todo constituye amenaza. La amenaza como generador constitutivo. La repetición como sucedáneo del deseo. La cristalización como escudo contra el miedo. El miedo como destino. El anfibio que salió del agua vuelve como androide a lo líquido de una realidad virtual, en la que ya no hay cuerpo sino una holografía que intercambia datos, filtrados de toda imperfección, que en alguna parte, en algún otro tiempo, se dijo "humano". Fin del "proyecto humano" , cuyo sucedáneo queda plasmado sobre el que antes fue ahí del ser, irrepetible, autónomo.

La abstracción se hace cargo de la realidad y lo individual se coagula en un algoritmo. No hay ruptura por donde se cuele lo inesperado, lo libre, lo absurdo, todo muere de ¨coherencia¨.

Básicamente quiero decir que no desconozco que hay niveles ontológicos que se irradian e interconectan y que esas relaciones son una conjunción de realidad, utopía y poder, relaciones intrincadas y complejas. Y que el hecho de la defensa de la Libertad debe sostenerse en un contexto sano de respeto a las diferencias, en un ambiente de ecuanimidad, cosas que hoy y ahora quedan en un horizonte lejano, de modo que toda idealización de valores puede leerse como una pelotudez pequeño burguesa.

Por otra parte el sistema coerciona y parece adaptarse a una operatoria global que actúa sobre una base de desigualdad. Y que, por tanto, ni a nivel subjetivo ni socioeconómico ni antropológico, estamos viviendo la misma realidad. La globalización del Covid 19 materializa modos de coerción, obscenamente palpables frente a los más vulnerables.

                                                                                                       Lía Ferenese

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos


Ilustración: Irupé Roch

lunes, 1 de junio de 2020

Compañías no correspondidas



Cuando canta un chogüi algunos recuerdan la historia del niño que murió en brazos de su madre y se convirtió en pájaro. Si su trino se escucha de fondo, mientras suena un arpa paraguaya, el mundo entra en una huelga muy breve, hipnotizado por tan bella fusión. El campo suele tener sonidos ásperos, pero Arnaldo Calveyra supo rebautizar su eco en expresiones, poemas que arrojan colores, olores, murmullos, palabras que abrigan nuevas percepciones y deshacen por un momento el alfabeto para reescribirlo en una lengua polifónica, la de la tierra que habla de marrones, verdes, amarrillos, azules... tomando prestada un ratito su voz.

En estos días, atravesados por la trama mundial pandémica, cargada con  registros de afectados, muertos, cifras que abren las puertas para contabilizar despojos, miedos, sospechas, despedidas o desgarraduras internas producto de la falta de intercambio social, aparece El Bálsamo, El Verdadero Salvador del ¨mientras tanto¨, la herramienta liberadora para mitigar tanto encierro obligatorio. Esta escena, marcada en su inmensa mayoría por la autogestión, mueve la brújula global y sensible mientras, al mismo tiempo, y en pleno 2020, continúa pensándose a éste, uno de los pivots más  importantes  del mundo,  como un trabajo improductivo, menguando su valía descaradamente. Estamos hablando de las y los trabajadores del Arte y la Cultura.

Es así que estos artesanos de lo sensible siguen desenvolviéndose en un campo adverso e inestable. Laboralmente se atienen muchas veces a lo inconstante y muy mal pago, si es que hay algún tipo de pago, lo que hace insostenible económicamente su tarea o su vida a corto, mediano y largo plazo. Y sin embargo ellos siguen trabajando. ¿Por qué lo hacen?

Seguramente no es por el desmerecimiento y  escaso respeto al quehacer que llevan a cabo, esto sucede desde el principio de los tiempos. La mayoría de los artistas terminan dedicándose a labores relacionadas con la enseñanza, o eligen desempeñarse en forma independiente, en este último caso deben encontrar otras fuentes de ingreso para sostener sus proyectos creativos.

La pregunta que supera al millón: ¿Por qué si el Arte es algo imprescindible, un medio esencial para enriquecer la vida de quienes vagamos en este planeta, no llega nunca a ser recompensado como un medio fijo de subsistencia?

La precarización existente en el terreno de la Cultura da cuenta de la falta de reconocimiento que expresa la clase política y empresarial en relación a lo medular del papel del Arte en lo social. El colectivo de poetas, cuentistas, novelistas, actrices, actores, músicos, cineastas, dramaturgos, pintores, escultores, bailarinas, dibujantes, editores autogestivos, etcétera, etcétera, es una maquinaria súper empática con lo humano, que respira siempre agónica mientras espera una solución para que su precarización laboral  no sea endémica y no se la siga situando en una franja de debilidad, ante un sistema que le permite muy escasa influencia y solo acude a ella, con cuentagotas y favoritismos, cuando necesita oxigenar la tierra que caminamos, exigiéndole, encima, que sostenga  tenazmente y no deje caer de la telaraña a los desprevenidos viajeros que, en este caso, no esperábamos ni deseábamos el aislamiento obligatorio.

El generar acervos culturales sigue siendo una decisión política, como también la de solventarlos. En ese sentido es urgente que se apoye el quehacer artístico porque no se puede seguir perdiendo la conexión ardorosa y entusiasta que despliegan estos seres altruistas con nuestras vidas. Somos mejores personas después de asimilar su trabajo y luego, gracias a eso, podemos expresarnos en diferentes formas. Hay que desmitificar de una vez por todas su gratuidad. Se puede crear en soledad, pero esto no termina siendo una práctica aislada, convoca a comunicar a la comunidad  y puede ser disfrutado sin distinción de edad. El Arte y la Cultura son un derecho de todos y todas, no un privilegio de y para cierto sector.

Las producciones culturales no tienen la labilidad de la moneda, que pierde su valor muy rápido. Van más allá de su propio tiempo, por eso aún podemos seguir enterneciéndonos con, por ejemplo, los frescos del reconocido Goya, las silentes historias del cine mudo,  la militante poesía de  Mayakovski o los maravillosos acordes del muy mimado Piazzolla. Su afán por regarnos de Belleza se anuda en esa mirada que ingresa en la travesía existencial y convoca a desconfiar de las verdades inmutables, porque su epicentro está en aquellos escenarios donde las tablas marean la matemática y los relojes. Funciona como el niño sabio que incita a recontar la historia con otras impresiones, a pesar del vértigo que produce quitarle a las normas su valor archimentado. El insólito devenir de lo artístico no tritura la realidad, la enriquece, le da vuelos, la cuestiona, le presta unos prismáticos que pueden parecer martillazos destructivos, pero no son más que nuevos amaneceres. Su amplísima visión del mundo viene multada con infracciones varias por considerarlas imprudentes, a pesar de que, muchas veces, sus golpecitos son sutiles como las gotas de agua que caen cautelosas de los árboles, después de una lluvia intensa. Pedagogía que nutre y enriquece, que toma distancia de la rutina y se adhiere a lo más profundamente humano, salpicando nuestra sensibilidad con los pigmentos de su inagotable curiosidad.

 Las expresiones que producen quienes son bendecidos entre la enorme borrasca se aprecian en  distintas formas: sumergidas en lo excepcional, en rostros  regados de lágrimas o bien completos de alegría, su impacto en nuestras emociones nos enardece de entusiasmo o dramatismo, porque exalta las sensaciones y se empapa en ellas sin más consentimiento que el beneplácito de quien lo siente. Es, por sobre todas las cosas, algo vivencial, nos pasa también  por la epidermis. Ellos lo saben. Y por eso siguen brindándonos su tiempo, su energía, gran parte de su vida.

La matriz artística es una fuente valiosa para rescatar a personas que han sido excluidas dentro del tejido social. Prueba de esto son los innumerables casos de adolescentes que encuentran en este léxico vivo una razón para mejorar su existencia y proponer a la sociedad un abrazo de letras, acuarelas, grabados, esculturas, melodías, ritmos, expresiones raperas, etcétera, insinuando con esto que están ensanchando las alas a lo que los hila a esa savia que nos nutre cuando nos abrimos a descubrir el Universo, como si fuera un mapa inédito. Así, aparecen sorprendentes murales en barrios o paredes de escuelas que quieren mudar de aires el paisaje, dibujando en superficies por fuera de los cenáculos oficiales lo más genuino de ese mundo originario que los pensó.

También están aquellos que parecieran ser la consecuencia de su lado mágico y prodigioso y que van y brindan y entonces, personas que cursan enfermedades graves, tienen la posibilidad de escuchar ciertas melodías y mejoran. ¿Será porque hay músicos que realizan mano a mano sus partituras con Dios? Y volvemos a preguntarnos: ¿Por qué en este contexto del covid 19 se nos sugiere desde todos los flancos la práctica de las actividades artísticas? Sencillamente porque ellas sanan y salvan, porque traspasan la piel acostumbrada a lo monótono, porque traen la musicalidad sobrecogedora y multicolor que mitiga los ruidos amorfos del enjambre gris en el que vivimos, la nada misma que nos propone ¨la realidad¨, porque le gana durante algunos lapsos la pulseada al consumismo más perverso e inútil.

 Es indispensable persistir en la defensa, reconocimiento y retribución de la actividad artística, persistir en como seguir fundando todos los espacios para su expansión, sosteniendo siempre y económicamente a quienes lo eligen seriamente como profesión u oficio. Si esto no es así caemos siempre en la enorme  hipocresía de tributarle honores, a pesar de empequeñecer sus aportes, como si solo fuese un salvavidas al que buscamos aferrarnos en momentos de álgida correntada.  

                                                                                                              Olga Barzola

Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos


Ilustración: Marina Pérez ( www.marinaperez.com.ar)