Exaltación de los símbolos patrios. (Una vez más se impone el buen criterio y la
señora Dellapianetti de Dickman -al cabo muy enjuto, llorón y ojeroso-, insinúa
el título del nuevo tema institucional a concurso. Isaletta -el tiempo pasa-,
cumple un año de vida, ha dejado la teta y ya come asado de tira con sus
treinta y seis dientes de leche. La votación, sin el incentivo de la visión de
las glándulas mamarias de la señora Dellapianetti de Dickman, es muy aburrida,
pero ella acomoda y reacomoda sus objetos de culto, antes de continuar con el
sufragio, y, pidiendo perdón, saca de
entre sus ropas el pecho izquierdo del pezón reticente con la excusa de que
algo se le ha caído por ahí y le molesta. Asegurada ya la atención
incondicional dice con una sonrisa primorosa: “Votemos, ya me desharé de la
molestia más tarde”. Un cinco a favor por una abstención le da color al
asunto) (Bustos entiende que “La
vaca nos da la leche”, es una exaltación a los símbolos patrios argentinos
y la presenta a concurso)
(Grito rural de
ultratumba) ¡¡¡¡ Malambo!!!!
(Y, como si ese grito
fuera poco):
¡Es un dilema rural...!
(Comienza el malambo.
Tras dos pasadas se corta)
La encerramos, la cortamos,
la curtimos… La comemos.
Matamos a sus crías.
Las violamos a fuerza
de tactos rectales,
vaginales, mamarios,
asépticos, doctorales,
sin romance previo
¡La compramos, la faenamos,
la cuereamos… La comemos!
(Recomienza el malambo.
Tras dos pasadas se corta)
Les inventamos pestes,
las industrializamos.
Alfombras, botas,
pisapapeles, tabas,
hamburguesas, embutidos,
parrilladas
¡La marcamos, la
cuereamos, la picamos… La comemos!
(Recomienza el malambo.
Tras dos pasadas se corta)
Envenenamos su
alimento, su oxígeno, sus aguas,
Hacemos cubitos de sus
redondeces, manteca,
queso, extracto
concentrado de su sangre
Y de su corazón, carne
pa’l perro.
Ni siquiera permitimos
que la monte un toro
y con espermas
congelados la preñamos…
¡La especiamos, La salmos,
la exportamos… La comemos!
(Recomienza el malambo.
Tras dos pasadas se corta)
La cobramos, la
pagamos, la pesamos,
La pinchamos, la
cortamos, saboreamos,
sazonamos, degustamos,
masticamos,
y tragamos, digerimos y
cagamos…
Pero la vaca no se
queja…
Y nos da la leche…
Y: ¿por qué nos da la
leche?
¿Porque las protegemos
de los pumas?
(Recomienza el malambo.
Tras dos pasadas se corta y no recomienza más)
(El verso final lo dice
todo)
¡Es un dilema rural…!
“¿Y… por qué nos da la
leche?” (Letra y Música de Bienvenido
Chao.(A.C.B.)Julio 1952. )
Desde Madrid, cuadragésima cuarta entrega.
Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá
Dibujo y mancha verde acuarelada (inédito) a sus 9
años: Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes Platónicos y Los
Verdes Paralelos
Nota del editor: En numerología, el 44 puede tener más de diez
docenas de interpretaciones, pero aquí acompañaremos la que señala que es
la fuerza intrínseca que tiene cualquier ser humano para fusionarse con todo el
Universo. Alberto Carlos Bustos lo hace desde la primera sílaba de sus
entregas, acciones y efectos que superan su definición. Así, naufraga y navega
y llega a buen puerto, siempre, con énfasis pirotécnico, siempre, con ritmo
trepidante, siempre, con humor deslumbrante que rompe la piedra para ver el
brote. Va de nuevo, aquello del eco que mencionamos hace algunas semanas: así, podrán
apreciar ciertos ecos que ya, en fragmentos, fueron publicados. El lector, la
lectora atento y avispada, asociará inmediatamente esta entrega cuadragésimo
cuarta con la entrega vigésimo cuarta. ¿Dijimos algo acerca del 4? Usted está
en lo cierto, mientras es menester destacar, claro, que no es ni más ni menos
que la quintaesencia del espíritu abarcador y siempre generoso del Gran Alberto
Carlos Bustos, municipal y pájaro.