Imaginemos el futuro. Año 2050. O año 2150. O año 2500. Imaginemos, así, a los antropólogos, o, mejor dicho, a los sociólogos de ese momento estudiando el teatro de esta época. Llega el día (luego de revisar archivos digitales y otras variedades y/u opciones de búsqueda que irán surgiendo con el progreso y los procesos del tiempo) de elegir un clásico que defina a esta actualidad, o contemporaneidad, la era posmoderna que nos abriga o desabriga, según. Y, luego de eso, llega el momento de darle el primer puesto a ese referente entre los grandes clásicos, con sus matices sobresalientes, entre los que destacan adjetivos tales como ¨talentoso¨, ¨comprometido¨, resistente¨, ¨resiliente¨…en el mientras tanto, allá lejos o aquí y ahora, su devenir es atravesado por exilios, pandemias, inflaciones, crisis, políticos corruptos, ciudadanos/as cómplices que los justifican y todos los etcéteras que cumplen siempre con nuestro agobio. Pero para eso están estos milagros, espacios que nos invitan a habitar realidades paralelas. Imaginemos, señoras, señores, que esa obra tiene un título, sus protagonistas, su creadora. Si, lo sabemos, ya adivinaron. Doble o nada, luego de varios años pisando fuerte en las tablas, sigue en cartel, allí, en Madrid y varias ciudades europeas que ya vienen registrando al maravilloso fenómeno.
No te la pierdas. El que avisa…
*Video para
ser visto y escuchado desde un celular
*Edición: Los
Verdes Platónicos