Quietud. Silencio vertiginoso. Así son los instantes que
anteceden al gran salto del atleta, atleta del éter que, desde lo más alto se
decide e irrumpe, estallando en agua y sonidos, abriendo surcos de luz,
rompiendo la inercia de lo estático. Y una vez aquí, el rayo penetra, fecunda
el mar, la tierra, la montaña, el centro de las piedras. Fecunda a hombres
y mujeres, al animal escondido en las cuevas. Fecunda los fuegos, los
relatos antiguos, el tiempo, la muerte, los caminos, quedando todo a la espera,
engendrando el Universo.
Irupé Roch
Especial para Los Verdes Paralelos y Los Verdes Platónicos
Pintura: Nicolás García Sáez