Científicos del Centro
de Investigaciones Medioambientales de la Universidad Nacional de La Plata y
del CONICET, realizaron un
estudio para determinar MICROCISTINAS en el agua de red de la ciudad de
Córdoba. El día 29 de junio se tomó una muestra de agua de una canilla
de ingreso en un domicilio de zona norte de la ciudad (en presencia de un
escribano, quien constató la acción y el envasado hermético con precintado de
seguridad inviolable). El material fue enviado al laboratorio en la Universidad
Nacional de La Plata. Para el análisis utilizaron el método de cromatografía
liquida (HPLC). Los resultados mostraron la presencia de microcistinas con un
valor de 17 microgramos por litro de agua.
Recordemos que la OMS y la Resolución 174/16 del
Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de la provincia de Córdoba,
establecen que el límite tolerable para los humanos es de hasta 1 microgramo
por litro.
La relevancia de las microcistinas se debe a su potencial de
inhibición de las fosfatasas, lo que se asocia a daño hepático. Estas toxinas
son producidas por cianobacterias presentes en el Lago San Roque, de donde
proviene el agua cruda que luego de la “potabilización” (¿estaría fallando?) se
distribuye en diferentes zonas de Córdoba.
En el año 1996, en Brasil, hubo hepatitis tóxica asociada
a fenómenos de floraciones de cianobacterias, se intoxicaron 150 personas y 56
de ellas murieron. Por otra parte, en China, se investigó la exposición crónica
a estas toxinas y se vio correlación con aumento en los casos de cáncer de
hígado y de colon.
Un punto importante son las vías de exposición, además de
la ingesta de agua también hay que tener en cuenta las actividades acuáticas
recreativas, la ducha, las bebidas y alimentos contaminados. Además, se
confirmó el potencial tóxico del agua aerosolizada en el embudo del lago San
Roque por contener tanto cianobacterias como microcistinas tóxicas.
Como para recapacitar, en
el año 2020 en Ohio, el gobierno estatal emitió un aviso de no beber ni hervir
agua a clientes de una empresa de agua potable porque las microcistinas totales
en el agua tratada llegaban a 2,5 µg/litro.
La literatura científica nos muestra que estas toxinas
pueden eliminarse “en parte” con el tratamiento del agua con cloro y carbón
activado. Nuevos avances, los investigadores de la Universidad de Toledo han
encontrado que la cáscara de arroz, subproducto agrícola abundante y barato,
puede ayudar a eliminar hasta el 95% de las microcistinas del agua.
Como dijo Paracelso hace más de 500 años: La dosis hace al
veneno.
Texto (inédito): Laura Chiavetta
Pintura (fragmento inédito): Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos