La cuestión es que de ese libro, nada. Sin embargo,
en su ciclo de “Canciones levemente estúpidas”, de amplia repercusión en el
ámbito municipal, cobró enorme trascendencia una urbana de malambo llamada “¿Y
por qué nos da la leche…?”, que nada tiene que ver con los pechos femeninos,
que Bustos tanto adoraba (especialmente los de su compañera de oficina
M.M.M.M., calificados como “rotundos”, “graciosos”, “llenos de almíbares”,
“tersos”, “suaves”, “generosos”, “cálidos”, “provocativos”, “de cumbres
erectas”, “deliciosos”, “capaces de conectarte con el Walhalla”, “ (bueno
basta, uno también es de carne), sintetizando: “únicos” en la categoría de la
perfección. Seguidos -de no tan cerca-, por los de L.E.S., A.H.S., C.B., G.C.B.,
S.R., S.S.F., M.E.L., F.F.C., C.M.J.D., A.L.M., D.G.M. D.B., D.M., E.M., A.G.,
C.R., M.G.M., T.C., S. M., y la Negra Bruna que tenía dos pechos bellísimos
pero con pezones estrábicos (mirando uno hacia el Este y el otro para el Oeste,
siempre atentos a lo que pasar pudiera), muy aptos para triángulos amorosos
siempre que ella estuviera en el medio (estos ascienden a tercera posición, más
por cariño que por verdades ineluctables). Así lo indicaba en el libro “Dos en
el sube y baja”. Docto en pechos y él sabía de eso por la cantidad de estudios
desarrollados)
Volvamos entonces a “¿Y por qué nos da la leche?”,
que nada tiene que ver con los pechos femeninos que Bustos tanto adoraba
(especialmente los de su compañera de oficina M.M.M.M., calificados como
“rotundos”, “graciosos”, “llenos de almíbares”, “tersos”, “suaves”,
“generosos”, “cálidos”, “provocativos”, “de cumbres erectas”, “deliciosos”,
“capaces de conectarte con el Walhalla”, “únicos” en la categoría de la
perfección. Seguidos de cerca, pero no tanto tanto, por los de L.E.S., A.H.S.,
me estoy repitiendo, voy a tener que consultarlo con mi terapeuta…
“¿Y por qué nos da la leche?”
(Grito rural de ultratumba) ¡¡¡¡ Malambo!!!!
(Y, como si ese grito fuera poco): ¡Es un dilema
rural...!
(Comienza el malambo. Tras dos pasadas se corta)
La
encerramos, la cortamos, la curtimos… La comemos.
Matamos
sus crías Las violamos y a fuerza de tactos
Rectales,
vaginales, mamarios, asépticos, doctorales
Sin
romance previo
La compramos, la faenamos, la cuereamos… La comemos.
(Recomienza el malambo. Tras dos pasadas se corta)
Les
inventamos pestes, las industrializamos.
Alfombras,
botas, pisapapeles, tabas
Embutidas,
parrilladas
Las
marcamos, la cuereamos, la picamos… La comemos
(Recomienza el malambo. Tras dos pasadas se corta)
Envenenamos
su alimento, su oxígeno, sus aguas,
Hacemos
cubitos de sus redondeces
Manteca,
queso, extracto concentrado de su sangre
De
su corazón carne pa’l perro
Ni
siquiera permitimos que la monte un toro
Y
con esperma congelado la preñamos
La
especiamos, La salmos, la exportamos… La comemos.
(Recomienza el malambo. Tras dos pasadas se corta)
La
cobramos, la pagamos, la pesamos
Saboreamos,
sazonamos, degustamos
Digerimos
y cagamos
Pero la vaca no se queja…
Y
nos da la leche…
Y:
¿por qué nos da la leche?
¿Será
porque las protegemos de los pumas?
(Recomienza
el malambo. Tras dos pasadas se corta y no recomienza más)
¡Es
un dilema rural…!
“¿Y por qué nos da la leche?” (Letra y Música de
Alberto Carlos Bustos)
NOTA
DEL AUTOR: Imposible de descifrar la
escritura en el pentagrama. Oscar Righi inventó para “¿Y por qué nos da la
leche?”, una urbana de malambo bien parecida a un malambo.
Desde Madrid,
vigesimocuarta entrega . Texto y ficción (inéditos): Miguel Ángel Solá
Dibujo (fragmentos
inéditos, a sus 8 años): Nicolás García Sáez
Especial para Los Verdes
Platónicos y Los Verdes Paralelos