La dama
Se
plantea el siguiente dilema: tenemos a un hombre y a una mujer en igualdad de
condiciones estéticas. Sin embargo, a la hora de la conquista, la mujer
atrae a ejemplares masculinos con atributos superiores a los que ella posee.
Mientras tanto, las exigencias del hombre son bastante más discretas.
El típico hombre pensaría que es debido al aparente poder que
ejerce cierta belleza femenina, pero es él quien pone el “cut off” o valor de
corte. Está entusiasmado con su deseo sexual. Su propia naturaleza o programación
biológica lo lleva a querer acercarse a las féminas que vislumbra en el
horizonte. Su comportamiento se sustenta en una producción millonaria de
espermatozoides, aunque no los use para procrear y solo disfrute de amores
plastificados (si es que se cuida). Por un lado, le llama la atención que
algunas mujeres sean cada vez más exigentes y por otro, él no es demasiado
selectivo, a veces le cuesta contemplar una relación más allá de las sábanas.
En caso de hacerlo, la elección implicaría observar otros aspectos.
El caballero
El Pitecantropus Erectus solo piensa en hacer ejercicio físico
mientras apunta hacia las nubes con su lanza de Cupido. Sesgado es señalar
esto, ya que en su deambular también puede incluir un tour hacia el mundo de
los diamantes de humo.
La dama distraída tomará con pinzas aquello que solo puede
utilizar para arreglarse las pestañas. Una dama atenta sabrá zambullirse en el
Océano, contonearse entre un bolero de fuego o la lengua Stone sentada en un
buen sillón. Hay perlas que reverberan con el sol y otras que solo pueden ser
encontradas con la luz de la luna. Millones de seres nos habitan, a millones
hemos superado para llegar invictos hasta acá. El agotamiento puede ser un
hogar discutible, pero la serenidad suele ser el mejor lugar para entonar el
tono idóneo de la voz. Los horizontes están teñidos por la niebla cuando hay un
marinero sin destino. El capitán de un barco sabe que un faro es el espejo del
mar.
La dama
Por otra parte, la mujer, también, natural a ese programa instintivo,
tenderá a buscar al mejor ejemplar posible, alguno que se destaque en la tribu
que debe estar, como mínimo, a su nivel económico/ intelectual o, con
preferencia, superior. A todo esto se lo conoce como hipergamia. Según la
psicología evolutiva, la hipergamia es una tendencia psicológica creada por la
adaptación (evolutiva). Las ventajas de aparearse con hombres que están en
posiciones socialmente ventajosas son claras. Esto explicaría por qué los
hombres de mayor estatus social y/o económico resultan más atractivos, sin
importar la belleza física. La mujer lleva la carga inconsciente de la
procreación. El hombre “puede” cuidar a su descendencia, pero la mujer “debe”
hacerlo. La búsqueda masculina se basa en la apariencia. Los hombres tienden a
desear a mujeres atractivas y, en lo posible, más de una. En general, desde una
base sencilla, se orientan hacia determinados marcadores de fertilidad :caderas
anchas, cuerpo fuerte, etcétera.
El caballero
Júpiter le enseñó a nadar a su retoño en las aguas turquesas del
Mediterráneo. Hércules probó su fuerza, se enamoró, derramó una lágrima y sanó.
Los amaneceres fueron cada vez más precisos y coloridos. Cuando se cumple la
mitad casi exacta en el devenir de un año, se puede percibir algo, tal vez
remoto, al mundo interno y el externo, ya hay un lazo, el primer recuerdo. La
infancia es un lugar muy poderoso, la primera semilla en el camino, los brotes
pueden ver la flor y los pétalos crecer para dar cobijo o alimento. La búsqueda
es infinita, pertenezca a un pétalo o a una flor, que vuelve a reflejarse sobre
el bosque y el árbol, con su tronco y su rama dando vida al brote. Es una
coincidencia maravillosa cuando es mutuo, pero en soledad suele tener el
encanto de una góndola atravesando el Puente de los Suspiros.
La dama
La mujer con una polaridad femenina muy marcada da más vueltas
que una calesita, está atrapada en el tiempo, tiene que pensar en todo,
proyectar, no es cuestión de ir por la vida besando ranas como si no hubiera un
mañana. Necesita estar segura de cada paso que da. Los objetivos son
diferentes. El hombre apunta hacia la cantidad y la mujer hacia la
calidad. Dentro de esa cantidad el macho alfa buscará a la más linda que
esté a su alcance y con la que pueda empatizar.
El ejemplar masculino típico lleva mujeres a su cama, es un
hedonista, la sociedad lo aplaude, dice que en un año puede estar con una
cantidad importante de ellas. Y acá viene lo contradictorio, porque su polo
opuesto, la mujer que se percibe a ella misma con ¨alto valor¨, puede ser
extremada y desorbitadamente selectiva, alguien que tal vez consiga entusiasmar
a las que se proclaman “empoderadas”, o a alentar a algunas que avanzan sobre
los hombres, feminizándolos o evitando lo que les susurra su naturaleza de
cazadores.
El caballero
Las ranas vuelan sobre el estanque para ver su figura flotando
sobre el agua, una burbuja entre el mar. Los sapos son animales prehistóricos
que, junto a las tortugas, lagartijas y otras delicias del tiempo suspendido en
la eternidad, conforman una fauna. En cofradía, suelen ser cómplices de la
estulticia, beodos lacrimógenos o centinelas de la algarabía.
El gallo que canta al mediodía se pierde las horas sagradas que
regala el Alba, con todo su silencio. La rana que besa al príncipe quiere
transformarse en reina, pero el príncipe se transforma en sapo y el reino se
hunde en el pantano. Debajo del agua es cuando sucede lo más interesante.
La dama
Los “gurúes” de las relaciones (abundan por internet) opinan que
cuando el hombre quiere atraer a una mujer que se percibe de alto valor, no
alcanza con una cara linda, tiene que intentar lograr la mejor versión de sí
mismo porque esa mujer también podría llegar a serlo...con ella misma. De lo
contrario, conseguirá amores esporádicos o relaciones con mujeres de belleza
hueca, y así la hoguera no es sostenible. Los "expertos" sostienen
que los hombres valoran el atractivo físico y en base a esto eligen, mientras
que las mujeres, en general, valoran el estatus económico y social. La
hipergamia juega un rol fundamental en la dinámica del mercado de parejas, y se
ha observado que tiene mayor predominio en los países más pobres.
Según mi opinión (nada experta, estudiando el tema) no todo es
tan blanco o tan negro porque, al fin y al cabo, anhelamos amar y ser amados.
El amor surge solo. Es insondable. Cuando llega, el mundo y todas sus tonterías
se desvanecen. Mientras tanto, para escapar de esos programas
instintivos, podemos dedicarnos a cultivar cuerpo, mente y espíritu. La vida es
maravillosa con o sin príncipe azul, con o sin conejita de Playboy.
El caballero
Las fogatas en invierno invitan a que un comensal solitario haga
círculos con sus dedos sobre el borde de una copa de vino para que llamen a la
lejanía de un cuenco tibetano. Esa misma sombra puede emprender un baile para
estrenar el vestido ajeno, el traje propio, un abrazo que los una. Junto a ella
su pan y cebolla, su caviar titilando en el agua.
Cupido acierta con su lanza y la nube anuncia lluvia y
abundancia. El amor, esa noche, duerme en paz
Textos (inéditos): la dama: Laura Chiavetta,
el caballero: Nicolás García Sáez
Ilustración (inédita): Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes Platónicos y Los Verdes Paralelos