Hace aproximadamente doce años, fui
diagnosticada de enfermedad celíaca. Hasta ese momento jamás me había hecho algún
cuestionamiento acerca del consumo desmedido del trigo.
¿Por qué cada vez que entramos, o
entrábamos, a una panadería, todos los productos destinados al consumo masivo,
familiar, el de todos los días, está elaborado sólo con harina de trigo?.
Podemos encontrar, eso si, alguna excepción de algún pan de centeno en bakerys paquetas de Buenos Aires.
En el artículo denominado ¨Cadena de
la harina de trigo¨, publicado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación,
en Julio de 2.018, podemos leer la siguiente información:
¨La molienda del trigo compone el primer eslabón de transformación industrial que provee de distintos tipos harina y subproductos a las industrias de segunda transformación, es decir: la panificadora, galletitera, tapera y fideera, entre otras¨. (textual)
Y más adelante en relación al
consumo internacional, dice:
Harina de
trigo: el consumo per cápita de Argentina y Uruguay es de los más altos de la
Región de América Latina y el Caribe. En torno a los 90 Kg/hab/año. Le siguen
en importancia Chile y Bolivia. Mientras que Brasil se estima que consume la
mitad respecto a Argentina o Uruguay (Fuente: Asociación Latinoamericana de
Industriales Molineros). (textual)
Sí, noventa kilos per cápita.
En todo este tiempo, desde que me
diagnosticaron hasta hoy, cada vez me sorprende más la variedad de granos,
legumbres, cereales, pseudo cereales, frutos secos y semillas que tenemos
disponibles, aunque muy costosos, para elaborar panificados, utilizando
el grano remojado, germinado o molido, o sea, hecho harina. Menciono algunos granos: quinoa, amaranto, maíz, sorgo, soja, arveja, mijo, trigo
sarraceno, arroz, mandioca; y algunas semillas, las más utilizadas: lino, chía,
girasol, calabaza y me quedo corta. Con la incorporación de esta materia prima
en la elaboración de nuestros alimentos, el horizonte nutricional y
gastronómico se torna infinito. Digo nutricional porque mejoran nuestra calidad
alimentaria y gastronómica, porque ofrecen una alternativa de platos con
texturas y sabores increíblemente deliciosos, aromáticos y coloridos.
Este no es , ni pretende ser un
artículo sobre celiaquía, ni de una
alimentación libre de gluten, que, según leí por ahí, es “tendencia”. Tampoco se pretende eliminar por completo el consumo de trigo (excepto si se tiene un diagnóstico y
prescripción médica) sino de una alimentación inclusiva, variada, rica en
nutrientes y fibras para todos.
¿Qué (des) conocemos acerca de la producción y utilización de esos granos y semillas en la alimentación diaria? ¿Se producen en Argentina.? ¿El estado tiene políticas económicas, de producción y de salud que favorezcan y fomenten la siembra y utilización de estos granos.?
Al fin de cuentas, creo que los
celíacos somos unos privilegiados.
Texto e imagen (inéditas): Gloria
Bono*
*Profesora de música y emprendedora
gastronómica
N del E: El detalle de la imagen pertenece a un pan hecho por la autora del texto, lleva harina de trigo sarraceno integral, harina de arvejas, harina de arroz, fécula de mandioca, semillas de sésamo y girasol
Especial para Los Verdes Platónicos
y Los Verdes Paralelos