miércoles, 14 de diciembre de 2022

¿La culpa la tiene el trigo?

Hace aproximadamente doce años, fui diagnosticada de enfermedad celíaca. Hasta ese momento jamás me había hecho algún cuestionamiento acerca del consumo desmedido del trigo.

¿Por qué cada vez que entramos, o entrábamos, a una panadería, todos los productos destinados al consumo masivo, familiar, el de todos los días, está elaborado sólo con harina de trigo?. Podemos encontrar, eso si, alguna excepción de algún pan de centeno en  bakerys paquetas de Buenos Aires.

En el artículo denominado ¨Cadena de la harina de trigo¨, publicado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación, en Julio de 2.018, podemos leer la siguiente información:

¨La molienda del trigo compone el primer eslabón de transformación industrial que provee de distintos tipos harina y subproductos a las industrias de segunda transformación, es decir: la panificadora, galletitera, tapera y fideera, entre otras¨. (textual)

Y más adelante en relación al consumo internacional, dice:

Harina de trigo: el consumo per cápita de Argentina y Uruguay es de los más altos de la Región de América Latina y el Caribe. En torno a los 90 Kg/hab/año. Le siguen en importancia Chile y Bolivia. Mientras que Brasil se estima que consume la mitad respecto a Argentina o Uruguay (Fuente: Asociación Latinoamericana de Industriales Molineros). (textual)

Sí, noventa kilos per cápita.

En todo este tiempo, desde que me diagnosticaron hasta hoy, cada vez me sorprende más la variedad de granos, legumbres, cereales, pseudo cereales, frutos secos y semillas que tenemos disponibles, aunque muy costosos, para elaborar panificados, utilizando el grano remojado, germinado o molido, o sea, hecho harina. Menciono algunos granos: quinoa, amaranto, maíz, sorgo, soja, arveja, mijo, trigo sarraceno, arroz, mandioca; y algunas semillas, las más utilizadas: lino, chía, girasol, calabaza y me quedo corta. Con la incorporación de esta materia prima en la elaboración de nuestros alimentos, el horizonte nutricional y gastronómico se torna infinito. Digo nutricional porque mejoran nuestra calidad alimentaria y gastronómica, porque ofrecen una alternativa de platos con texturas y sabores increíblemente deliciosos, aromáticos y coloridos.

Este no es , ni pretende ser un artículo sobre celiaquía,  ni de una alimentación libre de gluten, que, según leí por ahí, es “tendencia”. Tampoco se pretende eliminar por completo el consumo de trigo (excepto si se tiene un diagnóstico y prescripción médica) sino de una alimentación inclusiva, variada, rica en nutrientes y fibras para todos.

 ¿Qué (des) conocemos acerca de la producción y utilización de esos granos y semillas en la alimentación diaria? ¿Se producen en Argentina.? ¿El estado tiene políticas económicas, de producción y de salud que favorezcan y fomenten la siembra y utilización de estos granos.?

Al fin de cuentas, creo que los celíacos somos unos privilegiados.

 

Texto e imagen (inéditas): Gloria Bono*

*Profesora de música y emprendedora gastronómica

N del E: El detalle de la imagen pertenece a un pan hecho por la autora del texto, lleva harina de trigo sarraceno integral, harina de arvejas, harina de arroz, fécula de mandioca, semillas de sésamo y girasol

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